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A UN PELDAÑO

Al ingresar a la Fórmula 3.000 Juan Pablo Montoya quedó al borde de llegar a la máxima categoría del automovilismo, la Fórmula 1.

24 de marzo de 1997

Juan Pablo Montoya, con tan sólo 20 años, ha recorrido a una velocidad vertiginosa todos los pasos que un piloto debe dar antes de entrar a formar parte de la Fórmula 1. Lo irónico es que, a pesar de haber superado con lujo dedetalles todos los obstáculos y de que los expertos han afirmado en repetidas oportunidades que el corredor colombiano tiene suficientes cualidades para llegar a ser el campeón más joven en la historia del automovilismo, su llegada a la Fórmula 3.000 -el penúltimo escalón- no fue nada fácil.Hasta hace un mes Montoya no tenía equipo. Pese a que varias escuderías inglesas e italianas mostraron interés por contar con sus servicios, el colombiano tenía un impedimento: no reunía el dinero suficiente para pagar su cupo en alguna de esas casas. Uno de sus patrocinadores del año pasado, Bavaria, dijo que no le ayudaría este año, y aunque Marlboro y Mobil decidieron apoyarlo, los recursos todavía no alcanzaban. Correr la temporada cuesta más de un millón de dólares. Por fortuna, a finales de enero Juan Pablo recibió una llamada del representante del actual equipo campeón de la Fórmula 3.000, el MSR Marko de Austria, en la que le decía que querían hacerle una prueba en uno de sus autos. A mediados de febrero Montoya viajó al lugar del test en Magny Cours, Francia. Probó el auto y dejó asombrados a los miembros del equipo y a los expertos. Después de 34 vueltas de prueba, Montoya no sólo había superado a veteranos pilotos que se encontraban en la pista, sino que hizo los mejores registros de todos. Al observarlo los miembros del equipo Marko confirmaron lo que sólo conocían por referencias y decidieron no dejar escapar a Juan Pablo. Aunque ellos sabían que el colombiano no tenía la totalidad del dinero para pagar su puesto en la escudería decidieron jugársela toda por el bogotano y con tal de que él piloteara uno de sus autos, optaron por darle unos meses de plazo para completar el dinero. Mientras eso sucede los austríacos correrán con los gastos. Esa situación es excepcional en el automovilismo y habla por sí sola de las grandes condiciones del piloto criollo. No es muy común que un equipo de la categoría de Marko confíe de esa manera en un piloto para defender su título. Y eso, a pesar del reto financiero, tiene feliz a Montoya. Aunque sabe claramente que las cosas dentro de la pista, en la nueva categoría, serán a un precio muy superior al que venía acostumbrado.
La nueva fórmula
"En la Fórmula 3.000 se sabe a ciencia cierta que si alguien es más rápido que uno es por el manejo y no por otra cosa. En cambio en la Fórmula 3 -en la que participó el año pasado- no se sabía con claridad si el que ganaba lo hacía porque era muy bueno o porque tenía la mejor máquina. Aquí lo que se mide es el piloto", dijo Montoya a SEMANA. Para los conocedores ésta, y la mayoría de las diferencias entre las dos categorías (ver recuadro), serán puntos a favor de Montoya, ya que a diferencia del año anterior no sólo estará en igualdad de condiciones con sus rivales, sino con la ventaja de haber comprobado que es más rápido que muchos de ellos. El reto, sin embargo, es demasiado grande. Siendo el piloto más joven de los 28 que competirán en la categoría 3.000, tendrá que luchar por quedar dentro de los cinco primeros de la clasificación final. Según el propio Montoya,"los equipos de Fórmula 1 sólo miran a los que terminan dentro de estas posiciones". Y el mayor obstáculo para lograrlo serán los 10 corredores que están repitiendo en la Fórmula 3.000, ya que ellos tienen a su favor conocer todas las pistas en las que se disputarán las 10 válidas.La temporada comenzará el 11 de mayo, y sólo cuando hayan transcurrido las primeras carreras será posible determinar si Montoya respondió al favoritismo de los expertos. Y si logró conseguir el patrocinio adicional para cubrir la deuda con el equipo. De lo contrario, no podrá seguir su veloz camino hacia la gloria. Aunque sería increíble que nadie se interesara en financiar a un hombre que tiene todas las posibilidades de ser protagonista en la segunda categoría más importante del automovilismo mundial, nada se puede dar por asegurado. Y mientras no resulte la plata, Montoya seguirá siendo prisionero de ese viejo refrán popular según el cual "le faltan cinco centavos para completar el peso".