Home

Deportes

Artículo

FÚTBOL

Mundial, hora cero

Cuando asumió la presidencia de la Fifa hace 36 años, Joao Havelange afirmó que África era el futuro del fútbol. El mundo está a punto de ver qué tan acertado estaba el brasileño.

5 de junio de 2010

La decimonovena edición del Mundial de Fútbol es una incógnita para todos. Basta con recordar que hace apenas dos años Joseph Blatter, presidente de la Fifa, anunció que si no veía avance en las obras, el Mundial que está a punto de empezar se celebraría en otro país. Con los fantasmas exorcizados y la experiencia de la Copa Confederaciones de 2009, Sudáfrica está lista para demostrar que es capaz de organizar el evento deportivo más popular del mundo.

A este Mundial llegan 32 selecciones y ninguna es clara favorita. A los candidatos de siempre -Brasil, Argentina, Italia, Alemania, Inglaterra- se les suma esta vez un equipo sólido como España. Fortalecido por su reciente éxito en la Eurocopa de 2008, el equipo tiene alma de ganador. La primera pieza es su entrenador, Vicente del Bosque, un hombre experimentado, multicampeón con Real Madrid, afable pero exigente, capaz de manejar vestuarios difíciles. Su temple será puesto a prueba en una selección que cuenta con dos de los mejores volantes del mundo, Iniesta y Xavi, dos delanteros terribles como David Villa y Fernando Torres, un arquero de primer nivel como Iker Casillas y una defensa tan segura como dúctil integrada por Sergio Ramos, Puyol y Piqué. Debería ganar con relativa facilidad el grupo que comparte con Chile, Honduras y Suiza, pero su rival de octavos de final será su verdadera prueba, ya que deberá enfrentar a un representante del grupo G, integrado por Brasil, Costa de Marfil y Portugal.

El asunto es que España carga con el lastre de haber fracasado una y otra vez en las Copas del Mundo, y hasta que no demuestre lo contrario el favoritismo recaerá sobre las selecciones históricas, las que ya han ganado un Mundial.

El favorito de todos casi siempre es Brasil, incluso esta versión gris que ha elaborado Dunga. El ex volante ha armado un equipo a su imagen y semejanza, con futbolistas laboriosos y responsables, efectivos antes que vistosos. Los pentacampeones cuentan con Lucio, y si él llega a fallar, a su espalda está Julio César; nadie hubiera imaginado, 30 años atrás, que Brasil podría tener a los que quizá son el mejor central y el mejor arquero del mundo. En el medio campo, Kaká tiene la responsabilidad de generar el juego ofensivo así venga de su temporada más discreta desde que es profesional, y para lograrlo contará con dos laterales sin igual, Maicon y Daniel Alves. El problema es que ambos juegan en el mismo puesto y todo apunta a que el hombre del Barcelona será suplente.

Si de individualidades se trata, el mundo espera por Lionel Messi, que de jugar este Mundial a su nivel de la liga española en las dos últimas temporadas, podría dejar en el pasado la duda de quién fue mejor entre Pelé y Maradona. Es precisamente este, su entrenador, quien podría cortarle el vuelo a una Argentina que exhibe una delantera contundente, integrada por Higuaín, Milito, Tévez y Agüero. El ex Napoli es resistido por muchos por su falta de experiencia y por sus caprichos a la hora de tomar decisiones. Pocos entienden que haya dejado sin Mundial a Javier Zanetti y Esteban Cambiasso para convocar a Ariel Garcé y Martín Palermo.

Marcello Lippi dejó también por fuera de la nómina de Italia a dos históricos como Totti y Del Piero, pero a diferencia de lo que ocurre en Argentina, nadie le discute al ex entrenador de Juventus sus decisiones por muy extrañas que sean. El reto de Lippi será defender el título obtenido por él mismo cuatro años atrás en Alemania con un equipo envejecido, carente de figuras y minado por las lesiones. Su columna vertebral es conformada por el arquero Gianluigi Buffon, el defensa central y capitán, Fabio Cannavaro, el generador de juego, Andrea Pirlo, y el goleador, Antonio Di Natale; todos superan los 30 años.

Otro tipo de problemas tiene Fabio Capello, seleccionador de Inglaterra, un ganador a toda prueba con clubes como Milan, Roma y Real Madrid. Su figura, Wayne Rooney, estaba imparable hace dos meses, pero una racha de lesiones de corta duración le ha restado vuelo, por lo que su nivel durante el Mundial es una incógnita. En el medio campo, Frank Lampard y Steven Gerrard deberán olvidar su mediocre Mundial de hace cuatro años y demostrar por qué son vitales en sus clubes, Chelsea y Liverpool, mientras que en el arco Robert Green, lejos de ser una garantía, será el titular por encima de David James, un histórico conocido por ser capaz de hacer la más increíble de las atajadas o el más ridículo de los errores.

Un peldaño por debajo, Francia, actual subcampeona del mundo, no luce tan fuerte, sin Karim Benzema en el equipo y con un Thierry Henry envejecido, a punto de salir de la élite del fútbol. Alemania es siempre Alemania, más allá de que su juego no despierte pasiones y de que su líder natural, Michael Ballack, se pierda el mundial por lesión. La capitanía del equipo ha recaído sobre Philipp Lahm, un buen lateral carente de la capacidad de liderazgo para llevar a su equipo a la victoria. Holanda, por su parte, es conocida por jugar muy bien pero quebrarse a la hora de los grandes retos. Nombres para llegar lejos no le faltan: Robben, Sneijder, Van Persie, Van der Vaart, Kuyt.

Por último, y si el fútbol fuera un deporte individual, Portugal y Costa de Marfil serían candidatos de primera línea. Los primeros cuentan con Cristiano Ronaldo, en un excelente nivel pese a no haber ganado nada con Real Madrid (y quizá el mejor del mundo si no existiera Messi), mientras que los segundos tenían, antes de su lesión, en Didier Drogba a su figura de mostrar.

Se abre, pues, el certamen deportivo más importante del mundo. Señoras y señores, tomen sus asientos, que la fiesta está a punto de empezar.