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¿Salado?

Después de l Gran Premio de Bélgica los seguidores de Juan Pablo Montoya se preguntan por las causas de los pobres resultados del bogotano

8 de octubre de 2001

Primero de septiembre. Dos de la tarde, hora en Spa-Francorchamps, Bélgica. Juan Pablo Montoya acaba de lograr su segunda pole position en la Fórmula 1, venciendo en un mano a mano a su compañero de equipo Ralf Schumacher bajo condiciones de pista cambiantes.

2 de septiembre. Cuatro de la tarde en el mismo sitio, ubicado en los Ardennes belgas. Juan Pablo Montoya está fuera de carrera cuando completaba apenas la segunda vuelta tras la segunda partida del Gran Premio número 14 del año. Un rodamiento del motor BMW se dañó y acabó con las pocas esperanzas que miles de colombianos aún tenían de ver a su piloto hacer la mejor de sus recuperaciones.

Tristemente en muchas ocasiones la última impresión es la que queda como referencia, y esta vez la desilusión dejó en el aire que Montoya está ‘salado’ este año. Ante los ojos del mundo el dominante equipo BMW Williams del sábado no parecía otra cosa que un grupo de novatos.

“El equipo no habría podido hacer un mejor trabajo hoy”, dijo Patrick Head el día anterior. El domingo no se detuvo a hablar con ningún periodista y en su rostro se veía la frustración tras haber malogrado lo que habría podido ser una buena carrera para sus dos pilotos.

También el sábado Frank Williams, un hombre que ha estado en lo más alto y en lo más bajo y que sabe lo que cuesta tener un equipo ganador, explicó sin querer hacerlo, y sin saber lo que pasaría el domingo, el porqué de los problemas vividos tanto por Montoya como por Ralf Schumacher.

“Todavía estamos enseñándonos a nosotros mismos cómo ser un equipo de punta”, dijo Williams después de la pole de Montoya. Con esa frase dejaba claro que la escudería que lleva su apellido está aún en proceso de llegar a lo que fue por última vez en 1997, cuando logró los títulos de pilotos y constructores.

Hay que tener presente que así como Williams dice que hay que darle tiempo a Juan Pablo porque es su primer año, de la misma manera se debe recordar que este es apenas el segundo año de la sociedad Williams-BMW. A esto hay que sumarle la entrada de la llantera Michelin, algo que añade aún más piezas al rompecabezas.

En pocas palabras, la sociedad Montoya, Williams, BMW, Michelin es demasiado joven como para pedirles los resultados que sabemos que son posibles pero que al ojo triunfalista parecen más fáciles de lo que realmente son.

El que Ralf Schumacher haya ganado ya tres grandes premios es muestra de que sí se puede. Pero de por sí estos resultados están muy por encima de los objetivos trazados inicialmente por el equipo a finales del año pasado.

Este año el campeonato no lo ganó ya un Williams; 2001 continuará siendo un año de aprendizaje y ojalá se cometan más errores y haya más fallas porque cada vez que así sucede se aprende algo nuevo. El examen final se presentará en 2002 y 2003, y será entonces cuando cuenta haber aprendido bien las lecciones.

Esto no es para decir que el equipo no ganará nada más este año. El próximo Gran Premio de Italia reúne todos los elementos que se dieron en Alemania para que Montoya y Ralf Schumacher dominen a sus anchas. Si la suerte está ahí podría haber motivo para celebrar.



Rumbo a Italia

La Fórmula 1 se desplaza el próximo fin de semana a la tierra de Ferrari. Los tifosi, como se conoce a los fanáticos italianos, inundarán las tribunas del Autodromo Nazionale Monza, muy cerca de Milán, para ver a sus ya coronados campeones buscando una nueva victoria en casa en el marco de una de las fechas más celebradas y populares del calendario de la Fórmula 1, el Gran Premio de Italia.

Históricamente Monza es el circuito que más tiempo ha permanecido en el calendario del campeonato del mundo de la Fórmula 1. Solamente en 1949 el Gran Premio de Italia se disputó en un circuito distinto, el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, sede hoy día del Gran Premio de San Marino, ganado por Ralf Schumacher este año.

El circuito está ubicado en medio de un parque natural, donde los motores ruedan a su máximo régimen de revoluciones, rompiendo el silencio que normalmente reina allí durante el año. Al menos durante el 65 por ciento de cada giro los pilotos llevan el acelerador a fondo y, con lo visto en Hockenheim, se espera que el promedio de velocidad por vuelta en clasificaciones pase fácilmente los 250 kilómetros por hora y quede como el más rápido del año.

Bajo estas condiciones los favoritos indiscutibles son los BMW Williams. De las tres competencias que faltan por correr en la temporada ésta es la más favorable para el equipo anglo-germano.