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HAZAÑAS EN MEDIO DEL DESORDEN

Una actuación espectacular de Colombia se quedó en satisfactoria por culpa de los errores y la imprevisión

22 de agosto de 1983

En Dijon parecía definido el Tour de Francia. El líder Laurent Fignon podía esperar con cierta tranquilidad el tramo a cronómetro del sábado y la última etapa, gracias a las diferencias de tiempo que lo separaban de sus rivales más peligrosos, Peter Winnen, Lucien Van Impe y el español Arroyo. El temible Sean Kelly, a más de diez minutos ya no tenía la menor opción de ganar el Tour. Un poco más atrás en la clasificación general, Patrocinio Jiménez y Edgar Corredor parecían contentarse con estar entre los 20 primeros después de haberlo tenido todo a su favor para terminar el Tour con Patrocinio de séptimo y Corredor de décimo.
Lo triste no era tanto tener que aceptar los puestos 13 y 16, de por sí más que satisfactorios, sino la manera tan insólita como se perdieron esas extraordinarias casillas. En una etapa ya lejana en el tiempo, la que llevó de Aurillac a Issoire, Corredor perdió 13':40" con respecto al ganador de la etapa y 6':19" con respecto al lote principal. Corredor explicó su retraso cuando denunció la indolencia de un masajista que no lo quiso atender el día anterior y por esa razón estuvo a punto de retirarse. Eso ocurrió en una de las etapas de la "crisis post-pirenaica", cuando todo el mundo se preguntaba si los colombianos iban a terminar la competencia.
El mejor era Patrocinio, en aquel entonces ubicado en el puesto 21, y aparentemente daba lo mismo que Corredor, bien alejado en la tabla, perdiera o no algunos minutos con tal que llegara a París. Al día siguiente, sábado 16, Patrocinio fue tercero y Corredor sexto en el ascenso al Puy-de-Dome. Colombia ganó la etapa por equipos con López, Ríos y Cabrera ubicados entre los mejores y el optimismo volvió a apoderarse del equipo colombiano. Nuevamente Jiménez era el líder de la montaña, pero su rival de cuidado no era el escocés Millar sino el Belga Lucien Van Impe. El domingo fue un día tranquilo entre Issoire y Saint Etienne y al día siguiente comenzó a decidirse la carrera en los Alpes. Nuevamente Colombia volvió a brillar en la montaña. El retiro de Pascal Simon y de Laurent se unió al gran desempeño de los colombianos quienes, a pesar de perder la camiseta de la montaña, con el veterano Van Impe, estaban ahora de once con Patrocinio y de 21 con Corredor. En la meta, tras el arribo de Winnen y Bernardau, los espectadores esperaban la llegada de Van Impe, Martin y Alban. Sin embargo, de tercero llegó el "Condorito" Corredor, quien inició el duro ascenso con un retraso de más de dos minutos y llegó a la meta cincuenta y siete segundos después de Winnen. Esta demostración de calidad la ratificó en la etapa del 20 de julio cuando volvió a terminar de tercero, esta vez venciendo en el sprint final a Van Impe y a Robert Alban. Corredor escaló posiciones y quedó de 15 en la general. Pero más atrás Patrocinio Jiménez luchaba contra su infortunio. Cuando subía con Van Impe, sufrió una caída. Mala suerte. Como la de Van Der Veelde, quien por poco se mata en un descenso, como la de Pascal Simón que no pudo resistir su lucha contra sus rivales, la montaña y su dolorosa lesión. Patrocinio no se mató ni mucho menos. Simplemente se rompió su bicicleta en el peor momento, cuando un carro acompañante escoltaba a Corredor y el otro estaba bien atrás junto a Abelardo Ríos. Este chiste de los auxiliares y de los técnicos le costó a Patrocinio diez minutos de retraso en una etapa que, si bien no hubiera ganado, le habría permitido estar peleando la séptima casilla de la clasificación general con Sean Kelly. Fueron dos errores demasiado costosos. Y el precio está a la vista en la general. Porque una cosa fue perder tiempo por un pinchazo faltando 10 kilómetros (Patrocinio llegando a Le Havre), porque un auto se le atravesó a Corredor en los pavés cuando iba con los punteros, por motivos de salud o porque simplemente los europeos lograron mejores tiempos en los tramos contra-reloj en terreno plano. Lo que sí resulta inadmisible es perder posiciones por culpa de la desidia de un masajista o la imprevisión de un coche acompañante que nunca debió despegarse de Patrocinio Jiménez. En fin, se fue a Francia a aprender. Pero si los ciclistas deben mejorar en ciertos aspectos técnicos y tácticos, los acompañantes, los directivos y los entrenadores demostraron que ellos deben tomar cursos intensivos, y que están todavía más atrasados que nuestros ciclistas.
Sin conocerse aún el resultado de la etapa contra-reloj en los alrededores de Dijón ni haberse corrido aún el tramo final que llevaría a París al virtual campeón Laurent Fignon, lo cierto era que Colombia había cumplido un papel más que satisfactorio. Patrocinio subcampeón de montaña, dos colombianos entre los 20 primeros a falta de uno entre los primeros diez y la regularidad de Corredor, siempre entre los 9 primeros en todas las etapas de alta montaña, fueron resultados que le callaron la boca a los profetas del fracaso. Más que una "victoria moral", esta actuación colombiana fue algo así como una cabeza de playa que, bien manejada en el futuro inmediato y pensando a largo plazo, harán posible la verdadera conquista de Europa.