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La revancha de Córdoba

Detrás de la hazaña del arquero del Boca Juniors en la final de la Copa Libertadores, hay una historia de fracasos y desquites.

24 de julio de 2000

El miercoles pasado, en el estadio Morumbí de Sao Paulo, Oscar Córdoba por fin pudo saldar una vieja deuda que tenía con la Copa Libertadores de América. Le había detenido los disparos a su compatriota Faustino Asprilla y a Roque Junior, y Jorge Bermúdez acababa de convertir el cobro que le permitía a Boca Juniors ganar por tercera vez el torneo de clubes más importante del continente.

Cuatro años antes, cuando era arquero del América de Cali, Córdoba también disputó la final del torneo. Pero en aquella ocasión no fue el héroe sino el villano. En el estadio Monumental, de Buenos Aires, se jugaba el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores entre América y River Plate. Córdoba salió de su área a despejar un balón que no ofrecía peligro con tan mala suerte que su rechazo le cayó a un jugador de River, quien, desde la mitad de la cancha, metió un ollazo que, de casualidad, aterrizó en la frente del goleador Hernán Crespo, quien la acomodó en el arco desguarnecido. Error del arquero pero también mala suerte.

No era la primera vez que Córdoba soportaba un momento tan amargo en su carrera deportiva. Dos años antes, en el Mundial de Fútbol de Estados Unidos, le echaron la culpa de dos de los tres goles con los que Rumania derrotó a Colombia y también del segundo tanto de Estados Unidos. Durante muchos años tuvo que superar golpes como estos para asentarse como uno de los mejores arqueros de América. De hecho, en sus primeros partidos defendiendo el arco de Boca tuvo actuaciones desafortunadas y sólo recuperó la titularidad con la llegada de Carlos Bianchi a mediados de 1998.

Córdoba es en la actualidad uno de los arqueros más respetados de Argentina y se le considera como uno de los baluartes del equipo que se coronó dos veces campeón gaucho, en los torneos Apertura 1998 y Clausura 1999. Sin embargo la espina de aquella infortunada noche de junio de 1996 seguía enterrada en su corazón.

Pero el fantasma de aquella jugada que le permitió a River coronarse campeón y postergar por cuarta vez el sueño del América de ser campeón del torneo ha quedado atrás.



Histórico

Con su actuación heroica en el estadio Morumbí, Córdoba se puso a la par de dos legendarios arqueros boquenses que también le dieron la gloria a Boca luego de atajar penales. Uno de ellos es Antonio Roma quien, al detenerle un cobro al brasileño Delem, que jugaba para River, le permitió a Boca coronarse campeón en 1962 y, de paso, evitar que River le arrebatara la punta a Boca en la dramática definición de aquel torneo. En 1977, en el estadio Centenario de Montevideo, Boca Juniors y Cruzeiro, de Belo Horizonte, definían el título de la Copa Libertadores de América mediante el cobro de lanzamientos desde el punto penal. Hugo Orlando Gatti le detuvo el cobro a Vanderley, encargado del último disparo del equipo brasileño, y Boca Juniors se proclamó por primera vez en su historia campeón de la Libertadores.

En el corto plazo Córdoba tiene varias misiones que cumplir. Este jueves, en El Campín, defenderá la valla nacional nada menos que ante Argentina, en un partido crucial para Colombia, que necesita los tres puntos. También tendrá que esforzarse al máximo en el intento de Boca por alcanzar a River en el torneo argentino. Pero su verdadero reto será a finales de este año, cuando defienda en Tokio el arco de Boca en la final Intercontinental de Clubes ante el Real Madrid, de España.