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LOS MALABARISTAS DEL AGUA

Pese a los flojos resultados de los colombianos en el Mundial de Esquí náutico esta disciplina sigue teniendo gran proyección en Colombia.

20 de octubre de 1997

Llegaron el martes pasado a Medellín. Venían de lugares tan remotos y distantes como Costa de Marfil, Nueva Zelanda y Ucrania. En total eran cerca de 200 hombres y mujeres de 41 países de los cinco continentes. Todos con un mismo objetivo: lanzarse al lago del Club Campestre Llanogrande en Rionegro, Antioquia, en busca de alguna de las medallas que repartió el Campeonato Mundial de Esquí Náutico. Pese a que desde su aparición, a mediados de siglo, el esquí nunca ha sido uno de los deportes más populares del país, la semana pasada, aparte de los goles del 'Tino' Asprilla contra el Barcelona, pocos pudieron evitar hablar de una disciplina que, aunque extraña para la mayoría de los colombianos, es una de las más llamativas del mundo. Y no era para menos. No sólo porque el evento, que costó 650 millones de pesos, contó con los mejores esquiadores del planeta _como el francés Patrice Martin, la estadounidense Brenda Nichols Baldwin o la sueca Helena Kjellander_, sino porque el elevado número de deportistas y de países participantes consolidaron a este campeonato como uno de los más grandes que se hayan hecho en Colombia. Los esquiadores, más que atletas, demostraron el porqué son considerados como malabaristas que realizan innumerables piruetas en cualquiera de las tres especialidades en las que compitieron (ver recuadro). Pero, aparte de esto, la importancia de este certamen _tercer mundial que hace Colombia después de que en 1978 se desarrolló en Bogotá uno de mayores y hace cinco años en Rionegro 25 países compitieron en un mundial juvenil_ consistió en que, independientemente de los resultados de la delegación colombiana, se le hizo un reconocimiento a los progresos del esquí nacional en los últimos años. Y se confirmó la existencia de una generación de esquiadores que dará mucho de que hablar. Como pez en el aguaPese a que es un deporte de minorías el esquí es una de las disciplinas que más triunfos le ha dado al país. Mientras que en una de las grandes potencias de este deporte, como Canadá, el esquí es el segundo deporte más popular con cerca de 100.000 practicantes profesionales, en Colombia existen 13 clubes y en la federación están registrados tan sólo 170 deportistas. Para algunos esta diferencia ilustra la brecha que aún existe entre los grandes monstruos de esta disciplina a nivel mundial y los colombianos, algo que quedó en evidencia durante el pasado mundial, en el cual la mayoría de los esquiadores criollos quedaron eliminados antes de llegar a las finales. Pese a los limitados recursos que una federación pequeña como la colombiana puede ofrecer a sus afiliados, durante los últimos cinco años prácticamente no ha existido un certamen suramericano, latinoamericano o panamericano en el que los representantes nacionales no terminen en el podio con una medalla en la mano. La última de estas victorias fue en abril de este año cuando ganaron el título general por equipos en el Latinoamericano celebrado en Argentina. Precisamente han sido triunfos de este tipo los que han ido elevando la calidad del esquí nacional y han permitido, incluso, que deportistas como la antioqueña María Luisa Botero hayan logrado figurar dentro de las 25 primeras del mundo en el pasado campeonato en Francia. Esta antioqueña de 20 años, al lado de José Fernando Mesa y los hermanos Christian y Simón Siegert, son algunas de las estrellas más representativas de esa nueva generación que ha venido cosechando triunfos en los últimos años.Si bien es cierto que en el campeonato de Rionegro se pudo observar que la mayoría de los colombianos requiere pulir algunos detalles para conseguir mejores resultados en certámenes de este tipo, la realidad es que existen motivos para pensar que de seguir por el camino que va el esquí en poco tiempo Colombia alcanzarálugares de privilegio a nivel mundial. El promedio de edad de los esquiadores nacionales es de 22 años mientras que el de los miembros de los tradicionales dominadores, como Estados Unidos o Francia, es de 27 años, y el de la mayoría de los campeones mundiales es de 28. Esto es bastante significativo si se tiene en cuenta que, no obstante su juventud, los colombianos son considerados como unos de los mejores de Latinoamérica y algunos, como la paisa Botero, han conseguido grandes victorias, ya que en el panamericano de Chile del año pasado quedó campeona en slalom. Por esta razón no pocos creen que el esquí está recorriendo los gloriosos pasos del patinaje, ya que los representantes nacionales primero lograron una hegemonía continental, como la que hoy tiene el esquí, y poco tiempo después lograron consolidarse como potencia mundial. Por ahora sólo queda esperar a que alguien le dé un decidido apoyo económico pues no es muy difícil adivinar que lo mejor para este deporte aún está por venir.