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| Foto: Noticucuta

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Colombia y Venezuela, la otra cara del clásico de la frontera

El partido que enfrentará a Colombia ante Venezuela por eliminatorias se dará en medio de una crisis política e institucional nunca antes vista en el vecino país.

31 de agosto de 2017

Pasadas las 4:00 de la tarde de este miércoles, el puente internacional Francisco de Paula Santander de Cúcuta parecía inundado de gente. No se trataba de los miles de venezolanos que, como si fuera una escena del éxodo, atraviesan la frontera en busca de alimentos y medicinas, o de un mejor porvenir. Esta vez eran colombianos, con camisetas amarillas y ondeando banderas los que iban en busca del territorio de Venezuela, escoltando al bus que transportaba a los jugadores de la Selección Colombia de fútbol y que se abría paso con lentitud entre la multitud. Era como si el pueblo acompañara a sus soldados para una decisiva batalla, la que tendrá lugar en el estadio Pueblo Nuevo de la ciudad de San Cristóbal.

Aunque se dice que el fútbol y la política nada tienen que ver, el marco que rodea el partido  entre Colombia y Venezuela se ha contagiado de los efectos de la crisis política por la que atraviesa el vecino país.

Previo al compromiso, se especuló con la posibilidad de que el partido fuera trasladado debido a las fuertes protestas que se sucedían en las calles de Venezuela. Sin embargo, la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente en los primeros días de agosto y la decisión de algunos opositores de someterse a las elecciones regionales han hecho que las protestas en la calle bajaran notablemente su intensidad.

En San Cristóbal, donde se disputará el encuentro, la situación se ha normalizado desde hace unos veinte días. Santiago ‘Sachi’ Escobar, exfutbolista colombiano, hermano del desaparecido Andrés Escobar, y actual técnico del Táchira, relató en entrevista con Futbolred.com que el transporte ya está funcionando con normalidad, las empresas han vuelto abrir sus puertas, se trabaja a jornada completa, y las calles no han vuelto a ser bloqueadas.


Foto: Noticúcuta

La Federación Colombiana de Fútbol estaba inquieta porque la situación social y política no garantizara la seguridad para sus jugadores. Jesús Berardinelli, de la Federación Venezolana de Fútbol garantizó plena seguridad, en manos de la gobernación del estado del Táchira.  “La FIFA nos pidió unas garantías de seguridad, como también sucedió para los partidos anteriores y las vamos a dar”, destacó el funcionario citado por el diario El Nacional venezolano.

Pero en la última semana la atención de ambos países ha estado, además del partido, sobre los 2.100 kilómetros de frontera que los separan. En la última semana la cancillería colombiana envió una nota de protesta al Gobierno venezolano por la incursión de la Guardia Nacional Bolivariana en Paraguachón, La Guajira.

Por eso el periplo de la Selección Colombia a San Cristóbal no tenga comparación. La delegación nacional tuvo que ingresar a territorio venezolano por tierra, debido a que hace dos meses las aerolíneas decidieron que por seguridad no harían más vuelos comerciales desde Colombia hacia Venezuela.

El plantel de jugadores y cuerpo técnico volón en chárter desde Barranquilla hasta Cúcuta. Allí se subieron en un bolivariano, no precisamente en la flota colombiana, sino en un bus del Gobierno Bolivariano. Un operativo policial de al menos 600 uniformados acompañó el recorrido, en el que los eufóricos cucuteños, con pitos y banderas, escoltaron y despidieron a sus héroes. 


Foto: Noticúcuta

Una vez en el puente Francisco de Paula de Santander, los jugadores colombianos tuvieron que experimentar otro de los cambios que en los últimos años se han dado gracias a la crisis. Desde el 2011, cuando Venezuela salió de la Comunidad Andina de Naciones, cualquier colombiano que cruce la frontera de manera terrestre debe ir acompañado de su pasaporte y de un permiso especial para entrar al país. Sin excepciones.

Pero para evitar la exposición de los jugadores colombianos en un puesto migratorio, que podría poner en riesgo la seguridad del combinado nacional, las autoridades migratorias de ambos países coordinaron un mecanismo electrónico para que jugadores y cuerpo técnico pudiesen hacer todos sus trámites sin bajarse del autobús.

Una vez en Venezuela, el tránsito de la selección hacia la ciudad de San Cristobal se desarrolló sin mayores inconvenientes. Durante el recorrido de 52 kilómetros desde la frontera hacia la ciudad en la que se desarrollará el encuentro, los jugadores colombianos fueron recibidos con el afecto de los venezolanos que en cada población salieron a darles la bienvenida.

Con la selección ya en territorio tachirense, las puertas de la frontera se abrirán para los aficionados colombianos a ese país. Aunque durante semanas se especuló que la seguridad de los colombianos en Venezuela podría estar comprometida, tanto Migración Colombia como la autoridad migratoria venezolana han dicho que se va a garantizar la seguridad de todos los colombianos que vayan a ver el partido.

Para esto, el gobierno venezolano ha dispuesto unas medidas especiales y anunció que los horarios de entrada y salida del país se habilitarán tres horas más de lo normal, es decir hasta las 11 de la noche. De ese modo, se garantizará que todos los colombianos que ingresen a Venezuela puedan regresar sin mayores complicaciones al país, que tendrá sus fronteras abiertas por 24 horas.

Una vez el árbitro haga sonar su silbato y ruede la pelota, poco importará la situación política que se vive en el vecino país. En el campo serán once colombianos contra once venezolanos que se juegan cosas diferentes, y por noventa minutos colombianos y venezolanos dejarán de pensar en  problemas y se concentrarán en el balón.

Colombia buscará los tres puntos en un territorio en el que no gana hace 21 años y se juega la clasificación. Venezuela, ya eliminada,  juega por el honor y la posibilidad de darle a su gente una alegría después de tantos meses de dolor e incertidumbre en sus calles.