Home

Deportes

Artículo

AUDACIA

País de alto riesgo

Colombia se ha convertido en uno de los mejores escenarios del mundo para realizar deportes extremos. El ala delta, el 'kitesurfing' y el 'fly flying' cada día tienen más seguidores.

12 de septiembre de 2004

Torneo Nacional de Kitesurfing en el lago Calima; Abierto de Fly Flying en Medellín; circuito de surfing en la costa Pacífica, ala delta en Roldanillo, windsurf en el Cabo de la Vela y ciclomontañismo en el Boquerón, entre muchas otras competencias, certifican que desde hace algún tiempo Colombia dejó de ser indiferente a los deportes extremos. Este año más de 50 encuentros, muchos de ellos en el ámbito profesional, han reunido deportistas no sólo colombianos sino de diferentes partes del mundo que han descubierto en los principales lugares turísticos del país escenarios deslumbrantes tanto por su belleza como por su dificultad para practicar sus deportes favoritos. Y es que para los surfistas de California no es normal esperar su turno para correr las olas relajándose en ríos de agua dulce como les ocurrió en el Tayrona; para los dominicanos que hacen ala delta es atípico volar entre montañas, sobre ríos de aguas cambiantes y climas templados como sucede en Roldanillo, y para los italianos practicantes del kitesurfing, que esperan impacientes la llegada del otoño, fue sorprendente navegar en el lago Calima, donde el viento sopla con fuerza 300 días del año.

A pesar de que la mayoría de las veces los deportes extremos no encuentran el apoyo del gobierno y de la empresa privada, el lugar que han ido construyendo sus promotores a punta de pasión y buen provecho de la geografía comienza a fortalecer sus cimientos. Este año y el próximo, equipos nacionales estarán presentes en los torneos más importantes del mundo como el Red Bull Fly to Giants of Rio y el Mundial de Kitesurfing en Sao Pablo. Varias regiones colombianas ya recibieron aprobación para que sirvan de escenario de competencias de alto riesgo como el Suramericano de Windsurf en el lago Calima y el Abierto de Canopying en la reserva de Mamancana, Magdalena. Queda claro que el fútbol no es el único deporte en Colombia y que con un ecosistema bien aprovechado en un futuro Colombia contará con campeones extremos que profesen su lema: si no hay riesgo no hay gloria.