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España entera se rinde ante James

El 10 de la Selección Colombia acapara los elogios. Además de su talento deportivo, aplauden su enorme sencillez.

3 de noviembre de 2014

James David Rodríguez (Cúcuta, 1991) ilumina con su sonrisa las portadas de la prensa española. Todos los diarios, los deportivos y los de información general, se rinden ante el 10 de la Selección Colombia. Los especialistas destacan las virtudes de su pegada, su portentosa entrega física, el dibujo estético de cada uno de sus goles; los demás, la sencillez de su vida, su nobleza en cada gesto y la sorprendente madurez para un muchachito de 23 años que ya lleva sobre sus hombres el éxito del equipo más importante del planeta: el Real Madrid.

Este lunes 3 de noviembre, por ejemplo, el diario El Mundo le dedicó un amplio reportaje en el que revela detalles inéditos de su vida familiar en la capital española. “Chico tranquilo, para todo”, le dijo su tío Alberto al rotativo, en referencia el familiar que estos días le acompaña en Madrid. Se alterna con su madre, agrega el periódico, a petición del futbolista, fanático del hogar, de su mujer y, sobre todo, de su nena: Salomé, 13 meses y un derroche de energía agotador, según confirma el papá mientras obedece sin pereza las indicaciones del fotógrafo. Posa para DXT horas después de firmar su partido más completo con el Real Madrid. El primero de sus dos goles en Los Cármenes recordó al misil con el que se presentó al planeta en el Mundial de Brasil, aquella volea a Uruguay tras controlar con el pecho en la frontal del área. El mejor tanto del torneo, firmado además el día justo, cuando se estaba negociando su traspaso al gigante español.

El Mundo cuenta que sus compañeros le preguntaron si en Granada disparó con intención o sin pensar. «La pegué bien. Vi que estaba el portero un poco adelantado», resumía su primer tanto en Granada. Después hizo otro de nueve puro, en el corazón del área pequeña. «Están saliendo las cosas». Así lleva desde julio cuando fichó por el Real Madrid, con los ojos y oídos muy abiertos. Un contagio de ida y vuelta. Él se hace al equipo y éste a él, a su fútbol de seda, impulso de la seductora evolución del campeón de Europa. “La música en el campo el juego sale de las notas de intérpretes como Isco, Modric, Benzema y James, fichaje del verano y uno de los rostros del cambio”, dice el diario.

El Mundo cuenta intimidades de la sede deportiva del Madrid en la que James ya es protagonista. En esta ocasión, viste camiseta gris de Dsquared2 (cerca de 200 euros en la página web de la marca), lleva gafas de aviador y coloristas zapatillas de baloncesto. Mira la decoración de los pasillos. Escenas en blanco y negro de Di Stéfano, siluetas de Zidane e imágenes de la celebración de la Décima en Lisboa. Un empleado porta una enorme fotografía enmarcada de Cristiano celebrando su primer gol en Anfield, la semana pasada. Quiere el cuadro la estrella para su museo en Madeira. «Es el mejor del mundo. Impresiona su forma de trabajar», dice James sobre la megaestrella portuguesa. El diario dice que él apenas ha necesitado dos meses para reclamar foco y disipar las nubes que siempre portan los fichajes millonarios del Real Madrid. La comparación con Di María ha desaparecido del debate. Hace goles, regala asistencias e insufla aromas nuevos al ataque blanco.

Florentino Pérez se fijó en él cuando jugaba en el Oporto. Su estilo encajaba en los gustos del presidente, como bien conocía Jorge Mendes, su representante y súper agente del fútbol europeo. Los informes sobre su personalidad completaron el dossier del fichaje. Sin deslices, siempre cerca de Daniela Ospina, su pareja desde que tenía 16 años. Hermana del portero de la selección David Ospina, jugó profesionalmente al voleibol hasta convertirse en madre. Ahora en Madrid una pequeña lesión ha interrumpido sus entrenamientos con un club.

El Mundo cuenta que la pareja reside en La Finca, la famosa urbanización de lujo, visita restaurantes de moda y pisan a la carrera centros comerciales. Tras vivir la tranquilidad de Mónaco en la pasada temporada, su popularidad en España a veces le agobia. La pasada semana, un corto paseo por la Gran Vía, una calle de Madrid, entre el parqueadero y el edificio de la Cadena Ser, donde acudió a una entrevista, se convirtió en un tumulto de autógrafos y fotos con el móvil. Prefiere la calma del hogar, donde una asistente colombiana le prepara sus platos favoritos.

Allí, sin embargo, el jugador debe abstenerse de probar su plato favorito. Así es, el control de la dieta le aleja de su especialidad bandera, la bandeja paisa: plato combinado de frijoles, arepas, plátano, arroz, chorizo, patacón, aguacate... Una bomba que daba combustible a los recolectores de café.

«Es un buen chico. Muy serio», dicen en el club, sorprendidos con la profesionalidad de un jugador de tan sólo 23 años que cuida todos los flancos del oficio. Se interesa por el periódico para el que posa, se preocupa por su presencia en las redes sociales y revisa sus contratos con los patrocinadores. A los 18 años ya estaba en nómina de Adidas y Disney en Argentina. También empezó estudios de ingeniería de sistemas. Hoy es una multinacional que mueve millones de euros en contratos. Su mánager, Fernán Martínez, ha llevado las carreras de Juanes, Julio Iglesias y la actriz Sofía Vergara.

El Mundo recuerda que fue en Buenos Aires donde forjó su prematura madurez, al llegar siendo un crío a la cantera de Banfield. Su familia y él se convencieron de que era el paso necesario para conseguir el objetivo infantil de convertirse en futbolista. El ADN del pequeño James indicaba el camino. Su padre biológico fue jugador profesional y también su tío, Arley Rodríguez, asesinado en Medellín a la puerta de un bar en 1995, justo un año después de la muerte a tiros de Andrés Escobar, central de la selección colombiana que se había metido un gol en propia puerta en el Mundial de Estados Unidos.

El divorcio de su madre no cortó la tutoría deportiva, al contrario, porque el padrastro de James se convirtió en su gran impulsor. Juan Carlos Restrepo marcó sus pasos hasta la élite. Le exigía aprobados en la escuela y sobresalientes en el campo. Con 11 años echaba horas extras para potenciar su desarrollo físico. Entonces se forja la potencia del 10 madridista en el control de la pelota, ese vigor en el tren inferior que le permite correr tras el balón como le pide Ancelotti. Sudor en defensa y talento en ataque. «En España os está sorprendiendo, pero ya hace años en Banfield se veía a este James trabajador, de ida y vuelta. Muy completo», comentaba ayer tarde a este periódico Pacho Maturana, el que fuera seleccionador de la Colombia de los años 90.

«No era fácil adaptarse tan bien al Madrid. Su estabilidad emocional le ayuda a un reto semejante. Jugar bien no es una casualidad», dice Maturana. «Buen futbolista y bien criado. Es un ejemplo para los niños de nuestro país », según el técnico. Precisamente ayer por la tarde el presidente colombiano, de gira en Madrid, se reunió con el jugador. «¡Qué golazo el de ayer! Gracias por dejar el nombre del país en alto», retuiteba Juan Manuel Santos. James, orgullo de Colombia, la sonrisa del nuevo líder de la Liga.