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LA NUEVA GENERACION

Ahora los mejores futbolistas brasileños no se están formando en las canchas de su país, sino en Europa.

18 de noviembre de 1996

Al que no quiere caldo se le dan dos tazas. Cuando los clubes de Europa pensaban que el número de jugadores de fuera del continente iba a disminuir este año a raíz de una sentencia reciente que consideraba no extranjeros a los futbolistas de países de la Unión Europea, la realidad está mostrando que estaban muy equivocados. Lo que hoy se ve en Europa es una auténtica invasión de jugadores foráneos, sobre todo de Brasil.Los datos son elocuentes. Si se hiciera un recuento de los brasileños que forman parte de los clubes europeos el total pasaría de los 100 jugadores. Y no se trata de futbolistas comunes y corrientes. Se trata, en muchos casos, de verdaderos cracks. Del equipo que se consagró campeón en la pasada Copa Mundo en Estados Unidos 10 jugadores están desde hace dos años trabajando en el viejo continente. Aldair integra la plantilla de la Roma. Marcio Santos, la del Ajax. Branco, está en el Middlesbrough. Raí y Leonardo en el París Saint-Germain. Mauro Silva, con el Deportivo La Coruña. Mazinho milita en el Celta de Vigo. Paulo Sergio en el Girondis Burdeos. Romario en el Valencia y Ronaldo en el Barcelona.Pero eso no es todo. Otros 10 jugadores de primera línea, que reforzarán el nuevo seleccionado brasileño en Francia 98, también actúan en las canchas europeas. Ahí están, por ejemplo, Rivaldo en el Deportivo La Coruña, Amaral en el Parma, Beto en el Nápoles, Amoroso en el Udinese, Giovanni en el Barcelona y Roberto Carlos en el Real Madrid. Hay ocho brasileños en Italia, siete en Francia y otros tantos en Inglaterra, Holanda, Austria, Bélgica y Suiza.Sin embargo el país europeo donde más se destacan es en España. Aparte de que, hoy por hoy, sólo con los brasileños que actúan en el fútbol ibérico podría conformarse un equipo de primera línea, tres de ellos deslumbran en la liga más costosa del mundo. A Rivaldo, con sus 24 años, sus 1,86 metros de estatura y su tranco largo no tienen inconveniente en compararlo con Alfredo Di Stéfano. Roberto Carlos, a sus 23 años y con un disparo que alcanza los 170 kilómetros por hora, enloquece al técnico Fabio Capello y a las barras bravas del Real Madrid y derrumba el mito de que en el césped del Santiago Bernabeu no triunfan los brasileños ni los negros. Y Ronaldo, con sólo 20 años y goles con base en habilidad y fuerza, estremece hasta los cimientos del Camp Nou de Barcelona y ha llevado a la crítica a asegurar que es el segundo rey de la historia del fútbol. "Pelé ha vuelto", tituló la semana pasada el diario As, luego del golazo del centro delantero al Compostela.Los clubes brasileños, entre tanto, están llenando su alforjas. Sólo imaginando que los equipos ibéricos se han gastado este año 48 millones de dólares en comprar jugadores brasileños se puede calcular de qué manera. Mientras el Barcelona invirtió 28 millones en Ronaldo y Giovanni, el Deportivo de La Coruña desembolsó nueve por Rivaldo y el Valencia y el Madrid cuatro y medio millones por Romario y Roberto Carlos, respectivamente.Esta nueva bonanza del fútbol auriverde se debe no sólo a una larguísima tradición de éxitos consolidada en cuatro títulos mundiales sino fundamentalmente a que, como han dicho varios técnicos españoles a los medios de comunicación de su país, los jugadores brasileños son ahora más competitivos y le prestan más atención que antes al estado físico, lo cual se traduce en un fútbol que une el talento a la eficiencia y que se constituyen en los grandes favoritos para disputar la final de Francia.