Más que por el problema de la deuda externa o el de la contaminación, los mexicanos, quién lo creyera, han hecho de los símbolos del Mundial del 86 todo un lío. Cuando la Federación Mexicana de Fútbol se vio ante la necesidad de escoger una mascota para representar al equipo local, creyeron haber dado en el blanco con la figura que eligieron: Cantinflas.
Sin embargo, estaban muy lejos de la verdad y en lugar de producir una emocionada reacción favorable, lo que hicieron fue desatar una polémica de proporciones que rayan en lo ridículo. Ni la Federación, ni Mario Moreno, el creador del personaje, estaban preparados para la violenta reacción de algunos que piensan que la imagen de Cantinflas no tiene nada que ver con el México moderno. Hasta los psicoanalistas han terciado en el asunto, analizando el fenómeno que produjo (12 días después de que fuera seleccionada el 27 de marzo pasado), el retiro de Cantinflas como mascota del equipo. Sin embargo, la imagen del cómico será utilizada para promocionar el Mundial 86 en camisetas y otros objetos.
La selección, con un mucho de sentido común, se hizo sobre la base de la popularidad de un personaje que ha sido el protagonista de 42 películas que le han dado la vuelta al continente americano. Pero la idea fue recibida mal y el debate se ha centrado sobre qué o quién es un símbolo adecuado para un país que se ve a sí mismo como una nación entre el mundo subdesarrollado y el desarrollado. La avalancha de críticas no se presentó solamente con Cantinflas. Ya el año pasado, a los mexicanos se les habían puesto los pelos de punta cuando conocieron el logo que se había seleccionado para la Copa Mundo 86: "Pique" un chile verde, sonriente, de enorme bigote que, aparte del uniforme de fútbol, guayos incluidos lleva un sombrerote anaranjado. "Es una ofensiva imagen estereotipada de México" han coincidido en señalar la mayoría de los críticos. La objeción principal radica, según el psicoanalista mexicano Fernando Santamaría, en que los mexicanos no quieren sentirse encasillados: "Los símbolos escogidos no representan el momento actual del país", continúa el médico, quien sostiene que "México se ve a sí mismo como una sociedad industrializada, mientras que "Pique" lo ilustra como una sociedad rural". La cultura es demasiado diversa, tercian otros, como para ser reducida a símbolos que pueden ser interpretados como anacrónicos". "A los mexicanos no nos gustan los símbolos, dijo un profesor universitario, "no nos gusta "Pique", no nos gusta Cantinflas y si nos quisieran buscar otro símbolo, tampoco nos gustaría". Mejor dicho: nada que hacer. Los mexicanos se resisten a que "Pique" y Cantinflas sean sus símbolos. El espíritu deportivo en este aspecto paradójicamente, está ausente y le han puesto tanta tiza al asunto que el emblema del mundial de fútbol se ha convertido en algo de tanta trascendencia como la posición de México en materia de política internacional. "Ser representados por un aji y por un vago que no sabe ni hablar, es como decirnos que somos primitivos", dijo un mexicano indignado. Por su parte, el psiconalista Santamaría, hizo énfasis en el desfase de los símbolos con lo que los mexicanos piensan de sí mismos.
A Mario Moreno, sin embargo, no le parece tan grave lo de "Pique" y defiende a su personaje, a quien ve como una imagen positiva: "Cantinflas es parte de este país, representa al mexicano humilde que quiere superarse y ser algo en la vida. Ese es el mensaje de todas mis peliculas. A Cantinflas lo creé, sacándolo de la gente, de mi pueblo: es un pobre diablo de profundos sentimientos, un pobre tipo de enorme sensibilidad". Moreno asegura que sus características, sin embargo, no son estereotipos y que "el problema es que en el mundo siempre hay gente amargada y frustrada que no quiere ver que otros salgan adelante. Los que protestaron, lo hicieron para hacerse notar, porque querían sentirse importantes". Mario Moreno piensa que Cantinflas hubiera sido una buena mascota para el equipo: "representa optimismo, esfuerzo, es una persona que finalmente triunfa en la vida".
Sin embargo, sus detractores no parecen pensar lo mismo y aseguran que los rasgos negativos del personaje se destacan más que las características positivas. El psicoanalista Santamaría considera que la Federación debía haber éscogido como mascota a un viejo jugador de fútbol y no a un personaje de cine. Pero la Federación, que lamentó el retiro que Mario Moreno hizo de su personaje, afirmó que no buscará otra. Como quien dice, se quedaron sin el pan y sin el queso. Demasiado quisquillosos los mexicanos, ¿o con alguna dosis de complejo de inferióridad? De todo un poco y un mucho de trascendentalismo para un evento donde la gracia radica en llevar a patadas una pelota hasta una portería para marcar un... ¡goool!