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OTRA PIEDRA EN EL CAMINO

Los directivos del Atlético de Madrid no fueron los únicos que se aburrieron con la 'filosofía' de juego de Francisco Maturana. Los jugadores organizaron un complot para que se fuera.

5 de diciembre de 1994

CUANDO FRANcisco Maturana se levantó en la mañana del domingo 30 de octubre, por su cabeza tal vez no rondaba la idea de que ese día sería uno de los peores de su vida futbolística. En contraste, en esa misma madrugada, muchos jugadores de su equipo eran conscientes de que las horas de 'Pacho' como técnico del Atlético de Madrid estaban contadas.
Desde la noche anterior varios jugadores, entre los cuales estaban Manolo, Dobrovolski y Rocha, habían acordado rebelarse contra el estratega. En su opinión, si perdían el encuentro contra el Betis, en su propio estadio, la paciencia de los dirigentes con Maturana se acabaría y tarde o temprano el técnico colombiano anunciaría su retivo de la institución.
Maturana posiblemente lo sospechó cuando ingresó al camerino local del estadio Vicente Calderón. En ese lugar sólo se escuchaban con dificultad algunos murmullos. La algarabía de otros momentos había sido reemplazada por un ambiente de velorio.
Al ver la escena el técnico colombiano habló con los jugadores para tratar de entusiasmarlos. Incluso el argentino Diego Pablo Simeone pidió la palabra y comentó lo importante que era respetar al público, que a pesar de los malos resultados seguía colmando las graderías. Las palabras de Simeone sirvieron para que algunos jugadores titulares se dieran voces de aliento pero, en el fondo de la mayoría de ellos, flotaba la idea de perder el partido para que Maturana se fuera del club de una vez por todas.
"El equipo -en palabras de Maturana- salió a la cancha engarrotado, nervioso y sin ideas claras". A medida que transcurría el tiempo los hinchas se calentaban cada vez más, hasta que los gritos de insulto contra varios jugadores se escucharon en todo el Vicente Calderón. Ya en el segundo tiempo, cuando el marcador se puso 2-0 en contra -a la larga el resultado final- el rostro de Maturana, habitualmente impasible, cambió, esta vez invadido de tristeza y desencanto. Para mucha gente era ya evidente que la televisión española había tenido razón al recoger versiones según las cuales se cernía sobre Maturana un complot de sus jugadores, que no querían o no podían adaptarse a su estrategia. El técnico colombiano, abrumado por el fracaso, ya no tenía otro camino que la salida.
Pero, ¿qué es lo que explica la actitud de los jugadores? Básicamente que se trataba de hombres ya formados a los cuales no era fácil cambiarles, de buenas a primeras, su estilo de juego. Por otra parte, para muchos futbolistas del Atlético y para varios comentaristas deportivos, el sistema de juego de Maturana es demasiado rígido, y en el fútbol moderno es un pecado mortal no tener ningún tipo de alternativas cuando le han descubierto su secreto. Y en esto precisamente radica el aburrimiento de los jugadores del Atlético.
Maturana se estancó en su 'filosofía' y no se ha dado cuenta que el fútbol cambia diariamente. En otras palabras, al técnico colombiano le está pasando lo mismo que al líder cubano Fidel Castro, quien defiende a muerte un sistema político que aparentemente es benigno pero que la historia se ha encargado de demostrar que no funciona. La pregunta para Maturana es la misma que muchos hacen a Castro: ¿hasta cuándo defenderá su filosofía y hasta qué punto será capaz de introducir cambios y hacerla flexible para poder sobrevivir?