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COPA LIBERTADORES

Los rojos en la recta final

Después de 52 años, Santa Fe vuelve a disputar una semifinal de Copa. La ilusión se mantiene.

Carlos Castelblanco
29 de mayo de 2013

Hay equipos que han escrito una larga y gloriosa historia en la Copa Libertadores y están eliminados de esta versión 2013 del campeonato de clubes más importante de América: Gremio de Porto Alegre, campeón en tres ocasiones, subcampeón en otras tres y con una de las hinchadas más grandes de Brasil; São Paulo, el soberano tricampeón de la Copa; el Santos de Pelé con tres títulos, así como los grandes de Uruguay: Nacional y Peñarol, el mirasol de Montevideo.

En 1961 Santa Fe jugó la ronda de semifinales, siendo eliminado por Palmeiras, que salió subcampeón derrotado por Peñarol. En ese campeonato del ‘61 el goleador fue santafereño: Osvaldo Panzutto, con cuatro goles. La fuerza de un pueblo, el expreso rojo vuelve a estar en una semifinal. Y la ilusión está viva, está pulsando en los corazones cardenales después de tantos años. Independiente Santa Fe no ha jugado una final de Copa, pero ya está en la recta final y ese objetivo está en la mira.

La familia roja de Bogotá está de fiesta. Tantos años después, Santa Fe vuelve a instalarse dentro de los cuatro mejores equipos de fútbol del continente, y ahora, de aquí en adelante, hay que convocar al espíritu aguerrido de jugadores como Alonso “Cachaco” Rodríguez o el de Pepe Romeiro Hurtado; la efectividad goleadora de Pandolfi, de Léider o de Héctor Javier Céspedes; la inteligencia, la elegancia para jugar en la media cancha del maestro Alfonso Cañón, y los reflejos de James Mina Camacho.

Esa herencia albirroja deberá ser para los jugadores de hoy, para quienes pusieron de nuevo a Santa Fe en un lugar tan privilegiado, una inspiración.

Decía, emocionado ante las cámaras cuando ganó la Copa del Mundo en Alemania 2006, el argentino nacionalizado italiano Mauro Camoranesi: “Esto es para todos los pibes del barrio”. Porque el jugador está hecho de horas de sacrificio, de entrenamiento, pero también está hecho de la ilusión de conseguir la gloria que desde niño, en un parque o en un potrero, ha perseguido.

Ellos, los jugadores de este equipo modelo 2013, así como todos los que han jugado en Santa Fe y han amado y respetado su camiseta, hoy deben estar orgullosos.