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A acortar distancias

Con la competencia internacional dando pasos de animal grande en el mercado de telecomunicaciones colombiano, la fusión de EPM, ETB y Telecom puede ser la única salida que tienen para sobrevivir.

21 de noviembre de 2004

Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos", dijo Vitto Corleone a su hijo Michael cuando luchaba por conquistar los mercados de la mafia en Estados Unidos en la exitosa película El Padrino. Irónicamente, el consejo del don se ha convertido en una de las reglas de juego más importantes en el mundo de los negocios. Y empieza a sonar con fuerza como una opción para las empresas estatales de telecomunicaciones.

Ante la llegada de jugadores internacionales como Telmex y Telefónica, la arremetida de las nuevas tecnologías y un TLC con Estados Unidos que anuncia la desaparición de las barreras que protegen el negocio, las empresas colombianas de telecomunicaciones se enfrentan a un momento decisivo: o se reinventan o se vuelven obsoletas y se marchitan. De ahí que en algunos círculos del sector privado y del propio gobierno se esté hablando de una fusión de las tres empresas estatales más grandes del mercado -Telecom, ETB y EPM- como una salida para enfrentar lo que se viene.

Hace cinco años esta idea hubiera parecido descabellada. Por aquellos tiempos cada empresa, en su nicho regional o de mercado, era el líder. El negocio de larga distancia -tanto nacional como internacional- era la 'vaca lechera' del sector de las telecomunicaciones.

Hoy las cosas son a otro precio. En el país ya hay más teléfonos móviles que líneas fijas (8,8 millones versus 7,3 millones), algo que los expertos pronosticaban para 2005 ó 2006. Los celulares se están tragando el mercado no sólo de llamadas locales, sino el de la larga distancia nacional. Este último, medido en número de minutos, viene cayendo desde hace cuatro años. El principal motivo es que hoy día miles de usuarios están utilizando sus teléfonos celulares para realizar llamadas entre ciudades porque así les resulta más económico.

Según la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones, en el primer semestre del año el tráfico de larga distancia nacional, medido por número de minutos, cayó 20 por ciento respecto al mismo período del año pasado. Una caída que afectó los ingresos de Telecom, ETB y Orbitel (del cual EPM es dueña del 50 por ciento), los tres operadores de larga distancia nacional.

En lo que se refiere a la larga distancia internacional las cosas tampoco pintan nada bien. Hay empresas que están ofreciendo servicios de voz de larga distancia a través de Internet, con tarifas entre 10 y 50 veces más económicas que las que ofrecen el 007 de ETB, el 009 de Telecom y el 005 de Orbitel. A esto se suma que de las llamadas entrantes a Colombia, la mitad no ingresa por medio de estos tres operadores de larga distancia autorizados por ley para terminar el tráfico en Colombia. Cerca de 40 por ciento del tráfico de llamadas provenientes de Estados Unidos son de contrabando, realizadas con tarjetas prepago de empresas sin licencia para operar.

Para rematar, si se concreta la solicitud de los operadores celulares al Ministerio de Comunicaciones para contar con una licencia que les permita a sus usuarios hacer llamadas al exterior, conseguirían una participación importante en el tráfico internacional que se sumaría a la que ya poseen en el mercado de larga distancia nacional.

Por los lados de la telefonía fija local hay cada día nuevos actores. Un ejemplo es Bogotá. Hace varios años, EPM de Medellín y Telecom montaron su propia red en la capital y hoy le pelean a la ETB cada línea, en especial en los estratos medios y altos. Y ahora acaba de hacer su aparición la mayor operadora de telefonía fija de Latinoamérica, la mexicana Telmex, que con agresivas estrategias comerciales llegó a Bogotá y al resto de ciudades de Colombia con pasos de animal gigante. Telmex, dueño de Comcel, compró la filial colombiana de AT&T Latin America a comienzos de este año, con el fin de buscar una oportunidad en el mercado local. Su idea es instalar una red telefónica y competir duramente por el mercado domiciliario y corporativo.

Hay también inquietudes en torno al cambio en las reglas de juego que el TLC traerá. Bajo el acuerdo comercial con Estados Unidos habría libertad para que compañías gringas vengan a Colombia a competir con Telecom, ETB y Orbitel por el servicio telefónico internacional. Así, el esquema de licencias que ha empleado Colombia para definir quiénes pueden prestar servicios como larga distancia y comunicación móvil podría desaparecer. Las licencias de larga distancia, por las cuales ETB y Orbitel pagaron 150 millones de dólares, tienen vigencia hasta 2008, de modo que habría que discutir cómo compensarlas.

El TLC plantea cambios trascendentales, como la desagregación de redes o la terminación de tráfico. En el primer caso se trata de la posibilidad de que los operadores locales den acceso a sus redes a los operadores entrantes, con el pago de un arriendo. En otras negociaciones, como la de Chile, este punto se ha dado. En el segundo caso implica que las redes privadas de telecomunicaciones de las empresas multinacionales pueden terminar tráfico en la red colombiana sin pasar por ningún operador de larga distancia.

Ambas condiciones tendrían consecuencias sobre la rentabilidad de las empresas colombianas de telecomunicaciones. Por ejemplo, sólo la desagregación y la terminación de tráfico implicaría, que los ingresos por cargos de acceso se perderían o al menos se reducirían sustancialmente. Para tener una idea del impacto, la telefonía local le significó a Telecom ingresos por 473.000 millones de pesos el año pasado, de los cuales 145.000 millones eran cargos de acceso.

Ante este panorama son varios los que piensan que una fusión de ETB, EPM y Telecom podría ser el mejor camino para adecuarse a la feroz batalla que se avecina y detener el sin sentido de la competencia entre empresas con único dueño: el Estado.

Pros y contras

La posibilidad de unir los tres grandes 'pulpos' de las telecomunicaciones estatales tendría como ventaja las sinergias propias de cualquier fusión. Esto es, una reducción de los costos operativos, administrativos y tecnológicos que ayudaría a mejorar la rentabilidad del negocio y aumentar la capacidad de inversión. Sólo en publicidad de larga distancia nacional las tres empresas invierten 350.000 millones de pesos al año, una suma bastante alta para un mercado que va en picada.

La fusión daría lugar a una gran operadora de larga distancia que integre las operaciones de Orbitel, ETB y Telecom, lo que les permitiría tener una cobertura total del territorio. También serviría para unificar los productos de valor agregado que cada empresa ofrece hoy por su lado, como el servicio de acceso a Internet, transmisión de datos, datacenter o outsourcing. Así mismo, sería una compañía con un importante brazo móvil, algo que le hace falta a Colombia Telecomunicaciones pero que ya tienen EPM y ETB, que se asociaron para entrar en el negocio inalámbrico con la creación de Colombia Móvil y su marca OLA.

Llevar de la teoría a la práctica la fusión entre las tres empresas no sería tarea fácil. No son pocos los nubarrones en el horizonte. En el caso particular de EPM, emprender una integración con otras empresas implicaría una gran labor para 'desenredar' los diversos intereses ya establecidos. La compañía paisa realiza su larga distancia nacional e internacional a través de Orbitel, donde el 50 por ciento del capital está en sus manos, pero el 50 por ciento restante lo tiene Valores Bavaria y el Grupo Sarmiento Angulo. Sería fácil que estos grupos vendieran, pero el costo político de que el Estado les compre puede ser muy alto.

De otro lado, las empresas de telecomunicaciones estatales no tienen la estructura requerida para competir, dados sus problemas de gobernabilidad (laboral, intervención política, etc.) que se multiplicarían con la fusión.

Por eso los expertos coinciden en que el proceso de integración no podría parar ahí. Sería indispensable que el Estado invitara a un operador estratégico de telecomunicaciones para que administrara la empresa resultante bajo parámetros de competitividad del sector privado y así poderles salir al paso a Telmex y Telefónica.

El tema está sobre la mesa y promete brindar debate para largo rato, en especial si se le suman aspectos clave como el regionalismo que marca a empresas como ETB y EPM, y la situación financiera que cada una de las tres enfrenta.