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Tres consejos al director

Francisco Maturana está en la encrucijada. Su única opción es comenzar a ganar para recuperar el terreno perdido. ¿Cómo hacerlo? Expertos convocados por SEMANA le dan una mano.

29 de septiembre de 2003

Dejarlo, echarlo, apoyarlo. Después de las derrotas ante Brasil y Bolivia, Colombia no sabe qué hacer con Maturana, el director técnico que a comienzos de los años 90 llevó al fútbol colombiano a las puertas del cielo. SEMANA convocó a varios expertos para que le aconsejen cómo encarar los cruciales partidos que se avecinan ante Venezuela y Argentina.

¿Aconsejar a Maturana?

Un disparate


Por Jorge Barraza

Vemos que el desilusionante comienzo de Colombia en la eliminatoria (siempre se puede perder, pero es casi insólito jugar tan mal) escandalizó y movilizó a todo el ambiente futbolístico de ese país. Y la prensa va adelante, antorcha en mano. Hemos escuchado y leído de todo. Sucede que el fútbol hace años dejó de ser un simple pasatiempo. Es un tema nacional dadas las implicaciones socioculturales de esta maravillosa dinámica. Sabemos que el resultado de un partido alegra, enorgullece, encoleriza o pone triste a todo un pueblo.

Entre tanto debate SEMANA nos propone que digamos qué hay que hacer con la selección, que deslicemos consejos y sugerencias a Francisco Maturana sobre cómo encarar los siguientes compromisos, nuevas convocatorias, soluciones tácticas, etcétera.

Entonces uno se pregunta: ¿no es un disparate? ¿Cómo podemos nosotros saber más que Maturana, que ha sido un futbolista internacional de prestigio y un entrenador laureado, un hombre que lleva 40 años ininterrumpidos pisando campos de juego, frecuentando camarines.? ¿Qué podríamos enseñarle?

Bernard Pivot, el más celebrado periodista cultural de Europa, llevó a su programa de televisión a los mejores escritores de ese continente. Reconoce que leía, en promedio, unas 12 ó 14 horas por día. ¡Increíble! "Sí, pero era mi obligación profesional: debía leer todas las novelas que comentaba, señala. Y detalladamente, subrayando estrofas, palabras, conceptos.". Todo ello para poder entrevistar a los autores con verdadero dominio del tema, mas no para sugerirles, corregirles o enseñarles cómo escribir. Porque literatos eran sus invitados, no él.

Un periodista de espectáculos no necesita ser director de cine para hacer la crítica de una película, ni ser músico para comentar un recital. Pero no puede decirle al artista cómo hacer su trabajo. He aquí el absurdo.

Nosotros no sabemos nada comparados con Maturana. ¿Qué haría uno si tuviera a su cargo la Selección Colombia.? Bueno, eso es diferente. Tendríamos una charla a fondo con Giovanni Hernández y le diríamos: "Pibe, ¡el fútbol es para adelante.! Usted sabe muchísimo ¡entonces hágale daño al contrario.! ¡Termínela con esos pasesitos, amaguecitos, toquecitos.! Encare y defina".

Tal vez convocaríamos de nuevo a Bermúdez, que hoy es menos zaguero que Iván Ramiro Córdoba, que Yepes y que Amaranto Perea. Pero es el último caudillo de América. Venga y arréglenos el vestuario, Patrón, haga unas transfusiones de sangre por allí.

Les recordaría a varios de estos muchachos que ya perdieron la clasificación al Mundial anterior (¿quieren perder otra.?). Le preguntaría a esta burguesía futbolera si en verdad tiene ganas de dejar Europa cada tres meses para defender gratis la camiseta de Colombia.

Mandaríamos el equipo al frente. Ya que Colombia no tiene goleadores, jugaría con volantes y laterales de mucha llegada. Y ahogaríamos a los rivales en Barranquilla. Si no, ¿cuál es el objeto de jugar allí? Pero todo esto carece de sentido: no somos ni seremos jamás los entrenadores de Colombia.