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LA MAQUINA DE HACER GOLES

Santa Fe, con su fútbol ofensivo está borrando la amargura que dejó la Selección Colombia

31 de octubre de 1983


La eliminación de Colombia en la pasada Copa América llenó de amargura a los hinchas del fútbol en Colombia. Se habló de la necesidad de cambiar la estructura de nuestro fútbol. De la necesidad de reducir la cuota de extranjeros en los equipos. Pero un mes después los hinchas bogotanos han cambiado su desilusión por la sonrisa. El Santa Fe lleva cuatro partidos seguidos en el Campín llenando de goles a sus rivales. Diez y seis goles del argentino Gottardi y once del uruguayo Odine han hecho olvidar por unos meses la desgracia del fútbol nacional. La fiesta y el espectáculo que brinda un equipo netamente ofensivo es la nueva aspirina de los hinchas. No importa la nacionalidad de los cabezazos que se meten junto al palo, lejos del alcance del arquero de turno. No importa el origen de aquél que la para de espaldas al arco y sacude la red luego de una espectacular media vuelta. Junto a ellos se agrandan Umaña, Juanito Moreno, Vera Lima, todos los colombianos de este nuevo Santa Fe.

El fútbol profesional colombiano es un espectáculo que refleja cada domingo las ilusiones de una grandeza que en realidad no existe. Hay equipos ultradefensivos como América y Millonarios, que no dejan jugar al rival. En el otro extremo está el empuje abierto del Santa Fe. Pero ninguno de ellos es un ejemplo de "fútbol colombiano". Son apenas el reflejo de la experiencia que los refuerzos extranjeros que le dan confianza a los criollos, del esquema que un técnico se inventa de acuerdo con los jugadores que tiene, un esquema que cambiará cuando un nuevo técnico reemplace al actual.

Rara vez aparece un equipo ofensivo en el fútbol colombiano. Santa Fe, guiado por el veterano técnico Juan Eulogio Urriolabeitia, se convirtió en dos meses en un equipo que le gusta practicar el buen fútbol. Con un esquema alegre y despreocupado por las ventajas que le pueda dar al rival, Santa Fe se lanza al ataque desde el primer minuto. Llegan los goles y los hinchas piden más, ya que saben de memoria que el Santa Fe nunca se pondrá a dejar pasar el tiempo cuando la victoria está asegurada. Pueden ser tres, cuatro o cinco, todo depende de cuántas de las jugadas de gol terminan en el fondo de la red rival. Dos goleadores llamados Gottardi y Odine, el resucitado Diego Umaña, los revalorizados Juan Moreno y Vera Lima, los Martínez, los Radamel, los Pacheco, los bogotanos de siempre, esta vez al servicio de una filosofía que le gusta a la gente. Al final del año los resultados dirán si Urriolabeitia sigue al frente del Santa Fe. Por lo pronto el equipo está llevando bastante público al Campín. Está regalándole goles a sus hinchas, goles argentinos y uruguayos que nada tienen que ver con el "fútbol colombiano".

Mientras ocurre el milagro que permita el surgimiento de un fútbol colombiano capaz de hacerse respetar a nivel de selección, la aspirina santafereña está pasando al olvido las amarguras de agosto. Como gritarían los hinchas de Boca cuando Gareca salta a la cancha, "aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudirlos goles de Gottardique ya van a venir".