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Navia rememora cómo se 'enamoró' del Cali. | Foto: Archivo particular.

OPINIÓN

Por qué Deportivo Cali debe ser campeón

"Tenemos un equipo competitivo y guerrero cuando nadie daba un peso hace dos meses..."

José Navia, cronista
14 de diciembre de 2013

De todos modos habrá fiesta. Yo no sé ni cuándo ni cómo me enamoré del Deportivo Cali. En esa época no había partidos por televisión (tampoco teníamos televisor) y era poco probable que desde la vereda del Cauca donde nací pudiera ir al estadio de Cali, a siete horas en tren o cuatro por carretera destapada.

Entonces, solo queda la radio. Los culpables fueron los narradores deportivos que gritaban cada domingo las atajadas de José Rosendo Toledo. No recuerdo haber visto una foto de Toledo. Me lo imaginaba como lo describían en la radio. Grande y vestido de negro. Después supe que era argentino y había remplazado a Isidro ‘Trucutú’ Olmos en el arco del Cali. Para mí, era como el Capitán América de aquella época.

Y me imagino que luego terminé enamorado del equipo de José Rosendo Toledo. Lo que sí recuerdo con nitidez es mi primera tristeza con el Cali. Tenía 9 años. Una noche de 1968, pegado de un transistor Sanyo, lloré cuando el Unión Magdalena le empató en Santa Marta y se quedó con el campeonato.

A José Rosendo Toledo lo remplazó otro grande: Pedro Antonio Zape Jordán, de Puerto Tejada (Cauca). Para entonces, yo mismo fabricaba escudos de badana que luego mi mamá le cosía a mis camisetas. Recuerdo haber comenzado a ver las primeras fotos de los jugadores caleños en los periódicos. Iroldo Rodríguez de Oliveira, el ‘Tranvía’ Desiderio, Óscar López, el ‘Maestro’ Arboleda, Mario Agudelo, Miguel Escobar y después, el ‘Mago’ Loaiza y Norberto Claudio Bautista.

Con Zape, el Cali ganó su segundo campeonato, en 1969. Y repitió en el 70 y 74. En los años que siguieron el verde, aunque no sumó estrellas, llenaba estadios con la ‘Mosca’ Caicedo, Landucci, Umaña… y la inolvidable dupla de Néstor Leonel Escotta y Jesús ‘El Tigre’ Benítez.

De las decenas de jugadores que han vestido la verde, no más de una veintena ha logrado el pedestal de los emblemáticos. El ‘Cococho’ Álvarez y sus goles olímpicos (hizo más de seis), el ‘Mortero’ Aravena (le metió cinco al Tolima en un solo partido), la dupla Redín – Valderrama…

Desde la última estrella, en el 2005, el Cali andaba alicaído. Por eso, el domingo, de todos modos, habrá fiesta. Porque tenemos un equipo competitivo y guerrero cuando nadie daba un peso hace dos meses, y porque los directivos parece que por fin entendieron que el Cali se merece tener jugadores de categoría, ídolos como José Rosendo Toledo.