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Carros: apenas uno de los pacientes

El paquete de ayuda para la industria automotriz del gobierno muestra tres hechos preocupantes sobre la economía. Análisis de Aldemar Moreno, periodista económico de Semana.

6 de marzo de 2009

El gobierno acaba de anunciar una medida para ayudarle a la industria automotriz: le va a dar crédito barato a la gente a través de Bancoldex, para que pueda comprar más carros y electrodomésticos. Así las empresas venden más y no sacan de sus puestos de trabajo a más personas.

La decisión del gobierno muestra tres hechos preocupantes acerca de la situación económica actual.

Primero, es claro que el palo no está para cucharas; o, mejor dicho, que la situación es mucho más compleja de lo que a menudo el mismo gobierno ha querido reconocer y por eso se hace necesaria esta clase de medidas. El decrecimiento industrial, el nivel de desempleo y la caída en las exportaciones que se viene registrando son síntomas de un mal preocupante: la desaceleración. La industria automotriz es apenas uno de los pacientes.

Lo segundo que queda en evidencia es que la medida -anunciada con bombos y platillos por el propio Presidente Uribe- puede resultar inocua. Mientras que el Congreso de Estados Unidos aprueba un paquete de 800.000 millones de dólares para salvar su economía, Colombia anuncia 500.000 millones de pesos colombianos para que se puedan vender más carros y electrodomésticos. Obviamente no hay punto de comparación, pero aún si se mirara el caso colombiano sin tener en cuenta lo que pasa afuera, esos 500.000 millones de pesos no son ni el 1% de la cartera vigente en el sector financiero nacional.
 
Así que esta medida logrará máximo que se vendan 7.000 carros más (como lo espera el Gobierno), y que se salven algunos empleos en el sector automotor (vale la pena recordar que según el Dane hoy hay 2,8 millones de desempleados. Además sólo las ensambladoras colombianas han sacado a más de 1.000 empleados en los últimos meses).

De lo anterior se desprende el tercer elemento de análisis, el más preocupante: Colombia no cuenta con verdaderas herramientas anticíclicas, pues no hay cómo inyectarle de manera urgente dinero a la economía para que reaccione. El Banco de la República ya hizo su tarea y ahora el gobierno está rezando para que las inversiones en infraestructura se hagan, a pesar de que no hay crédito barato para financiarlas, y que los bancos empiecen a prestar a manos llenas y a tasas bajas.

Es claro que el panorama se está tornando cada vez más gris y lo preocupante es que el portafolio de medidas para enfrentar la desaceleración no es muy amplio. Por eso cabe preguntarse si el blindaje contra la crisis no estará muy averiado ya.