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Jorge Luis Pinto, el seleccionador nacional, ha tenido un buen comienzo en la eliminatoria, pues ha ganado dos partidos, empatado otros dos y ha mantenido el invicto. Su goleador es Dairo Moreno, del registro del Once Caldas de Manizales

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Colombia pasó del infierno de la Copa América al paraíso del triunfo ante Argentina. Pero el equipo debe mejorar muchos aspectos de su juego para asegurar un cupo en el Mundial de Sudáfrica.

Eduardo Arias. Editor cultural de SEMANA
15 de diciembre de 2007

Tras haber sido eliminada la selección del Mundial de fútbol de 2006, la Federación Colombiana se tomó más de un año para escoger al sucesor de Reinaldo Rueda. Luego de 13 meses de trabajo perdido, y de una gran cantidad de nombres barajados, el 14 de diciembre de 2006 se designó a Jorge Luis Pinto y comenzó la denominada 'Era Pinto'. Una época marcada por el temperamento fuerte del técnico, su pasión por la táctica y su poca diplomacia para enfrentarse con los medios en las polémicas.

Colombia debía enfrentar en 2007 dos retos muy importantes: la Copa América y los primeros cuatro partidos de la eliminatoria al Mundial de Sudáfrica de 2010, entre ellos dos enfrentamientos ante Brasil y Argentina.

En marzo la selección jugó varios partidos de preparación. Perdió con Uruguay 1 a 3 en Cúcuta y luego venció a Suiza 3 a 1, 4 a 0 a Panamá y 2 a 0 a Paraguay. Con un plantel renovado y agresivo en ataque, parecía que Colombia tenía todo a su favor en la Copa América.

Sin embargo, el desastroso debut ante Paraguay (goleada en contra 5 a 0) derrumbó la estantería. Los llamados jugadores 'históricos' (Miguel Calero, Mario Alberto Yepes e Iván Ramiro Córdoba) tuvieron una actuación muy opaca. Ante Argentina, Colombia comenzó ganando 1 a 0, pero un error del árbitro brasileño Carlos Simon, que pitó un penal inexistente, le permitió empatar a los gauchos a través de Crespo, y de nuevo la selección se desmoronó y cayó 4 a 2. En el juego de despedida Colombia venció 1 a 0 a una muy floja selección de Estados Unidos en un partido para olvidar.

Luego de la debacle en Venezuela comenzaron a lloverle críticas al técnico, y hasta se ventiló en los medios la necesidad de cambiarlo. En los juegos de preparación que Colombia jugó en septiembre (victoria 1 a 0 frente a la selección sub-23 de México, empate 2 a 2 ante Perú y triunfo 1 a 0 frente a Paraguay) las dudas se mantuvieron. Pero en ese primer partido de las eliminatorias, que se jugó en El Campín, Brasil no sólo no pasó por encima de Colombia, como se esperaba, sino que Colombia hizo méritos para ganar. El empate sin goles se repitió en La Paz. El tercer rival fue Venezuela, al que Colombia derrotó con gran dificultad y gracias a un solitario gol de tiro libre del defensor Rubén Darío Bustos. Tres días después, Colombia derrotó a Argentina en un partido de dos caras. Al principio Argentina jugó mucho mejor y Colombia sacó barato el primer tiempo, que terminó apenas 1 a 0 a favor de los gauchos. En el segundo, de nuevo Bustos, de tiro libre, emparejó el resultado y sobre el final, Dairo Moreno señaló el 2 a 1, un resultado que le permitió a Colombia terminar el año en el cuarto lugar, con ocho puntos, y un país feliz con la selección, a pesar de los errores que mostró en varios pasajes de los cuatro partidos y su falta de fútbol.

El año terminó mucho mejor de lo esperado y el desastre en la Copa América de Venezuela parece un paréntesis ya superado. Además, Pinto mostró gran capacidad de reacción para corregir sus errores y grandeza al reconocer públicamente sus equivocaciones.

Pero a Colombia le espera un camino muy duro en la eliminatoria que se reanuda en junio. Para mantener sus posibilidades intactas, debe mejorar en muchos aspectos de su juego, en particular la definición, y aprovechar la altura de Bogotá. A Colombia le faltan por lo menos 19 puntos más para clasificar y a punta de empates no va a obtenerlos. Es necesario ganar partidos y para lograrlo, hacer goles.