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PELE PARA PRESIDENTE

Recuperada su popularidad en Brasil y convertido en el ministro de mayor credibilidad, Pelé se vuelve en alternativa política.

8 de mayo de 1995

LITERALMENTE, TODO EL MUNDO LO conoce. No hay un sólo lugar en la Tierra en el que no se haya hablado de él, o en el que pase inadvertida su imagen. Hay estatuas suyas en la India, museos con algunas de sus pertenencias en Italia y Brasil, y tiendas en Japón, que venden balones de fútbol con su nombre: Pelé.
No es exagerado afirmar que son muy pocas las personas que en los cinco continentes desconocen su historia futbolística. Ha sido el único hombre en ganar en tres oportunidades, como jugador, el campeonato mundial de fútbol con la camiseta de su país. Sin embargo, casi nadie sabe que durante los últimos 18 años, detrás de esa sonrisa de santo y su copete parado, se había escondido un hombre de negocios y un polémico personaje.
PELE INC.
Mientras fue jugador de fútbol logró la estabilidad económica, y hacia el final de sus días como leyenda del balompié alcanzó la opulencia. Pero fue realmente desde el momento en que se alejó de las canchas, cuando Pelé llegó a ser muy rico.
Su sola imagen está avaluada, según la compañía Alan Taylor Communications, en 250 millones de dólares. Este hecho ha sido una garantía permanente de éxito para Pelé y sus inversiones, al igual que para la gran variedad de productos que él anuncia. Sondeos de publicistas franceses y estadounidenses afirman que la marca Pelé es la más conocida del planeta, aún por encima de Coca-Cola. Basado en esto Edson Arantes do Nascimento ha dedicado más de una década a incursionar en el mundo de los negocios. Sus inversiones son tan variadas que van desde su propia compañía, Pelé Sports & Marketing, hasta la producción y comercialización de una tira cómica basada en su vida. Su patrimonio personal está calculado en más de 50 millones de dólares y tiene dos casas en Nueva York, una en Francia y 90 apartamentos en Brasil.
Hasta hace tres años la vida del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos estaba enmarcada por las reuniones sociales y sus negocios, pero una encuesta sobre su imagen en Brasil cambió repentinamente el rumbo de sus actividades.

ZONA DE CANDELA
Cuando Hélio Viana, socio de la compañía de Pelé, contrató a una importante empresa de opinión pública para averiguar qué pensaban los brasileños sobre el rey, muchos le dijeron que la respuesta sería obvia: aún lo siguen adorando. Pero no fue así, la encuesta reveló que, al contrario de lo que el mundo cree, a Pelé no lo querían todos sus compatriotas.
El malestar entre los brasileños venía desde hace varios años. Algunos acusaban a Pelé de ser racista, de preferir siempre a mujeres blancas y despreciar a las negras. En una entrevista concedida por el ex futbolista a la revista Veja a finales de 1993, él se defendió argumentando que entre las muchas mujeres que habían pasado por su vida existieron algunas morenas. Pero la verdad es que públicamente sólo se le ha visto con dos, la modelo Marina Montini y la señorita Brasil 93 Daise Nunes, mientras que sus romances con hermosas rubias le han dado la vuelta al mundo.
De otro lado, el hecho de que Pelé hubiera montado una infraestructura empresarial, prácticamente desconocida por sus compatriotas, fue visto por el pueblo, según la encuesta, como una prueba de que al rey le interesaba más lo que pasara afuera de Brasil que lo que ocurría en su tierra natal. Al conocer los resultados del sondeo de opinión, Pelé sufrió una grave depresión. Delegó todos sus negocios a sus socios y asistentes, y se refugió durante varios meses en su casa de Guarujá en Brasil. Durante este tiempo el atleta del siglo, según el diario. francés L'Equippe" adquirió el hábito de la lectura y contrató una profesora de portugués para que le ayudara a solucionar un problema de dislexia que padecía desde pequeño.
Muy pocas veces se le volvió a ver en público durante ese año, y en sus ocasionales apariciones siempre fue el hombre alegre y caluroso que todos conocían. Actuó como si nada hubiera pasado. Pero fue sólo hasta poco antes del Mundial de Fútbol USA 94, cuando la vida de Pelé volvió a cambiar de dirección, y sus compatriotas empezaron a ver en él al hombre que durante muchos años habían amado.

EL SEÑOR MINISTRO
Los meses de retiro de la vida pública convirtieron a Pelé en un hombre más pensante, más serio, y sobre todo más decidido a comprometerse con su país. Comenzó por hacer graves denuncias de corrupción en la Confederación Brasileña de Fútbol, y concretamente contra su presidente, quien en ese entonces era nada menos que el yerno del hombre más poderosoo de la Fifa, Joao Havelange. Las acusaciones terminaron por desatar un enfrentamiento entre Havelange y Pelé, quienes hasta ese entonces habían sido buenos amigos.
El presidente de la CBF cayó por el escándalo, y el pueblo brasileño observó estupefacto cómo Pelé, un semidios, había descendido a la Tierra para defender a sus compatriotas, aun en contra de su propio amigo. Desde ese episodio, O rey empezó a hablar sin temor en público, ya curado de su dislexia, sobre temas que antes sólo trataba en su casa: evasión fiscal, pobreza, derechos, etc.
Pero el último gran cambio en la vida de Pelé se produjo el primero de enero de este año, cuando el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, lo nombró como ministro extraordinario de deportes. El nombramiento fue recibido con cauto optimismo, pero ni la gente, ni aun los mismos miembros del gabinete pensaron que el rey hubiera llegado a su nuevo trono tan bien preparado.
Pelé no sólo ha propuesto importantes proyectos sobre deporte, sino que además ha demostrado conocimientos en temas económicos y políticos, a pesar de no tener una sólida formación académica. Para los brasileños, el nuevo reinado de Pelé ya no será en las canchas, sino donde pocos lo imaginaron: en la política.
Cuando el rey condujo al archifamoso e irrepetible scratch al tricampeonato en México en 1970, los eufóricos torcedores reclamaban a voz en cuello a Pelé para presidente del Brasil. Esas proclamas, que entonces eran apenas manifestaciones del folclor futbolero, han pasado a ser una posibilidad tangible. Hoy por hoy, Pelé es el más popular de los ministros y el que tiene más credibilidad entre la opinión pública. Por eso ya no es descabellado pensar que el próximo gol del rey del fútbol sea en el palacio de Planoalto.