Home

Deportes

Artículo

La seleción española jugó en Sudáfrica su primera final de un Mundial de Fútbol, pero había ganado todo en categorías juveniles.

ESPAÑA

La armada invencible

El Mundial de Fútbol confirmó la edad de oro del deporte español. La madre patria tiene campeones prácticamente en todas las disciplinas.

17 de julio de 2010

En Johannesburgo, la selección española de fútbol se sacudió de una vez por todas de sus fantasmas. La eterna candidata que después de clasificaciones meritorias se quedaba en la segunda ronda de los torneos importantes ya no cree en fatalismos. Hace dos años, en la final de la Eurocopa que ganó en Viena, frente a Alemania, 'la Roja' ya se había despojado de sus complejos más arraigados. Incluso había llegado a ser primera en la clasificación de la Fifa, pero tenía que refrendar ese estatus en un Mundial. La inédita final entre España y Holanda garantizaba que Sudáfrica 2010, el primero en el continente africano, iba a coronar un nuevo campeón. Y el gol de Andrés Iniesta en el minuto 115 del tiempo suplementario confirmó el fenómeno del que todo el mundo ha sido testigo en los últimos años: la asombrosa racha de victorias españolas.

Los éxitos deportivos levantan el espíritu de España en momentos difíciles, pues es uno de los países más golpeados por la crisis económica. El Mundial de Fútbol fue el remate de un verano glorioso. Hace unas semanas, el tenista Rafael Nadal ganó su segundo torneo de Wimbledon, apenas un mes después de haber triunfado en el Roland Garros francés. A comienzos de este mes, Jorge Lorenzo consolidó su ventaja al frente de la clasificación en Moto GP con su victoria en Barcelona. Y en junio, el basquetbolista Paul Gasol ganó su segundo campeonato consecutivo de la NBA con Los Angeles Lakers. Son solo los ejemplos más recientes.

Los comentaristas ya hablan de la 'edad de oro' del deporte español, y sus representantes parecen omnipresentes. Figuran en las disciplinas colectivas y en las individuales, en las de campo abierto y en las de motor. Tanto que la prensa ibérica se regodea cuando cita a Simón Kuper, el columnista deportivo de The Financial Times, quien advirtió con un toque de humor: "Cuidado con los españoles, váyanse preparando si les da por jugar críquet".

Esa es, quizás, una de las pocas tareas pendientes. En tenis, Rafael Nadal ya acumula ocho títulos de Grand Slam (cinco Roland Garros, dos Wimbledon y un abierto de Australia) y está llamado a superar récords históricos. El mallorquín ha sido el único capaz de competir con el suizo Roger Federer, hoy el mejor tenista de la historia, pero más veterano. De hecho, le ha ganado partidos legendarios, como la final de Wimbledon en 2008, que John McEnroe calificó como el mejor partido de todos los tiempos. Después de pasar 2009 lastrado por las lesiones, Nadal recuperó el primer lugar de la clasificación mundial de la ATP con sus triunfos de los últimos meses.  

Y no es el único. El término 'la armada española' se acuñó para hablar de los tenistas ibéricos que abundan en el circuito profesional. Entre los 20 primeros de la clasificación mundial figuran cuatro, y el equipo de Copa Davis, campeón en 2008 y 2009, duró tres años sin perder un partido hasta la derrota de hace pocos días frente a los franceses.

En básquetbol, los españoles son los campeones del mundo y defenderán el título en agosto en Turquía. También ganaron el campeonato europeo de 2009 y ostentan la medalla de plata olímpica. Paul Gasol es una superestrella en los Lakers, ya acumula dos anillos de campeón en la liga más competitiva del mundo y les abrió la puerta a varios compatriotas, por lo que en España se habla con humor de la "ÑBA".

También son potencia en deportes a motor. Fernando Alonso ya ganó dos campeonatos de Fórmula 1 con Renault y todavía tiene cuerda para rato, ahora en Ferrari como heredero de Michael Schumacher. Y en motos hay españoles en todas las categorías. Sin ir muy lejos, en Moto GP Jorge Lorenzo y Dani Pedroza podrían terminar el año en los dos primeros lugares de la clasificación.  

En ciclismo, España tiene una rica tradición. Todavía está fresco el recuerdo de Miguel Indurain, ganador en cinco ocasiones del Tour de Francia en la primera mitad de los años 90, y Alberto Contador está disputando la actual edición del tour, que ya ganó en 2007 y 2009. Tampoco se quedan atrás en golf, con figuras como Sergio García y Miguel Ángel Jiménez. Y en deportes con menos difusión, como balonmano y waterpolo, también han sido campeones mundiales en la última década.

Y en el deporte más popular del planeta, el fútbol, el campeonato mundial es el broche de oro. España siempre ha sido una potencia en clubes, con dos de los más poderosos del mundo. El Real Madrid es considerado por la Fifa el mejor club del siglo XX, y el Barcelona ha maravillado a todos los continentes en las últimas temporadas. Entre los dos acumulan 12 ligas de campeones de Europa, y el Atlético de Madrid, segundo en la liga local, acaba de coronarse campeón de la Uefa, que también ha ganado en temporadas recientes el Sevilla. Los jugadores españoles también se destacan en la prestigiosa Premier League inglesa, donde Cesc Fabregas es el capitán y eje del Arsenal londinense, y Fernando Torres el goleador del Liverpool.

En el fútbol de selecciones, España había ganado en todas la categorías juveniles, incluida la medalla olímpica de 1992. Después de la Eurocopa, solo quedaba el Mundial. Los seleccionados que juegan en el Barcelona lograron una importante hazaña, pues en apenas dos años ganaron los tres torneos internacionales de fútbol más importantes: la Euro 2008, la Liga de Campeonas 2009 y el Mundial 2010.

"A por ellos", el grito de guerra de los aficionados, ha adquirido una nueva dimensión. Ningún otro país europeo ofrece tal espectro de figuras. Semejante éxito no es espontáneo y tiene que ver con la historia del país. El Mundial de Fútbol es la culminación de un largo proceso que coincide con las transformaciones políticas y el desarrollo económico tras la muerte del dictador Francisco Franco, en 1975. Después vinieron la transición, las elecciones democráticas y el ingreso a la Unión Europea en 1986. El crecimiento económico sostenido (que sufrió un frenazo con la crisis actual) mejoró la renta per cápita y la alimentación, y eso, por ejemplo, trajo un aumento inusual de la talla de los españoles, algo fundamental para los deportistas de élite. También permitió perfeccionar las instalaciones a lo largo y ancho del país.

Después de 40 años de atraso y aislamiento por cuenta de la dictadura, España necesitaba una vitrina para exhibirse ante el mundo como un país moderno, y la encontró en los Olímpicos de Barcelona 92. El gran salto del deporte español ocurrió en esas justas, donde la delegación local ganó 13 medallas de oro y se ubicó en el sexto lugar de la tabla. Eso se logró gracias a un importante estímulo oficial con un programa de becas deportivas de alto rendimiento y muy fructífero, conocidas como Ayuda al Deporte Olímpico (ADO). Si bien después de los juegos hubo un bajón en los resultados, hoy los españoles se cubren de gloria y los actuales campeones son hijos de esa explosión del 92. Si hay algo que une a Fabregas, Alonso, Nadal y Gasol es que todos nacieron después del franquismo y crecieron con el sueño olímpico de Barcelona. Una generación brillante de un país que se siente a gusto con la gloria.