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La Comisión mostró independencia al seleccionar el estándar digital de Televisión. Ahora sus decisiones han sido puestas en tela de juicio

GOBIERNO

Bandazos en vivo y en directo

Los sucesivos reversazos de la Comisión Nacional de Televisión han puesto en tela de juicio su credibilidad. Sean cuales sean las determinaciones definitivas sobre 'RCN', 'Caracol' y sobre todo sobre el tercer Canal, no pueden ser decididas con ese grado de improvisación.

4 de enero de 2009

Las comparaciones son odiosas, pero sirven de mucho. A pesar de que todo el mundo se les vino encima, los miembros de la Junta el Banco de la República decidieron en julio pasado subir sus tasas de interés para menguar los riesgos de un rebrote inflacionario. Y lograron su objetivo. Pero ahora, luego de anunciar un precio para prorrogar las concesiones de los canales privados, los miembros de la Comisión Nacional de Televisión (Cntv) han dado bandazo tras bandazo y reversazo tras reversazo, lo que ha puesto en tela de juicio su independencia y su seriedad. La comparación es válida, pues se trata de dos instituciones con rango constitucional y que velan por importantes intereses de los colombianos: el poder adquisitivo de la moneda y el espectro electromagnético.

La última decisión de la Cntv fue tomada en una acalorada sesión el pasado 29 de diciembre: decidieron rebajar en 15 por ciento el precio que inicialmente habían acordado para la prórroga de la concesión de Caracol y RCN y lo dejaron en 125 millones de dólares (293.000 millones de pesos), que deberá pagar cada uno de los canales privados en los próximos dos años. Además, el precio que habían trascendido como base para la subasta del tercer canal, de 10 millones de dólares, quedó en 43 millones (95.000 millones de pesos); la Comisión supone que para iniciar el trabajo, el nuevo operador de televisión abierta deberá invertir más de 40 millones de dólares (83.000 millones de pesos).

Obviamente, los canales privados contestaron que el precio seguía siendo alto y pidieron una rebaja adicional. Y los interesados en el tercer canal no demoran en poner el grito en el cielo, pues también les modificaron las reglas del juego. Este lunes probablemente se defina algo. Pero a estas alturas, lo de menos es lo que decida la Cntv, pues la conclusión final será un nuevo debate con alguno de los actores interesados.

En el último mes, la Cntv no ha adoptado ni una sola resolución definitiva; quedó en entredicho el estudio de las bancas de inversión y triunfó la idea de que no era suficiente insumo para sustentar unas decisiones tan importantes como la prórroga en la concesión de los canales privados y el precio del tercer canal. Todos los anuncios de la Comisión se fueron para el piso, lo que deja la sensación de que sus determinaciones se pueden modificar dependiendo de a dónde vayan los vientos del debate.

La Comisión ya quedó muy mal parada, básicamente porque se dejó avasallar por la presión de los canales privados. Y el gobierno puso su granito de arena para dejar en esta posición a la entidad y a los comisionados, cuando los desautorizó al pedirles que negociaran con los canales.

En eso tienen mucho que aprenderle a la Junta del Emisor, donde "decisión que se toma, decisión que se ratifica" y ni siquiera los pronunciamientos del Presidente de la República han incidido. La Cntv había dado muestras de independencia y autonomía con la elección del estándar digital de TV, pero ahora borró todo con el codo.

Es evidente que esa institución exige una reforma, pues el tema que maneja es de la mayor importancia para el país. Su composición no garantiza que sus decisiones sean las mejores para los usuarios, y el cambio debería empezar por la manera como se escogen los comisionados. Lo ocurrido con estos dos procesos muestra que son muchos los intereses que confluyen en una instancia donde debería predominar el interés público y donde no debería existir la improvisación. Mientras tanto, otras instituciones dan ejemplo, y así es imposible no compararlas.