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Nikolai Davydenko, número cuatro del mundo, es uno de los sospechosos de arreglar partidos en favor de apostadores

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Varios casos de apuestas ilegales y de corrupción desataron un bochornoso escándalo en el mundo del tenis profesional. Algunos de los mejores jugadores de la ATP podrían estar involucrados.

20 de octubre de 2007

Siempre se ha dicho que el tenis es un deporte de caballeros. Sin embargo, la ambición de algunos jugadores y la extrema competitividad del circuito profesional podrían acabar con esta tradición. Porque en uno de los deportes que más dinero mueven en el mundo es posible que la caballerosidad ya sea cosa del pasado.

El escándalo -comparable al que se vive en la Fórmula 1- comenzó en agosto pasado, durante el torneo de Sopot, Polonia. Ahí, el ruso Nikolai Davydenko, número cuatro en la clasificación de tenistas profesionales de la ATP, enfrentaba al jugador argentino Martín Vasallo Argüello, número 87 del mundo, en cuarta ronda. Davydenko era, de lejos, el favorito por su amplia trayectoria. Y así lo demostró en el primer set, que ganó, sin problemas, por 6-2. Pero las cosas cambiaron de un momento a otro: el ruso perdió el segundo set 6-3 y abandonó la cancha, sorpresivamente, cuando perdía 2-1 el tercero. Davydenko argumentó más tarde que su retiro se debía a una molestia en el pie izquierdo, una situación muy común en el intenso circuito profesional. Sin embargo, detrás parecía haber algo mucho más molesto que una pequeña lesión deportiva. Al día siguiente, la casa de apuestas Betfair alertó a las autoridades del torneo sobre una situación irregular: alguien había apostado una cantidad enorme de dinero a favor del jugador argentino. La suma era 10 veces superior a lo que usualmente recibe la casa de apuestas por partidos de esa categoría.

Davydenko no quiso dar declaraciones, pero ya no había mucho que ocultar: el rumor de que la mafia de las apuestas había infiltrado el mundo del tenis profesional estaba en todos lados. Y el jugador ruso no era el único involucrado. Al poco tiempo se revelaron otros casos de corrupción. Uno de ellos apuntaba al desconocido jugador georgiano Irakli Labadze, quien perdió un partido contra Julián Knowle en el torneo de Sankt Poelten, Austria, en 2006. Aparentemente, un amigo de Labadze apostó 17.000 euros en un lugar llamado Cashpoint a que el georgiano perdería. El belga Gilles Elseneer también fue acusado de recibir 100.000 dólares por perder un partido en 2005 en Wimbledon.

El diario británico The Times reveló que no se trataba de casos aislados y que, desde 2002, más de 140 partidos podían ser sospechosos. Aunque el diario aseguró que no había pruebas definitivas, sí dejó ver indicios muy serios de que se pactaron derrotas, se acordaron cifras exactas de resultados e incluso se planearon retiros. Entre los jugadores involucrados se mencionaba al ruso Dmitry Tursunov, número 28 del mundo, y al serbio Janko Tipsarevic, número 61.

Y la cosa no paró ahí: en una entrevista con la BBC, Andy Murray, el británico mejor clasificado, dijo: "La posibilidad de conseguir dinero extra es muy tentadora para algunos jugadores. Algunos tienen que viajar cada semana y sólo disponen del cheque por 2.500 euros que se otorga para la primera ronda". Y, haciendo referencia directa al caso de Davydenko, agregó: "Hay jugadores que intentan ganar la mayor cantidad de dinero y eso no es aceptable. Todos saben quiénes están en eso".

Las declaraciones de Murray levantaron ampolla entre sus colegas. Rafael Nadal, número dos del mundo, no se quedó callado: "Dudo que Murray sepa más que el resto de nosotros. No soy tan burro como para no haberme dado cuenta de algo así". Incluso Roger Federer, el imbatible número uno del mundo y conocido por su discreción, habló: "Estoy impresionado de que esto pueda estar pasando. Llevo 10 años en el tenis y nunca he recibido un acercamiento o he escuchado nada". El más enfático fue, por supuesto, Davydenko, que ya no podía ignorar el asunto. "Fue muy estúpido lo que dijo Murray. Nadie sabe del tema de las apuestas y no sé cómo él sí, de dónde sacó la información. Tal vez está involucrado. La gente que comienza a hablar mucho quiere desaparecer sus propios miedos", opinó en la misma rueda de prensa en la que anunció que no participaría en el Master Series de Madrid, uno de los torneos más importantes del final de temporada (ver recuadro). También aseguró que no tenía ninguna relación con la mafia de las apuestas.

Ante el escándalo, las principales autoridades de la ATP, la WTA (circuito femenino), la ITF (la Confederación Internacional del tenis) y los organizadores de los cuatro Grand Slams (Australian Open, Roland Garros, Wimbledon y Us Open) organizaron una reunión de emergencia en Londres. Allí decidieron que se pondría en marcha una investigación y que vendrían sanciones definitivas. Pero que había "absoluta confianza en la integridad" de los jugadores y del deporte. Así mismo, Andy Murray se retractó la semana pasada y dijo que sus declaraciones habían sido sacadas de contexto.

Por supuesto, falta mucho por investigar. Pero el deporte blanco parece estar ensuciándose con unas manchas negras que podrían ser indelebles.