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OTRA VEZ, LA DEL SIGLO

El 6 en Las Vegas, la cita de Hagler y Leonard

27 de abril de 1987

Es, una vez más, la pelea del siglo, en un siglo que ha tenido ya varias. Pero si esta lo es, lo es sobre todo por la bolsa en juego: Marvin "Marvelous" Hagler, el campeón, se echará al bolsillo 37 millones de dólares, y el retador "Sugar" Ray Leonard, 22 millones. Todo pasará en menos de una hora el próximo 6 de abril, en el Ceasars Palace de Las Vegas, cuando se enfrenten dos de los más grandes pesos medianos de todos los tiempos.
Independientemente del resultado, este combate hará historia. No sólo convertirá a Hagler y a Leonard en los dos deportistas activos más ricos del mundo, sino que sus ingresos totales (estimados en más de 100 millones de dólares), dejarán en un lejano segundo lugar los de la pelea entre Larry Holmes y Gerry Cooney en junio de 1982 (45 millones de dólares), cuando todavía los pesos pesados tenían la exclusividad de las grandes cifras del boxeo.
Pero aparte de dinero, también habrá boxeo. De ganar Hagler, igualará la marca de 13 defensas exitosas alcanzada por el argentino Carlos Monzón en esa categoría a mediados de la década pasada, quien, por cierto, en sus peleas estelares ante el colombiano Rodrigo Valdés, nunca ganó más de 200 mil dólares por velada. Para igualar al argentino, Hagler, de 32 años, y con un récord asombroso de 62 peleas ganadas (52 de ellas por K.O.), 2 empatadas y 2 perdidas, se enfrentará a uno de los "niños consentidos" del boxeo, y quien para muchos puede estar cometiendo una locura. En efecto, Leonard, de 30 años y con un récord de 33 peleas ganadas (24 por K.O.) y una perdida (contra el inolvidable "Mano de Piedra" Durán), vuelve al boxeo después de haberse marginado hace 4 años largos, debido a un desprendimiento de retina. Esa lesión truncó una de las carreras más impresionantes de boxeador alguno. Curiosamente, ese puesto vino a ser tomado por Hagler, cuyo itinerario fue --vale decirlo-- muchisimo más duro.

Píncipe y mendigo
Mientras Leonard, que parecía haber sido criado con "cucharita de plata", se ganó 40 mil dólares en su tercera pelea como profesional una noche en Hartford (Connecticut) en junio de 1977, en esa misma velada, un oscuro boxeador que había comenzado su carrera en un pueblo cerca de Boston, se ganó 1.500 dólares por lo que en ese entonces fue su vigésima sexta pelea profesional. Este oscuro peleador era Hagler, quien con razón, hoy se refiere a Leonard despectivamente "Es puro cuento", asegura. "Ha es tado protegido toda su vida --agrega-- y además, si no hubiera sido boxeador, podría haber hecho otras cosas. Yo en cambio, no tenía ningún sitio a dónde ir".
Nada más cierto que lo anterior. Hagler nunca tuvo buena imagen. En una época marcada por el boxeo elegante de Mohammed Ali, Hagler aparecía, con su mirada fija y cráneo afeitado desde los 15 años, como un carnicero que se imponía sólo por su fuerza bruta. Y es que así tenía que ser viniendo de donde venía. Nacido en Newark, Nueva Jersey, al lado de Nueva York, Hagler aprendió desde pequeño cómo era la dura vida de la calle. "Mi mamá nos enseñó a no volver a la casa llorando. Yo pegaba con un garrote, un ladrillo, una botella --cualquier cosa en la que pudiera poner mis manos-- y una vez en el suelo, pateaba. Eso se conocía como supervivencia".
A los 13 años, escondido con sus cinco hermanos y su madre bajo la cama de la habitación que ocupaban, el ahora campeón se salvó de perecer cuando dos balas perdidas se incrustaron en la pared del cuarto, durante los famosos disturbios raciales de Newark, en julio de 1967. Fue este el motivo que obligó a la familia a trasladarse a Brockton (cerca de Boston), donde Hagler dejó el colegio a los 15 años para trabajar de día y asistir al gimnasio de noche. Este era manejado por Pat y Goody Petronelli, dos blancos quienes desde entonces han sido sus manejadores.
A los 18 años y después de haber ganado medio centenar de peleas amateur y tener la posibilidad de asistir a los Olímpicos de Montreal, rechazó la invitación y se volvió profesional. Su argumento fue simple: "No pienso perder tres años por una medalla de oro. ¿Qué puede acaso comprarse con una medalla?". Mucho tiempo habría de pasar para que pudiera comprarse algo. Sus primeras peleas profesionales nunca le reportaron más de 200 dólares, a pesar del optimismo cuando firmaba los contratos como "Marvelous (Maravilloso) Marvin Hagler, futuro campeón mundial de los pesos medios". Esa frase se volvió realidad el 27 de septiembre de 1980 en Londres, cuando pulverizó en tres asaltos al británico Alan Minter en una pelea accidentada, no por el combate, sino porque los fanáticos invadieron el ring, agredieron a la cuerda de Hagler y obligaron al nuevo campeón a refugiarse por dos horas en el baño de mujeres, antes de poder abandonar el coliseo.
Desde ese entonces, la lista de caídos ha sido grande: Antuofermo, Durán, Hearns y Mugabi, entre otros. El nombre de "Marvelous", el cual se encargó de legalizar, es sin duda merecido. Quienes alguna vez pensaron que Marvin Hagler iba a ser un campeón pasajero tienen que resignarse a verlo favorito 5 a 2 frente a Leonard gracias a la que él llama su filosofía elemental: "Destruir y destruir".--