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LA SELECCION EN SU LABERINTO

La Copa América dejó en evidencia no solamente las dificultades que existen para renovar la selección sino la falta de planificación hacia el futuro.

28 de julio de 1997

La selección Colombia de fútbol está en un laberinto del que nadie sabe cómo va a salir. O peor aún, si logrará salir. En la mitad de ese laberinto está el mundial de Francia 98. Yaunque los resultados de las eliminatorias en este año han suscitado el miedo y la incertidumbre, la realidad es que los puntos acumulados hacen ver con cierto optimismo la posibilidad de que la selección esté en el próximo mundial (ver SEMANA #772). Sin embargo para muchos aficionados el verdadero motivo de preocupación no es tanto obtener el tiquete a París como lo que pasará después.
Por los resultados recientes en las eliminatorias y lo que dejó en evidencia la Copa América que terminó el fin de semana pasado muchos colombianos temen que a su selección le esté sucediendo lo mismo que a la del Perú de los años 70. En ese entonces los incas, de la mano de Cubillas y su corte, tenían un sorprendente equipo que durante años jugó con los mismos hombres un fútbol de lujo. Sin embargo, después del retiro de sus estrellas, las derrotas de los años siguientes hicieron que los peruanos descubrieran algo que habían dejado casi en el olvido: el trabajo con las nuevas generaciones. Hoy, dos décadas más tarde, no han podido recuperar el nivel futbolístico que causó admiración en todo el mundo y, en consecuencia, han tenido que arrancar de cero con un nuevo proceso de formación. Para muchos, Colombia parece padecer los mismos síntomas.
¿Bienvenidos al futuro?
Si bien es cierto que desde antes de comenzar la Copa América el técnico Hernán Darío 'El Bolillo' Gómez había dejado en claro que con la convocatoria de un grupo de jóvenes estaba buscando básicamente la renovación, no es menos válido reconocer que las derrotas de Colombia no sólo tienen que ver con la falta de técnica de algunos jugadores sino también con el descuido en el trabajo con las selecciones de menores.
Desde 1993 Colombia dejó de asistir a campeonatos mundiales sub-17 y sub-20 sin que se haya notado verdadera preocupación en las directivas del balompié nacional. En esos años toda la atención estaba centrada en el equipo de mayores y las selecciones de menores pasaron de mano en mano sin que nadie les pusiera atención. No hubo continuidad ni en la convocatoria de jugadores ni en los entrenadores. Quizás obnubilada por su prodigiosa selección, Colombia se durmió en unos laureles que todavía no ha conseguido. Después del fracaso de USA 94 la situación no ha sido muy diferente. Y aunque ocasionalmente fueron probados nuevos jugadores no hubo un intento de renovación hasta esta Copa América.
La mala actuación de Colombia en este evento era previsible pues todo proceso de renovación viene acompañado de malos resultados, más aún si se intenta hacer a gran escala. Sin embargo las declaraciones de el 'Bolillo' en relación con este proceso no han convencido a todo el mundo: "Era el equipo que pedía el pueblo... Son buenos jugadores pero les faltan muchas cosas para llegar a finales, y eso se hace con trabajo, con partidos y con experiencia... Las cosas no son tan fáciles y las renovaciones no son totales...".
Para muchos resulta irónico que el técnico de la selección nacional convoque a jugadores porque son los que quiere el pueblo y no los que salen de una estrategia de renovación. Eso sería tanto como si Daniel Passarella hubiera desistido de apostarle al futuro de la selección argentina desde el final del último campeonato mundial y en lugar de tener actualmente un equipo -que pese a los tropiezos va mejor que Colombia en las eliminatorias- con jugadores jóvenes sacados de las selecciones inferiores, estuviera dependiendo de Maradona, Caniggia o Batistuta, todo porque los argentinos quieren ver a sus ídolos.
Por otra parte, si del equipo colombiano que estuvo en Bolivia salieron figuras como Iván Ramiro Córdoba, Neider Morantes e incluso John Wilmar Pérez, la pregunta que surge es cuántos jugadores más habrían podido surgir si Gómez hubiera trabajado en la renovación desde el final de USA 94 y no faltando un año para el mundial.
Por ahora, mientras se planifica el futuro, la selección sigue en su laberinto, pues de llegar a Francia muchos de los veteranos no estarán en el equipo y nadie está muy seguro de cómo les pueda ir a los jóvenes. Lo único claro es que se ha perdido un tiempo valioso y ya es hora de que alguien empiece a pensar en los años venideros.