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Amargo cumpleaños

9 de julio de 2001

Si la Eurozona fuera Estados Unidos Wim Duisenberg, presidente del Banco Central Europeo, ya habría adquirido la condición de genio monetario y hubiera apagado la semana pasada tres velas para celebrar el cumpleaños de la institución. Pero la Eurozona no es Estados Unidos y regir durante tres años los destinos de una moneda virtual como el euro todavía no da lugar a celebraciones. Conducir un proceso de transición monetaria y de logística sin precedentes —como es la fabricación y distribución de 16.000 millones de billetes y 50.000 millones de monedas— y haber sido capaz de mantener niveles de inflación aceptables, sólo le han servido a Duisenberg para convertirse en el centro de todas las críticas. En escasos tres años los europeos lo han acusado no sólo de poner en riesgo el crecimiento de algunos países sino de plegarse a los intereses alemanes.