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El nuevo concesionario del Canal 1 – Plural Comunicaciones– está conformado por tres de las productoras de mayor trayectoria en Colombia, RTI, NTC y CM&, y un fondo norteamericano especializado en medios Hemisphere Media Group (HMG). Las productoras colombianas tienen el 20 % cada una y el fondo es dueño del 40 % restante.

TELEVISIÓN

La gran apuesta del nuevo Canal Uno

Con una inversión superior a los 100 millones de dólares, el nuevo Canal Uno se la juega por competir con Caracol Televisión y RCN Televisión.

19 de agosto de 2017

Con el arranque esta semana de la nueva programación del Canal Uno comienza en firme la apuesta del nuevo concesionario colombiano para convertirse en una alternativa para los televidentes y anunciantes. Será un gran reto considerando los cambios en la forma de ver televisión, a partir de la competencia que todos los medios tradicionales enfrentan con el internet y las plataformas digitales.

El crecimiento de la televisión por suscripción y la multiplicidad de ofertas, la aparición de plataformas tipo Netflix, el aumento de la pauta en medios web y out of home, entre otros muchos factores, han hecho que la pauta en la televisión nacional venga cayendo sistemáticamente.

El año pasado, la inversión publicitaria en televisión nacional cayó un 10 por ciento, al pasar de 1,1 billones de pesos a 990.000 millones, y en el primer trimestre de este año ha disminuido 8 por ciento ante la debilidad de la economía, según cifras de Asomedios y Andiarios. Además, buena parte de estos ingresos –y del rating– están concentrados en Caracol Televisión y RCN, dos canales tradicionales que pertenecen a poderosos grupos con intereses en múltiples sectores y enorme respaldo económico. En otras palabras, el canal no es su negocio principal y lo consideran más bien un complemento estratégico de sus otras actividades.

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Por eso es admirable el desafío que está asumiendo el Canal Uno. La mayoría de sus accionistas están concentrados en la televisión como su única actividad. No tienen banco, cervezas ni gaseosas para respaldarlos. Y la televisión es un negocio de grandes inversiones. La programación de Caracol y RCN puede acercarse a los 200 millones de dólares al año y aun así las utilidades no están garantizadas. El año pasado, el canal de los Santo Domingo obtuvo utilidades de 66.909 millones de pesos, mientras que el de los Ardila perdió 91.464 millones de pesos. Se rumora que este año el primero apenas está cumpliendo presupuesto mientras el segundo sigue con los mismos niveles de saldo en rojo.

Aunque la televisión es un negocio muy difícil en la actualidad, Plural Comunicaciones, el concesionario al cual se le adjudicó el pasado mes de noviembre el permiso para operar el Canal Uno durante la próxima década, tiene fortalezas para competir en este difícil entorno.

Una de las principales es que está conformado por tres de las productoras de mayor trayectoria en Colombia –RTI, NTC y CM&– y un fondo norteamericano especializado en medios –Hemisphere Media Group (HMG)–. Las tres compañías colombianas tienen cada una el 20 por ciento de participación y son unos verdaderos pesos pesados de la pantalla chica y el periodismo.

RTI, fundada en 1967, es una de las compañías pioneras de la televisión en Colombia. Esta programadora, liderada por Patricio Wills, cuenta con una gran y exitosa experiencia en la producción de dramatizados como La reina del sur, Pasión de gavilanes, El clon y Doña Bárbara, entre otros. Además, NTC y CM& son dos de las productoras de noticias e información más respetadas del país, dirigidas por dos periodistas como Yamid Amat y Daniel Coronell, respectivamente. Ese talento sumado no se consigue con facilidad.

Si bien estas compañías hacían parte del antiguo canal, operaban independientemente, y ahora con la nueva concesión lo harán de modo unificado. Esto significa una sola sociedad que programa, produce y comercializa, lo cual les traerá ventajas al permitirles emprender estrategias conjuntas de programación y mayor flexibilidad con los anunciantes. “Tendremos modelos comerciales más agresivos, pues podemos hacer paquetes o más activaciones de marca a lo largo de toda la parrilla”, anticipa Felipe Boshell, presidente del nuevo Canal Uno.

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Por su parte el socio extranjero, HMG, no es solo un fondo de inversión que contribuye con capital –es dueño del 40 por ciento del consorcio–, sino que también aporta gran experiencia dado que es una compañía especializada en medios, tanto en cable como en televisión abierta, en el mercado hispano de Estados Unidos y América Latina.

Sus socios principales, Jim McNamara y Alan Sokol, fueron director general y jefe de Operaciones, respectivamente, de Telemundo por varios años. Este holding, por ejemplo, llevó a WAPA del tercer lugar a convertirse en el principal canal de televisión de Puerto Rico en solo dos años. HMG, que cotiza su acción en Nasdaq, es un socio no solo financiero, sino estratégico.

Para Boshell, también con gran experiencia en medios, otra de las ventajas del consorcio es que tendrá una estructura más liviana, pues no van a montar infraestructuras gigantescas. Esto les permitirá tener una operación muy flexible y eficiente en la que contratarán con terceros muchos de los bienes y servicios que requieren, aún con los mismos socios. El consorcio espera comenzar a generar flujo de caja positivo a partir del mes 18 a 24, después de iniciada la operación.

Con todo, las inversiones son considerables e importantes. El costo de la concesión fue alrededor de 114.000 millones de pesos pagaderos a dos años en ocho cuotas bimestrales (ya pagaron las dos primeras). Además, invertirán cerca de 90.000 millones de pesos anuales durante los dos primeros años en infraestructura, equipos, talento y programación.

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La estrategia es programar en forma alterna a Caracol TV y RCN. Eso quiere decir, por ejemplo, que cuando estas tengan noticieros, el Canal Uno tendrá algo diferente y así sucesivamente en todos los espacios. Habrá más de diez horas diarias de producción en vivo y en directo, los sets fueron modernizados con colores alegres y a esto se suma la contratación de algunos de los mejores presentadores de la televisión colombiana. 

En cuatro meses han contratado cerca de 100 personas directamente en la parte administrativa, comercial y digital, aunque en las distintas producciones puede haber en forma indirecta más de 400 personas involucradas.

El canal heredó una audiencia cercana al 2 por ciento del share de la televisión nacional y cercana del 5 por ciento en el prime gracias a sus noticieros, los cuales se mantendrán dado su gran posicionamiento. La apuesta es duplicar su alcance actual.

Aumentar los ratings es siempre complicado. La primera impresión que dejan los días del lanzamiento es que el noticiero y la entrevista de Yamid se mantienen. Sin embargo, hay que colonizar los otros espacios, mañana y tarde, y eso toma tiempo. El rating de los primeros días no ha sido extraordinario, pero eso es normal en cualquier arranque.

Durante el primer día, según informó el canal, más de 1,7 millones de personas lo sintonizaron en algún momento del día, un 80 por ciento más que la antigua señal. Esto demuestra para los representantes del canal que “la gente quiere una alternativa y que ya somos el tercer canal en audiencia de la televisión colombiana.”.

Como todos los negocios el canal tiene elementos a su favor y elementos en contra. El principal de los primeros es que los colombianos venían clamando por una nueva opción desde hace años. Prácticamente todos los países del mundo tienen más canales de los que ha tenido este país. La estrategia del Canal Uno de convertirse en un nicho alternativo tiene lógica. No hay que ser los primeros para tener un negocio rentable. En contra tienen la coyuntura difícil de la televisión en la actualidad, lo cual hace particularmente meritoria la aventura en la que se han metido. Algunos observadores también consideran que el hecho de tener tantos pesos pesados entre los accionistas puede llevar a conflictos de personalidades alrededor de las decisiones.

Un buen arranque, pero es claro que aún falta mucho camino por recorrer. La televisión es un tema de hábitos y no será fácil romper un mercado como el colombiano donde ha habido una oferta por más de 20 años de unos jugadores fuertes y con músculo para reaccionar, en un momento de bajo crecimiento de la economía y la pauta. Sin duda, una gran apuesta.