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La cima de América

En el Aconcagua el equipo colombiano de montañistas continúa su nuevo proyecto: conquistar las siete cumbres más altas de cada uno de los continentes.

9 de febrero de 2003

Despues de haber conquistado el Everest en 2001, el equipo colombiano de montañismo había superado el máximo reto posible. Ya habían estado en la cumbre más alta del mundo y el único esfuerzo que les faltaría era de orden técnico: intentarlo de nuevo por una ruta más exigente o sin utilizar oxígeno.

Entonces surgió una idea que desde el año pasado comenzó a hacerse realidad: escalar los picos más altos de cada uno de los continentes. Tomando como punto de partida el éxito obtenido en el Everest, se inició el proyecto Manantial Siete Cumbres, que lleva el nombre de la empresa que los ha patrocinado en gran medida en los últimos años.

Dieron el siguiente paso en septiembre y octubre de 2002 con la conquista del Kilimanjaro, el pico más alto de Africa.

La hora del relevo

Además de afrontar un reto que los llevará por los seis continentes y la región del Artico, los experimentados escaladores tienen en mente un objetivo de fondo: preparar a una nueva generación de montañistas que hoy en día están entre los 28 y los 32 años para que aprendan de las experiencias acumuladas por los veteranos en Los Andes, las Montañas Rocosas y el Himalaya-Karakorum. "Ya es tiempo de que aparezca gente nueva y les dejemos la posta, señala Miguel Vidales, uno de los integrantes del equipo que conquistó el Cho Oyu y el Everest. Ellos tienen todas las condiciones para ser grandes alpinistas. Lo que les hace falta es adquirir experiencia internacional y aprender a manejar los problemas deportivos, técnicos y logísticos que exige una expedición de gran envergadura".

La tercera etapa del proyecto Manantial Siete Cumbres la llevan a cabo en estos días en el Aconcagua, el pico más alto de América, ubicado en los Andes de Argentina muy cerca de la frontera con Chile. A esa expedición han ido los veteranos Juan Pablo Ruiz, Marcelo Arbeláez, Manolo Barrios, Nelson Cardona y Miguel Vidales. Completan el equipo Carlos Alberto Camargo, Iván Henao, Ana María Giraldo, Joaquín Uribe (de apenas 18 años), Rafael Avila y María Carolina Lizcano.

Cada uno de ellos cumplirá tareas específicas para consolidar el trabajo en equipo, uno de los factores más determinantes en este tipo de expediciones en las que las personas conviven largos períodos en condiciones extremas. Aunque el Aconcagua no es un pico que exija un esfuerzo excepcional para llegar a su cumbre, es necesario abordarlo con mucho cuidado. "La aclimatación es muy dura, señala Vidales. Debe ser larga, puesto que el ambiente tan seco es muy traicionero. Si no se le presta atención a este proceso los montañistas se exponen a adquirir un edema pulmonar".

Los expedicionarios se encuentran en el campamento base, a 4.400 metros sobre el nivel del mar. Una vez aclimatados instalarán los dos campamentos de altura que les permitirán alcanzar la cumbre (a 6.952 metros sobre el nivel del mar), a la que llegarán por la llamada Ruta de los Polacos. Se espera que alcancen la cima entre el 12 y el 13 de febrero.

El siguiente reto será escalar en junio la Pirámide Carstensz, en el sector indonesio de la isla de Nueva Guinea, Oceanía. En febrero y marzo de 2004 treparán al Elburz, el pico más alto de Europa, ubicado en el Cáucaso. Escalarán el McKinley (Alaska, región del Artico) en agosto de ese mismo año, se aventurarán en el Vinson, la altura máxima del continente antártico en enero y febrero de 2005, y ese mismo año intentarán un nuevo ascenso al Everest sin ayuda de oxígeno, tarea que, según prevén, asumirá un equipo integrado totalmente por los alpinistas de la nueva generación.

Como señala Vidales, "no queremos es que el Everest 2001 se convierta en el 5-0 del alpinismo colombiano. Por el contrario, esperamos que sirva de punto de partida de una nueva etapa de este deporte en el país".