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'YANQUEES, GO HOME'

El posible traslado del popular equipo de Nueva York del Yanquee Stadium, el mayor templo beisbolístico del mundo, desata polémica entre los aficionados.

24 de octubre de 1994

HAY QUIENES ASEGURAN QUE TOdavía en las noches frías y silenciosas de la esquina sur del Bronx de Nueva York, se escucha a los miles de hinchas que ovacionaron a Babe Ruth cuando conectó su sexagésimo home run en la temporada de 1927 con el uniforme de los Yanquees. También dicen que nadie olvida cuando 34 años más tarde Roger Maris batió el registro de Babe conectando 61 home runs. Esos dos días históricos sucedieron en el mismo lugar: en la River Avenue con la calle 161, más exactamente en el estadio del equipo de béisbol de los Yanquees de Nueva York.

Esa mole de cemento, construida en 1923 con un costo de 2.5 millones de dólares, es en pocas palabras la historia del equipo de béisbol más famoso de Estados Unidos. Por allí han desfilado los mejores beisbolistas de todos los tiempos. Además de los logros de Babe y de Maris, ese estadio presenció el día en que el pitcher de los Yanquees, Don Larsen, logró un juego perfecto (no hits, no runs) en una serie mundial, y cuando en 1977 Reggie Jackson bateó tres home runs seguidos, también en un encuentro de serie mundial.

Todos los que viven en Nueva York saben dónde queda el estadio; en las guías turísticas de esa ciudad aparece como una de las atracciones y es precisamente por toda esta tradición, que cuando George Steinbrenner, propietario de los Yanquees, anunció hace pocos días que cambiaría la sede de su equipo a las ricas tierras de New Jersey, se armó una gran polémica.

Los dirigentes del equipo neoyorquino fundamentan la propuesta en la ubicación que tiene el estadio. Cuando fue construido estaba localizado en una zona de clase trabajadora, pero hoy, 71 años después, el Bronx es quizás la zona más pobre y peligrosa de toda la ciudad. Como si fuera poco, la mayoría de las personas que crecieron junto a los Yanquees se trastearon a los suburbios de Jersey y Connecticut, y les toma más de una hora llegar hasta el famoso estadio. Además, las estadísticas dicen que de cada cinco espectadores, cuatro viajan en carro, y el espacio para parquear es mínimo y poco recomendable. En una carta enviada al gobierno de esa ciudad, Jack Lawn, vicepresidente de operaciones del equipo, dijo que "la falta de seguridad es sin duda un factor crítico que afecta la decisión de cualquier persona para asistir al estadio, y es básicamente por esto que queremos cambiar de sede".

Pero pese a que todos los argumentos que tienen los dirigentes parecen tener cierto peso, para muchos hinchas la idea de cambiar la sede de los Yanquees surgió por el simple hecho de ser, un excelente negocio para Steinbrenner. Los aficionados dicen que el área en donde se encuentra el estadio nada tiene que ver con la falta de público. "Si los Yanquees ganan y juegan espectacularmente, toda una multitud asistirá a verlos -le dijo un hincha a la revista The Economist-. El crimen y el parqueo son cuestiones para tener en cuenta, pero lo más importante sigue siendo que desde hace mucho tiempo, los Yanquees no hacen nada en las Grandes Ligas". Y en esto tiene razón. Entre 1987 y 1992 el equipo terminó en los últimos lugares, y era lógico que nadie los acompañara en el estadio. Sin embargo, cuando el conjunto repuntó al segundo puesto el año pasado, el público volvió. Y en este año, cuando antes de la huelga los neoyorquinos estaban en el primer lugar, las graderías del estadio se mantenían colmadas.

Para muchos, la carencia de público no se debe únicamente a las malas presentaciones del equipo, también tiene mucho que ver el odio que tienen los hinchas hacia Steinbrenner. De hecho, en una encuesta publicada en el Daily News de julio, el 20 por ciento de,los encuestados lo señalaron a él como la principal razón por la cual no asisten al estadio.

Nadie sabe cuáles son los verdaderos motivos para que Steinbrenner quiera cambiar la sede de los Yanquees. Muchos creen que lo que quiere es hacer lo mismo que hizo la cadena de televisión CBS en 1969. Por esa época ellos eran los dueños del equipo, y cuando anunciaron que querían sacar a los Yanquees del Bronx, la ciudad compró el estadio e invirtió 125 millones de dólares remodelándolo. Probablemente Steinbrenner esté haciendo lo mismo para que la ciudad le ayude a pagar algunas cuentas, pues se estima que se necesitarían 250 millones de dólares para mejorar el estadio y sus alrededores. Por lo pronto el debate está abierto, y no hay quien se atreva a afirmar dónde jugarán los Yanquees en el año 2002, cuando finalice el contrato de arrendamiento del estadio.