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Aflojando el acelerador

Los ajustes al agro y los textiles marcan un cambio de actitud del Gobierno con respecto a la apertura.

12 de julio de 1993

Aflojando el acelerador
TANTO VA EL CANTARO AL agua, hasta que al fin se rompe. Después de dos años de rigida ortodoxia en materia de apertura, y acogiendo las quejas de algunos empresarios, el Gobierno decidió aplicar una serie de medidas para proteger la producción nacional de prácticas desleales de comercio internacional. Y aunque todavía no ha tomado ninguna determinación, la semana pasada -y por primera vez en muchos meses- se reunió con los exportadores del país y se mostró bastante receptivo a sus requerimientos.
Con respecto al sector agropecuario, el Gobierno decidió fijar una lista de precios mínimos de importación, con el fin de solucionar los problemas de subfacturación que se venían presentando a raíz de la apertura comercial. Anunció una modificación al sistema de franjas de precios, con el fin de adecuarlas a las condiciones de producción internas. Y disminuyó los aranceles de algunos insumos -en particular de los plaguicidas- que estaban incidiendo de manera negativa sobre los costos y la competitividad del sector.
En principio, se establecieron precios mínimos de importación para un grupo de productos que por ser negociados en bolsa cuentan con una cotización transparente. Se trata del trigo, el arroz, la leche en polvo, las semillas oleaginosas, los aceites vegetales, las harinas de cereales, las tortas oleaginosas, las glucosas, los almidones y los alimentos para animales. El objetivo, sin embargo, es llegar -una vez se cuente con los mecanismos adecuados para la definición de sus cotizaciones- a una lista que incluya 50 productos más.
En materia textil, y por causas parecidas, el Gobierno decidió también adoptar un sistema de precios de referencia, que deberá ser aplicado por la Aduana Nacional con el fin de detectar casos de subfacturación en la importación de telas. Para definir los precios de referencia se tomarán como fuente de información las cotizaciones utilizadas por otros países en virtud del Acuerdo Multifibras.
Adicionalmente, el Consejo de Comercio Exterior -que es la instancia en la cual se están tomando todas las determinaciones en torno de la apertura- facultó al Comité de Asuntos Arancelarios y Aduaneros para estudiar la posibilidad de establecer, al igual que se hizo con el sector agropecuario, precios mínimos de importación para algunos productos muy específicos, entre los cuales figura el Denim, que ha sido uno de los más golpeados por las prácticas ilegales de comercio, a pesar de la altísima productividad que en ese campo han logrado las textileras colombianas.
No se trata, ni mucho menos, de un "reversazo" al proceso de apertura. Ni siquiera de un "remiendo", como lo llamaron algunos medios. Es apenas un pequeño ajuste. Y es temporal. Pero representa, de todas maneras un cambio de actitud por parte del Gobierno. Es, como lo dijo en días pasados el ministro de Agricultura, José Antonio Ocampo, el reconocimiento de que por circunstancias externas e internas, hay sectores que necesitan un tratamiento excepcional. Y aun a eso había sido reacio el Gobierno hasta el momento.
Pero el cambio de actitud no se limita a las medidas adoptadas por el Consejo de Comercio Exterior. Incluye también, según los analistas, la comunicación con los gremios. Y el caso que ponen como ejemplo es el de los exportadores -y de todas las organizaciones que tienen algo que ver con el sector externo-, que después de estar insistiendo de manera infructuosa durante varios meses en la necesidad de introducir algunos cambios a la política económica fueron recibidos la semana pasada por el presidente César Gaviria y su equipo económico.
En la reunión salieron a flote nuevamente las preocupaciones de los empresarios sobre la pérdida de competitividad en los mercados externos. Y se le presentaron tres propuestas concretas al Gobierno: 1- Acelerar la devaluación nominal a un ritmo similar al del aumento esperado en el índice de precios al consumidor; 2- frecer crédito en divisas a los exportadores, financiado con el patrimonio del Bancoldex y a tasas de interés internacionales, y 3- Mantener los niveles y categorías actuales del Cert.
Esta vez, no hubo un tajante no. Aclarando que algunas de las peticiones de los empresarios se escapaban de su órbita de acción -en especial lo relacionado con la tasa de cambio-, el Gobierno se comprometió, sin embargo, a estudiar las sugerencias que le fueron presentadas en un completo memorando preparado por Acuanal, Asocueros, Acoplásticos, Asoceramistas, Asotabaco, Federalgodón, Analdex, Asocolflores, Andigraf, Azoocol, Conalgodón, Augura y Cornical.
Y aunque nadie canta victoria, lo cierto parece ser que la reunión contribuyó mucho a distensionar las relaciones entre el Gobierno y los gremios. Y eso es una ganancia grande para el proceso de apertura, que si bien fue cuestionado en un principio por algunos empresarios, hoy es aceptado por todos como un instrumento fundamental para alcanzar mayores niveles de desarrollo.