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BUSINESS - LANDIA

Los "Chicos malos" de Wall Street quieren tomarse el control de Walt Disney Productions.

5 de noviembre de 1984

Parece una historia digna de Rico Mc Pato, pero no lo es. Sesenta y un años después de que un visionario llamado Walt Disney fundara en California una pequeña compañía destinada a la animación de películas, que llego a convertirse en el gigante del entretenimiento sano, a Walt Disney Productions la están rondando gente de peor corazón que Pete el Negro o la bruja Amelia. Sin embargo, en este caso los villanos son de carne y hueso que buscan apropiarse de la empresa, debido a la solidez que ésta posee en términos financieros y a las extensas propiedades de tierra que controla en los Estados de Florida y California. Tal como los Chicos Malos de las historietas de Pato Donald, inversionistas como Saul Steinberg, Irwin Jacobs y la familia Bass de Texas, se han turnado en lo que va corrido del año para intentar adquirir en la bolsa de Nueva York, suficientes acciones de Disney que les permitan reestructurar de un plumazo la distribución de la empresa. Hasta ahora tales intentos han resultado infructuosos, peró queda abierta la posibilidad de que el sueño de Walt Disney sea "dividido -en palabras de Irwin Jacobs-, para que nuestra inversión genere toda su rentabilidad potencial".
Todo comenzó a principios del año, cuando Saul Steinberg anunció que tenía la intención de adquirir 49% de la intereses del conglomerado para "redirigir su curso" y desbancar los de la familia Disney que controla 13% de las acciones. El intento, sin embargo, fracaso cuando los directivos de la compañía llegaron a un arreglo amistoso con Steinberg y le compraron las acciones que tenía por una suma millonaria.
Con todo, no habían alcanzado a descansar los corredores de bolsa de las intensas negociaciones, cuando un segundo "chico malo" llamado Irwin Jacobs, confesó hace un mes que tenía a Walt Disney Productions en la mira y que pensaba controlarla a través de una compañía llamada Minstar. Para ello, Jacobs busca conseguir prestados 300 millona de dólares, con lo cual tendría fondos suficientes para imponerse a los demás propietarios y "desmembrar la empresa, si se hace necesario".
Por lo pronto, los objetivos de Jacobs se han malogrado, debido al fortalecimiento de un tercer grupo comandado por la familia Bass de Texas que, sorpresivamente, se alió con la familia Disney y logró cambiar lo cuadros directivos de la compañía. De tal manera, por primera vez en la historia de la empresa, dos ejecutivos "de afuera", Michael Esner y Frank Wells, especializados en cine y televisión, llegaron a los puestos más altos para responder a las demandas que exigen que Disney sea más agresiva en el mundo de los negocios. La colocación de ambos hombres parece haber incitado a una tregua entre las diferentes facciones que desean tomarse el control, aunque todavía nada se ve seguro. El mayor interrogante tiene que ver con lo que piensan los Bass, quienes la semana anterior incrementaron su participación a 15.6% del total de acciones, convirtiéndose en socios mayoritarios del conglomerado.
Mientras tanto, para Esner y Wells los problemas son otros. La lucha por el control de la empresa se ha traducido en descuidos en su administración que han llevado a sus empleados a protestar. Las áreas de mayor cuidado tienen que ver con los parques de entretenimiento, Disneylandia en Los Angeles y Disney World en Orlando, donde ha habido problemas laborales que finalizaron en una huelga general de los mil ochocientos trabajadores de Disneylandia, quienes rechazan un recorte de salario, y una amenaza similar por parte de los dos mil cuatrocientos empleados de Disney World. Lo sucedido, es el resultado de una baja del 9% en la asistencia a los centros de recreación en lo que va corrido de 1984, pese a las nuevas diversiones de Epcot y a una intensa campaña publicitaria.
Según lo visto, la solución tiene que ser digna del Manual de los Cortapalos que dominan los sobrinos de Donald, Hugo, Paco y Luis. Recién entrados a la empresa, Esner y Wells no tienen suficientes criterios para encontrar una respuesta en forma inmediata y no se sabe como puedan manejar el espinoso problema laboral. Si salen bien de ésta, se espera que ambos ejecutivos se concentren en la zona de cine y televisión, en la que Disney ha perdido terreno frente a sus competidoras. No obstante, solo el tiempo dirá si la paz vuelve a la junta directiva de la compañía y si la que fuera otrora princesa de las empresas de entretenimiento, despierta de su letargo como la Bella Durmiente, o, por el contrario, recibe el beso de los inversionistas y acaba convirtiéndose en un sapo.