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BAJO EL COLCHON

Exceso de efectivo en poder del público, el actual dolor de cabeza de banqueros y autoridades económicas.

21 de marzo de 1988


Aunque muchos no lo crean, el exceso de plata puede en ocasiones convertirse en un verdadero dolor de cabeza. Y eso es precisamente lo que viene sucediendo en Colombia desde la tercera semana de enero, cuando el efectivo en poder del público presentó preocupantes niveles en comparación con años anteriores.

La cuestión no es tan complicada como parece. Con un poco de paciencia es posible descifrarla, a pesar del lenguaje de especialistas que suelen utilizar los personajes que por radio y televisión entregan declaraciones sobre el tema. La cantidad de billetes en manos del público tiene siempre variaciones estacionales. Es costumbre desde hace mucho tiempo que en diciembre, la gente liquide inversiones, saque dinero del banco y haga efectivas cuentas UPAC, tanto por razones tributarias (aparecer el 31 de diciembre con bajos saldos), como para afrontar con billetes en rama, los gastos de fin de año.

Y 1987 no fue una excepción. Llegó diciembre y con él, aumentó el efectivo en poder de la gente. Todo estaba dentro de lo previsto. Incluso, a mediados de enero todo parecía dispuesto para un desarrollo normal del retorno de ese efectivo a cuentas bancarias y de corporaciones. Pero a fines de enero, se hizo evidente que ese retorno no se estaba produciendo en las cantidades acostumbradas. Para el 6 de febrero, el efectivo en poder del público alcanzó la cifra de 332 mil millones de pesos, contra 228 mil millones que estaban en manos de la gente el 6 de febrero del año pasado. Esto significa que el crecimiento de ese indicador en ese período de un año, fue del 45% contra el 24% que es el crecimiento anual que se viene dando en Colombia en los últimos tiempos. Según cálculos de la Asociación Bancaria, la relación entre efectivo en poder del público sobre depósitos en cuenta corriente, que generalmente es del 43%, está por encima del 48%. Y la relación entre efectivo y cuentas de ahorro UPAC, que suele estar en el 44%, se encuentra en cerca del 50%.

"Aunque estos cálculos son siempre muy arriesgados-comentó a SEMANA un funcionario gubernamental-lo cierto es que creemos que el exceso de efectivo en poder del público es en estos momentos de unos 30 mil millones de pesos". Para determinar las causas de este fenómeno, no es necesario ir muy lejos. La gran causa es una sola: las medidas tributarias dictadas hace pocas semanas, en virtud de las facultades extraordinarias entregadas al presidente Virgilio Barco por el Congreso en la reforma tributaria de 1986. "La gente está muy asustada-explicó un banquero-porque cree que con esas medidas, cualquier suma importante en una cuenta bancaria o de UPAC puede servirle de pretexto al gobierno para caerle tributariamente a quien posea esa cuenta". Algunos han mencionado también la posibilidad de que los recientes amagos de huelga en el sector bancario hayan agravado la situación, pues los cuentacorrientistas pueden haber temido que sus dineros queden congelados debido a un prolongado paro.

Pero más que las causas, preocupan las consecuencias. El primer efecto es que los bancos están perdiendo un importante recurso al ver sus depósitos en cuenta corriente en un nivel inferior al debido. Esto implica que, o restringen el crédito o sustituyen los faltantes en depósitos con mayores captaciones de CDTs, para lo cual, como es obvio, han debido aumentar la tasa de interés, en una época en que el retorno del dinero a las cuentas bancarias suele determinar que esa tasa baje. Por el lado de las corporaciones de ahorro y vivienda, la actual iliquidez no les ha permitido pagarle al FAVI del Banco de la República, lo que éste, como todos los años, les prestó en diciembre.

"En resumen-comentó a SEMANA un vocero de la Asobancaria- nos estamos quedando con todo lo malo y nada de lo bueno que puede tener un alto crecimiento de los medios de pago, pues la liquidez que se deriva de ese crecimiento, no se está traduciendo en aumento del crédito, pues si bien hay muchos billetes en manos del público, los depósitos en las cuentas corrientes y de UPAC, de los que depende que haya mayores préstamos están por debajo del nível debido".

Ante este panorama, algo tiene que hacer el gobierno. El problema es que las medidas tributarias que originaron la situación están contenidas en un decreto con fuerza de ley, lo que hace difícil dictar correctivos inmediatos, ya que las facultades con que contaba el ejecutivo para determinar esas medidas, ya vencieron. Las posibilidades de una solución se basan casi exclusivamente en la reglamentación de esta ley, que aún está pendiente, y que puede hacer que el público recupere la confianza, pierda el temor a tener grandes depósitos, y saque la plata que tiene bajo el colchón y la retorne a los bancos y corporaciones.-