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LA GUERRA DE GUERRERO

El automovilista colombiano Roberto José Guerrero vuelve a ser 2° en una de las carreras más importantes del mundo

29 de junio de 1987

Es la cita sagrada de todos los años. Y, desde 1984, un colombiano está en la lista de los llamados.

A partir de 1909, los norteamericanos han estado pendientes durante el mes de mayo de un acontecimiento que, en los países europeos o en Suramérica, no pasa de ser cuestión de un fin de semana: las 500 millas de Indianápolis. Durante todo el mes previo a la carrera, corredores, mecánicos, periodistas y aficionados fijan en los alrededores de la pista su lugar de residencia, como si se tratara, en pleno siglo XX, de una de las peregrinaciones medievales al santuario de Santiago de Compostela.

Y es que para los norteamericanos se trata de rendir culto al automóvil.
En una pista ovalada de 2.5 millas de larga, los aficionados ven plasmados sus sueños de grandeza, admiran la audacia de un puñado de hombres que se lanzan a más de 350 kilómetros por hora, en autos que mas parecen una nave voladora, a recorrer las 500 millas que harán del vencedor un superhéroe que todos querrán imitar.

El colombiano Roberto José Guerrero, por cuarto año consecutivo, ha estado dentro del selecto grupo de 33 pilotos que disputan la carrera. Después de una afortunada temporada en la Fórmula-3 inglesa, en 1980, de un triunfo en la Fórmula-2 europea y de un oscuro paso por la Fórmula-1 (en la que no contó con un auto competitivo), Guerrero se convirtió en constante animador de la carrera de Indianápolis, en la que ha conseguido sus mejores actuaciones. En 1984 arribó en segundo lugar, convirtiéndose en el mejor novato de la temporada; en el 85 llegó en tercer lugar; en el 86, a pesar de no contar con un auto del todo competitivo y de los problemas por los que pasaba su equipo, entró en cuarto lugar. En el presente año el colombiano apareció en la baraja de los favoritos, gracias a sus brillantes actuaciones entre las que se cuenta un triunfo en la carrera que antecedió a Indianápolis. Guerrero es el piloto que más vueltas ha dado al óvalo de Indianápolis en los últimos cuatro años y el latinoamericano de mejor actuación en la historia de la carrera.

CON PASO FIRME
El pasado domingo Guerrero demostró una vez más que, a pesar de ser un piloto maduro, la suerte en cualquier momento daña lo que durante tanto tiempo se ha preparado.
Desde el comienzo de carrera el colombiano estuvo de escolta de Mario Andretti--principal favorito y piloto del carro más rápido durante las pruebas de clasificación--sin forzar su máquina, tratando de sobrepasarlo. Andretti fue líder indiscutido hasta la vuelta 177, de las 200 que deben dar los participantes para cumplir con el recorrido, cuando el motor de su auto perdió fuerza, obligándolo a entrar a los garajes de donde no salió.
"Se suponía que iba a ser nuestro día, dijo el italonorteamericano. "Nunca manejé un carro tan perfecto". El retiro del puntero dejó a Guerrero en el comando de la carrera a solo 23 vueltas del final. Pero los problemas del joven antioqueño ya habían empezado: en la vuelta 131, mientras era sobrepasado por Guerrero, el auto de Tony Bettenhausen perdió su rueda delantera derecha cuando rodaba a más de 250 kilómetros por hora. El proyectil de caucho y metal, de 40 libras de peso, destruyo la trompa del carro de Guerrero antes de volar unos 30 pies y estrellarse contra un espectador ubicado en la última fila, quien pereció instantáneamente.

El arreglo de la parte delantera del carro le costó al colombiano un tiempo precioso. Pero lo peor estaba por venir. En la vuelta 180, Guerrero entro a su garaje para llevar a cabo la última parada antes del final. Debía ser una parada más rápida de lo normal, pues solo iba a tanquear su auto ya que las llantas estaban en condiciones de terminar la competencia. Al tratar de poner su auto a rodar, Guerrero vio cómo su motor se detenía en dos ocasiones, mientras el veterano Al Unser pasaba a comandar la carrera. "Yo sospeché antes (de entrar al garaje) que tenía un problema con el clutch", dijo Guerrero después de terminar la prueba. "En la vuelta anterior a la parada, el pedal del clutch se hundía más y más en el piso. Pero yo recé y esperé lo mejor ", agregó.

Después de dos intentos y de romper, en su afán por arrancar pronto, el piñón de tercera velocidad, Guerrero entró de nuevo en la carrera con una vuelta de desventaja frente a Unser. Cuando el colombiano cargaba a fondo para acercarse al líder, la bandera amarilla de neutralización apareció después de que se presentó un pequeño inconveniente en la pista.
Guerrero logró ponerse en la misma vuelta de Unser, pero con más de cinco carros entre ellos. La neutralización, que se demoró mucho más tiempo del necesario, alejó definitivamente a Guerrero del triunfo, al no disponer del tiempo necesario para sobrepasar a los coleros y ponerse a la rueda del triunfador.

LA SUERTE CUENTA
El ganador, Al Unser padre (con 48 años), ya era un héroe de la afición, antes de ingresar a la mitología del automovilismo norteamericano, al convertirse el domingo 24 en el segundo piloto en ganar por cuarta vez en Indianápolis. Antes de él, solo el legendario A.J. Foyt había logrado esta hazaña.

Unser, proveniente de una dinastía de corredores toda vez que su hermano Bobby ganó en Indianápolis antes de retirarse; su otro herrnano, Jerry, pereció en este circuito en 1958 y su hijo Al entró tercero en el presente año, llegó al equipo Penske a última hora como remplazo del hawaiano Danny Ongais, quien no se pudo recuperar de un accidente sufrido el 7 de mayo, en las pruebas de clasificación. En la presente temporada, Al no había corrido en autos de la categoría Cart, que son los que se utilizan en las 500 millas, y su retiro de este tipo de competencias parecía inminente. Pero, como suele suceder en el deporte, quien comenzó como una ficha de remplazo ante el retiro de otro corredor terminó ganando.

Para Guerrero hubo de todas modos una gran recompensa. Indianápolis es la tercera carrera del calendario Cart, que consta de quince pruebas y termina en noviembre en Miami. Después de su segundo puesto, Guerrero entra a compartir el liderato de la categoria con Mario Andretti, acumulando 39 puntos. Fuera de los puntos, Roberto acumuló 352 mil dólares (unos 84 millones de pesos) por su brillante actuación. Es el colombiano más conocido en Estados Unidos, teniendo en cuenta que le gana a García Márquez porque la afición al automovilismo es más grande que la de la literatura, y pertenece a ese restringido grupo de personas que puede sentarse a tomar café con Paul Newman.

Pero más allá del aspecto netamente deportivo, Roberto José Guerrero es la imagen de Colombia ante Estados Unidos. Así como Luis Herrera en Europa no es un corredor más de un equipo, sino "el mejor escalador colombiano", Guerrero es una especie de relacionista publico de Colombia en Norteamérica. La compañía Valvoline, patrocinadora del colombiano, lanzó una fuerte campaña antidrogas, en la que Guerrero aparece como ejemplo para la juventud. Roberto protagoniza un comercial de TV en el que invita a no consumir drogas y muestra cómo el deporte es la mejor de las alternativas para la juventud.

A pesar de que la suerte no siempre le acompaña, Guerrero es una de las figuras más conocidas en el deporte norteamericano. Como él lo dijo al terminar en Indianápolis "ser segundo no es malo y siempre hay otra Indy", en especial cuando la fama y la fortuna van de la mano. --