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Achicando el Pacífico

Con la presencia de destacados empresarios de ambos países, se crea Comité Económico Colombo-Japonés

24 de diciembre de 1990

Durante la semana de las ceremonias de entronización del emperador Akihito, en el Japón, tuvo lugar un hecho que pasó relativamente inadvertido, pero que tiene mucha importancia para el futuro económico colombiano. Se trata de la instalación en el seno del Keidanren, una especie de Andi japonesa, del Comité Económico Japón-Colombia. Su propósito es la promoción del intercambio comercial y el estímulo de un mayor conocimiento entre los dos países, a mediano y largo plazo. Pero más que el propósito -que al fin y al cabo es el mismo de todos los tratados comerciales que firma Colombia- lo importante en este caso es el nivel de sus miembros. Todos ellos son destacadísimos empresarios.
El comité fue creado en mayo de este año como respuesta a la visita del presidente Barco al Japón en diciembre de 1989 y tiene dos capítulos: el japonés y el colombiano. El japonés está presidido por el señor Yohei Mimura, presidente de la Mitsubishi Corporation. Los demás son las cabezas de grandes compañías como Toshiba, Fujitsu, Matsushita, C.Itoh, Mazda, Nissho Iwai, Marubeni, Ocean Cable, The Bank of Tokyo, The Industrial Bank of Japan, Daiwa Securities y representantes de entidades gubernamentales como la Japan External Trade Organization, Jetro.
El lado colombiano está presidido por Jorge Cárdenas Gutiérrez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros y sus miembros son, entre otros, el rector de la Universidad de los Andes y los presidentes de Ecopetrol, Carbocol, Bavaria, Acerías Paz del Rio, Carvajal, Corona, Banco de Bogotá, Corporación Financiera del Valle, Smurfit Cartón de Colombia, Colpatria, C.C.A. y Rafael Espinosa Hermanos.
El Keidanren, que fue el organismo encargado de escoger a los empresarios japoneses, es una confederación de organizaciones económicas donde están representados prácticamente todos los sectores de la economía. Congrega 121 asociaciones comerciales y regionales y cuenta con mas de 900 empresas miembros. Mantiene un estrecho contacto con el sector público y el privado, tanto en su país como en aquellos donde el Japón tiene intereses económicos.
Este tipo de comités se han creado también en México, Venezuela y Brasil, que son países donde ha habido una presencia mucho más importante de la inversión japonesa. Si bien la idea no es estudiar proyectos individuales, sino promover el entendimiento mutuo y el intercambio directo de ideas sobre temas de negocios como inversión, comercio y cooperación técnica entre los dos países, lo cierto es que se puede hablar de una correlación entre el crecimiento de la inversión extranjera por parte de empresas japonesas y la existencia de estos comités económicos.
La creación de un comité Japon-Colombia no dejó de sorprender a quienes siguen de cerca los movimientos de Japón en América Latina, pues la verdad es que Colombia nunca había ocupado un lugar significativo dentro de las prioridades japonesas en la región. Este lugar le había correspondido más a México y Venezuela, por el interés del país asiático en asegurarse fuentes estables de abastecimiento de petróleo, y a Brasil por su potencial industrial y de mercado. En el caso de Colombia, la inversión extranjera japonesa registrada en la Oficina de Cambios es apenas el 1.1 por ciento del total. La balanza comercial es altamente deficitaria para el país y es difícil detener esa tendencia a punta de café y esmeraldas, que son los principales rubros de exportaciones colombianas al Japón. El mayor interés que ha despertado Colombia recientemente corresponde, según los entendidos, a una política económica ponderada y conservadora, donde no se han visto los excesos de otros países del hemisferio y que los lleva a considerar nuestra situación económica como la más estable de todos los países al sur del Río Grande.
El Comité se reunirá una vez al año alternando entre Colombia y Japón. La primera reunión tendrá lugar en Tokio, a mediados del año entrante. Será una muy buena oportunidad para que los más importantes empresarios del Japón y de Colombia se conozcan, intercambien ideas. y comiencen a establecer relaciones personales y de confianza, que por lo general suelen ser mecanismos mucho más efectivos de promoción de inversiones que las maratónicas visitas de funcionarios públicos por todas las capitales del mundo dictando una conferencia a unas pocas personas -normalmente sin mucha capacidad decisoria- y siguiendo a la próxima sin hacer ningún tipo de seguimiento posterior. Si se tiene en cuenta que casi todos la compañías japonesas representadas en este comité tienen ventas anuales superiores al presupuesto colombiano, hay que reconocer que difícilmente se pueden conseguir mejores embajadores para nuestra causa y que la creación de este comité marca un hito en las relaciones colombo-japonesas.-