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TOUCHDOWN!

La semana pasada comenzó la temporada de fútbol de Estados Unidos, y una vez más los Cowboys de Dallas son los favoritos al título de la NFL.

7 de octubre de 1996

El deporte por excelencia en Estados Unidos, ese que paraliza al país del Tío Sam cada domingo durante cinco meses y que mueve la mayor cantidad de aficionados -15'834.468 personas en 252 partidos durante 1995- es el fútbol estadounidense, comúnmente llamado 'americano'. El domingo primero de septiembre arrancó la temporada número 77 de la National Football League -NFL-, y 30 equipos buscarán llegar a la gran final programada para el domingo 26 de enero de 1997 en el Superdome de Nueva Orleans, para disputar el ansiado Super Bowl. En Estados Unidos estos equipos, a diferencia de lo que sucede en el resto del mundo, no son simples clubes deportivos sino verdaderas empresas, y dentro de este mundo de "touchdowns" y dólares, un solo equipo comienza la temporada de 1996 no sólo como el principal favorito sino como el líder absoluto en éxitos deportivos, económicos y de popularidad: los Dallas Cowboys. Los fanáticos a este deporte llaman a los actuales campeones"The America-s Team" -el equipo de Estados Unidos-, pues es uno de los máximos ganadores de la historia en el fútbol americano. Tres de sus cinco títulos los ha conseguido en los últimos cuatro años. Obviamente las recientes victorias deportivas del equipo lo han llevado al éxito económico que antes no tenía. Hace ocho años los Cowboys estaban al borde de la ruina económica y eran considerados como uno de los conjuntos más mediocres de la NFL. Fue entonces cuando el magnate petrolero Jerry Jones compró la franquicia y el Texas Stadium de los Cowboys por 140 millones de dólares. El petrolero texano se convirtió en el ángel salvador y después de invertir algunos millones más y apostarle a jugadores jóvenes logró recuperar en poco tiempo el prestigio deportivo del equipo de Dallas. Pero Jones no sólo quedó como un héroe al salvar al equipo de su tierra, sino que además hizo un gran negocio. Hoy la franquicia de los Cowboys está tasada en más de 250 millones de dólares, y obtienen al año ganancias por 100 millones de dólares, sin contar con 30 millones más por el alquiler de los palcos del estadio. Fuera de esto acaparan un tercio del merchandising (la venta de artículos relacionados con el deporte) y reciben de sus patrocinadores -Nike y Pepsi- una cifra cercana a los 200 millones de dólares. Como si lo anterior fuera poco, actualmente los Cowboys tienen un grado de popularidad tan alto que su fama sólo es comparable con la de los Bulls de Chicago dentro del mundo del baloncesto. Su gran capacidad económica ha permitido a los directivos armar para esta temporada un equipo prácticamente invencible. El año pasado ya habían contratado por 37 millones de dólares a una de las grandes estrellas de la NFL Deion Sanders. Y hace pocas semanas hicieron lo mismo con el mejor "running-back" de las últimas cinco temporadas: Emmit Smith, quien ganará 48 millones de dólares por jugar con los hombres de Dallas durante los próximos ocho años. Estos dos jugadores, junto al "quarterback" Troy Aikman, son el corazón del equipo. Aunque los expertos reconocen que los hombres de Dallas tendrán en los Green Bay Packers, los San Francisco 49ERS y los Bufalo Bills -quienes también están dentro de la baraja de candidatos- a sus más duros rivales, también coinciden en afirmar que las campañas de los últimos tres años, sumadas a los nuevos jugadores de los Cowboys permiten asegurar que este equipo no sólo dará mucho de qué hablar, sino que en muchas oportunidades sus seguidores podrán gritar a todo pulmón ¡Touchdown!