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| Foto: Juan Carlos Sierra

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“No me obsesiona el récord mundial”

Caterine Ibargüen llegará a Río-2016 con las mejores credenciales para llevarse el oro en el salto triple. Incluso se ha dicho que la antioqueña no va solo por la medalla, sino por las marcas históricas.

11 de junio de 2016

Caterine Ibargüen es honesta: le abruma la presión de la gente cuando se le mira como favorita a llevarse el oro del salto triple en Río-2016.

Pero también sabe cómo convertir esa presión en una motivación, en una fuerza que la haga elevarse aún más de lo que sus largas zancadas y su impecable técnica pueden. No cree que sea un fracaso si no consigue la presea dorada. “El resultado lo voy a disfrutar y lo voy a decir con orgullo…”, dice con solemnidad, pero no acaba su frase: aún no ha mostrado esa sonrisa tan recordada por los colombianos: “… pero espero que sea el oro”, ríe con una carcajada que no deja de esconder una firme determinación.

Son muchos los que aún tienen grabada la imagen de Ibargüen celebrando la medalla de plata en Londres-2012. Más pocos son los que conocen la historia detrás de la mayor gesta en la historia del atletismo olímpico colombiano.

A solo cinco días de la prueba, la ‘Pantera negra’ sufrió una lesión tan complicada que hasta su técnico, Ubaldo Duany, se negaba a verla por la tristeza que le producía. Caterine Lloró. Le pidió a Dios con todas sus fuerzas que al menos le permitiera correr, pero cada escapada era una punzada en su cuerpo. Una muslera prestada le hizo el milagro, la misma con la que posó en la foto para el recuerdo: 14,80 metros, el segundo mejor salto triple de la competencia, a 18 centímetros del oro. Un triunfo que fue mucho más de lo que Caterine soñaba.

Han pasado cuatro años y desde eso, la sonrisa más grande del atletismo colombiano ha brillado como no se había visto nunca en un deportista tricolor. Caterine Ibarguen ha ganado por tres años consecutivos la Liga de Diamante en su disciplina del salto triple, algo totalmente inédito en la historia patria. Antes de ella, ningún colombiano ni siquiera había sido invitado a ese evento.

Hasta hace una semana, la de Apartadó llevaba un impresionante invicto de 34 jornadas consecutivas. Hasta que en Birmingham, la kazaja Olga Rypakova, quien seguramente será su gran rival en estos Juegos Olímpicos, le ganó por 5 centímetros en la arena.

Y aunque mucho se dijo sobre esa derrota, para Caterine no fue nada decepcionante. “Perder el invicto no fue un momento difícil. Fue un salto bueno, lo que falló fue un punto técnico. Pero salimos con una satisfacción grande porque hicimos un análisis enorme el cual nos permitirá no volver a caer en ese error”, explicó ante el auditorio convocado por Directv para la que quizá sea su última rueda de prensa antes de los Olímpicos.

A solo dos meses de que la llama olímpica llegue a Río –y por primera vez en la historia a una ciudad sudamericana-, esa derrota no le ha quitado el gran favoritismo a Caterine Ibargüen para ganar la que sería la primera medalla de oro para Colombia en una prueba olímpica de atletismo, la disciplina madre de las gestas.

Razones hay de sobra: la de Apartadó ostenta la mejor marca femenina del año: 15.04 metros, que logró en Qatar, en mayo. Hasta su caída en Birmingham nadie osaba a discutir su reinado. Y en las pruebas más importantes desde Londres 2012, ha sabido saltar más allá de los 14,80 que le dieron la medalla de plata.

La ‘Pantera negra’ incluso fue pronosticada por algunos como la mujer que batirá el récord olímpico, establecido en 15,39 (es decir, a solo 8 centímetros de su mejor marca) por la camerunesa Françoise Mbango Etone en el 2008. Y hay quienes se aventuran a ser más ambiciosos, y creen que Ibargüen romperá la marca última: los 15,50 logrados por la ucraniana Inessa Kravets en 1995.

Y aunque sus victorias y su impresionante evolución han hecho soñar con lo más alto, a Caterine nada de eso la trasnocha.

 “No me obsesiona el récord mundial”, suelta con seguridad en un primer salto.
“Claro que es un gran sueño ser la mujer que más ha saltado en la historia…”, agrega en el segundo, tras una acomodada de sus portentosos 1,80 de estatura.

Y para el tercer salto, el importante, tiene guardado otra vez el remate de su gigantesca sonrisa, esa que tantas alegrías ha despertado en el país: “… pero yo sé que lo voy a conseguir”.