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BUEN COMIENZO

Al cabo de un excelente primer semestre, el sector privado no sabe si las vacas gordas van a continuar.

17 de septiembre de 1990


¿Quién dijo que las cosas van mal? Porque la crisis del país puede ser evidente en muchos aspectos, pero en lo que tiene que ver con los resultados de las principales empresas, no hay nada de qué quejarse, así sea por ahora.
Eso, por lo menos, es lo que indican las cifras de las sociedades inscritas en Bolsa al cierre del primer semestre del año. Aumentos en ingresos superiores al 30% e incrementos en utilidades superiores al 40% -12 puntos por encima del aumento en el costo de vida- demuestran que otra vez el sector privada está viendo engordar las vacas.

Y eso a pesar de que el país no está, ni mucho menos, en la mejor coyuntura. Al fin y al cabo, el crecimiento de la economía debe acercarse a un mediocre 4% durante este año, y la inflación y el desempleo siguen haciendo de las suyas. Aunque la cifra de crecimiento es mucho mejor de lo que se esperaba hace unos meses, la verdad es que está lejos de la meta del 6% que anhelan los defensores de la apertura.

No obstante, el sector productivo no puede quejarse. Según los datos del DANE, subsectores como el de alimentos, bebidas, productos químicos o plásticos han tenido un buen año, con aumentos reales superiores al 10%. La mala fortuna le ha correspondido esta vez al comercio, a las compañías de transporte y al sector de la construcción, pero los datos de los primeros meses del año permiten afirmar que en términos globales el balance es positivo.

La pregunta, como siempre sucede en estos casos, es si la mejoría es permanente o tan sólo transitoria. Las cifras más recientes indican que, a partir de abril, se ha experimentado un retroceso que pudiera estar atado a los esfuerzos hechos por la administración Barco para contener la inflación. Esa impresión está confirmada por los datos de la encuesta de opinión empresarial que realiza Fedesarrollo. Según ésta, después de un muy buen primer trimestre, en el segundo los industriales y comerciantes han vuelto a tener problemas de demanda.

Claro que eso no impidió que a las empresas les fuera bien. Según los números obtenidos por SEMANA, hubo mejoras apreciables tanto en el sector manufacturero como en el financiero.
Dentro del primer grupo el liderazgo vuelve a corresponderle a Bavaria, la cervecera número uno del país. Gracias a ensanches en la capacidad de producción y a la liberación de precios de la cerveza, las ventas de la compañía aumentaron 36% y sus utilidades 35%. También fue satisfactorio el desempeño de las industrias de productos alimenticios como Noel o la Nacional de Chocolates. No obstante, el avance más impresionante fue el del grupo de ingenios azucareros, algunos de los cuales vieron crecer sus ventas en más de un 80% y sus utilidades hasta en un 400%. El otro lado de la moneda le corresponde a Avianca. La aerolínea bandera del país tuvo el peor semestre de su historia, al registrar pérdidas superiores a los 11 mil millones de pesos. Aunque sus ingresos aumentaron en casi un 34% eso no fue suficiente para mejorar la rentabilidad de la empresa que, según algunos, está al borde de declararse en concordato. Las perspectivas no son mucho mejores, sobre todo si la apertura se extiende también a los cielos Hasta ahora Avianca ha podido sostenerse en un sistema donde domina gran parte del mercado pero si tiene que competir con otras aerolíneas tanto en precio como en imagen, deberá hacer un esfuerzo inmenso.

Sin llegar a los extremos de Avianca, también las industrias asociadas al sector de la construcción están teniendo problemas. La parálisis en la edificación de vivienda y el paréntesis en las obras públicas asociado al cambio de gobierno, ha resultado nefasto para siderúrgicas y cementeras. Paz del Río y Simesa han visto aumentar sus ventas en cerca de un 15%, mientras que Industrias Samper tampoco ha respondido.

Otra historia, en cambio, es la que cuenta el sector financiero. Después de la crisis de comienzos de la década pasada, el ramo empezó a recuperarse y hoy en día está obteniendo buenos índices de rentabilidad. Los mejores resultados durante el primer semestre fueron los del Banco de Bogotá cuyas utilidades se acercaron a los 7 mil millones de pesos. Quizás con la única excepción de la nacionalizada Pronta y del Banco de Crédito y Comercio, las demás entidades financieras continúan registrando cifras positivas.

Curiosamente, esos resultados han sido fuente de polémica. Según algunos, el sector financiero está ganando demasiado a costa de la buena salud del sector productivo. Aunque como se ve este último no se puede quejar, no falta quien diga que habría más inversión y más consumo si las entidades de crédito rebajaran su margen de ganancia.

Esa discusión continuará seguramente en los próximos meses. Pero también habrá otra relacionada con la evolución del sector productivo. Por que a pesar de los buenos resultados obtenidos no falta quien afirme que la política antiinflacionaria implementada desde abril está acabando con la recuperación. Según la Asociación Nacional de Industriales, las industrias han comenzado a quejarse del problema de la falta de liquidez a la hora de vender su producción. Como consecuencia de esa situación, los inventarios acumulados han subido.

Tal campanazo de alerta no debería ser grave si en este semestre se soluciona ese impasse. Sin embargo, la impresión que se tiene hasta ahora es que el libreto en la lucha contra la infíación todavía no ha sido cambiado. En consecuencia, es probable que las cifras al cierre del año resulten inferiores a lo que se tiene previsto.

Los vaivenes en la política económica tienen preocupado al sector privado en relación con otro tema clave: la apertura. Esta es todavía demasiado tímida y aún no ha comenzado a pisarle los callos a algunas industrias. Pero cuando la liberación de las importaciones aumente y la competencia externa empiece a sentirse -especialmente por cuenta de los acuerdos dentro del Grupo Andino- el cantar será otro. Aunque muchos reconocen que el futuro está lleno de oportunidades, no faltan quienes creen que el primer semestre del año resultó ser el último de los buenos. Por lo tanto será necesaria la combinación de buenas medidas y buen clima en los negocios para que este comienzo con el pie derecho continúe y el sector productivo se afiance de lleno para los desafíos que los 90 van a traer consigo. -