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Sumas y restas de Fabiola

Fabiola Zuluaga va muy bien este año, pero enfrenta una paradoja: debe perder lo menos posible y triplicar esfuerzos si quiere terminar dentro de las 20 mejores del mundo como se lo propuso.

2 de mayo de 2004

La semana pasada, en el Abierto de Varsovia, Fabiola Zuluaga parecía estar encaminada a conseguir otro hecho histórico en su carrera: vencer a Venus Williams. Después de imponerse 6-4 en el primer set, la norteamericana logró recuperar el control del partido y quitarle una vez más la opción a la colombiana. Lo irónico es que, en otro momento, este buen partido de Fabiola hubiera sido sólo eso, pero ahora su derrota le significa perder 66 puntos en el escalafón de la WTA, hecho que probablemente la haría descender a la posición 25. Actualmente es la 23 del mundo. Es la paradoja de la gran temporada de Zuluaga: si en años anteriores perder en segunda ronda en un torneo de estas características parecía normal, ahora no lo es y, por el contrario, puede afectar sus aspiraciones. Una derrota cada vez será más perjudicial en el escalafón. Lo que viene ahora es mucho más difícil. Luego de alcanzar las semifinales en el Abierto de Australia, de ganar el Torneo de Colsánitas en Bogotá y de meterse dentro de las 20 mejores del mundo -su meta al comenzar el año-, la tenista colombiana deberá triplicar sus esfuerzos para mantener lo que ha conseguido. Fabiola, por estar jugando literalmente contra las mejores del mundo, ahora debe luchar siempre por alcanzar los cuartos de final de torneos Tier y Grand Slam. En 2003, en Varsovia alcanzó los cuartos de final tras caer ante la checa Denisa Ladkova. Este año cayó ante Venus Williams en segunda ronda, algo que sobre el papel está en los pronósticos pero ya con efectos diferentes. Si, por ejemplo, mañana comenzara el Abierto de Australia nuevamente, Fabiola tendría que defender 340 puntos. Si perdiera en primera ronda, caería a la posición 36 del ranking. El torneo de Varsovia fue el primero de la gira por Europa en canchas de polvo de ladrillo, la superficie en la que Fabiola se siente más cómoda. Esta semana jugará en Berlín, luego en Roma y después el Roland Garros de París. Los dos primeros son torneos dotados de 1.300.000 dólares en premios y le dan 195 puntos a la campeona. El año pasado Zuluaga alcanzó en Berlín la tercera ronda, en la que perdió con la número dos del mundo, la belga Kim Clijsters, mientras que en Roma cayó ante Jeniffer Capriati en segunda ronda. En Roland Garros consiguió 126 puntos por llegar a la tercera ronda, en la que perdió con Amelie Mauresmo. Zuluaga deberá conseguir 244 puntos en los próximos tres torneos, apenas para mantenerse entre las 25 mejores. Debe superar sus actuaciones del año pasado para no perder posiciones en el ranking. Si quiere ascender deberá pasar los cuartos de final y en Roland Garros, llegar por lo menos a cuarta ronda. Por delante suyo están (al cierre de esta edición) la italiana Francesca Schiavone, la rusa María Sharapova y la israelí Anna Ashnova-Pistolesi, actual número 20 del mundo. Aunque entre ella y Fabiola hay sólo 50 puntos de diferencia, la colombiana deberá sumar casi 300 puntos (los que defiende más los que necesita) para entrar de nuevo a las top 20, sin contar con lo que también hagan sus rivales. En los torneos de Berlín, Roma y París (el de Madrid se canceló), Zuluaga jugará con las mejores del mundo (los cuadros son de 56 competidoras), y con más frecuencia la verán enfrentándose a las top 10. Todo esto confirma sólo una cosa: Fabiola Zuluaga ha llegado muy lejos. Después de su gira en canchas de polvo de ladrillo, Zuluaga volverá a Colombia a prepararse para el mítico césped de Wimbledom, en Londres. En el segundo semestre tendrá, como metas principales, los Abiertos de Montreal, Los Ángeles y el USOpen (Nueva York). Y si de verdad quiere terminar la temporada dentro de las 20 mejores del mundo deberá mostrar una mayor jerarquía y mentalizarse en que para llegar a donde quiere debe multiplicarse. El susto que le pegó a Venus Williams la semana pasada es un buen augurio, pero debe ratificarlo día a día porque ya está entre las grandes y, ahora, más que nunca, debe jugar como tal.