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BUEN AMBIENTE

Las empresas colombianas comenzaron a meterse en el tema de moda a nivel mundial: la ecoeficiencia.

25 de diciembre de 1995

EN POCAS COSAS RESULTA tan acertado decir que del dicho al hecho hay mucho trecho como en el caso del cuidado al medio ambiente. Sin embargo, lo que quiere ahora un grupo de empresas colombianas es, precisamente, pasar del dicho al hecho, y la forma de lograrlo es invertir en desarrollo sostenible, un concepto que está de moda a nivel mundial y que significa simplemente buscar el equilibrio entre el crecimiento económico, la equidad en oportunidades y el uso eficiente de los recursos naturales.
En ese propósito están metidas 21 empresas agrupadas en el Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible -Cecodes-, que durante los últimos tres años han invertido 143.817 millones de pesos en equidad social y manejo de los recursos naturales. Son compañías de diversos sectores económicos que en algunos casos invierten en equipos más eficientes que, además de lograr un control ambiental, reducen los costos de producción. En otros reutilizan los elementos contaminantes que usan. Hay casos, sin embargo, en los cuales el equilibrio ambiental significa simplemente un costo, pero la idea es que las empresas comiencen a asumirlo para entrar en el concepto de la ecoeficiencia.
Según la ministra del Medio Ambiente, Cecilia López, "el sector privado ha tenido, una reacción positiva frente a las políticas ambientales. Sin embargo todavía falta mucho, pero hay que entender que es un proceso que toma tiempo, pues el modelo de desarrollo que existía anteriormente era contaminante". Y precisamente, para cambiar ese modelo, el Ministerio firmó un convenio con la Corporación Andina de Fomento -CAF- por 100 millones de dólares que serán manejados por el IFI, con una contrapartida de 60 millones por parte del sector privado, para otorgar créditos que permitan la renovación tecnológica, y así lograr en el país procesos de producción limpios. Otra cosa que se va a hacer con ese propósito es expedir medidas para el cuidado del agua y de otros recursos.
Algunas de las historias de protección de los recursos naturales tienen que ver con el cuidado de la base natural que les permite a las compañías lograr beneficios. Esos son los casos de Smurfit Cartón de Colombia y Pizano, que siembran bosques para compensar el trabajo que hacen con la madera. Los afiliados a Asocaña, cuya materia prima es la caña de azúcar, han invertido en la protección de las cuencas hidrográficas. Por su parte, compañías como Samper, Carbocol-Intercor y Silical, están en la tarea de desarrollar programas para la recuperación de las tierras de donde extraen carbón y materiales para la construcción.
Otros casos son los de las empresas que se han ido por la racionalización de los insumos del proceso de producción. Eso es lo que han buscado Propilco, al rediseñar los empaques de los insumos; Cemento Argos y Construcel, que han disminuido el consumo de energía por unidad de producto fabricada; o la Compañía Colombiana de Cerámica, que controló la generación de materiales de desecho y puso en práctica un programa de reuso para disminuir los costos de los insumos y facilitar la disposición de residuos.
Hay también historias como la de Asocolflores, que desarrolla programas para el manejo integrado de plagas y residuos. O bien el de Pavco, que ha realizado planes de reciclaje, disminución del consumo de energía, plantas de tratamiento de aguas industriales y control a las emisiones de aire, entre otros. Otros ejemplos de cuidado de los recursos naturales son los de Varela y Mobil, que han reformulado sus jabones y lubricantes, respectivamente, mediante la utilización de ingredientes biodegradables.
Aunque aún los esfuerzos sean insuficientes para el largo camino que hay por recorrer, se trata de un tema en el cual debe ocurrir lo mismo que en la moda: hay que estar siempre a la par con las últimas tendencias del mundo, o al menos cerca de ellas, para no correr el riesgo de entrar en la onda de los anticuados.