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Chance para la salud

Con el proyecto de ley de juegos de suerte y azar el gobierno busca ordenar y controlar un billonario negocio que podría aportar cuantiosos recursos para la salud.

10 de julio de 2000

Los colombianos cada vez fuman menos, toman menos, y juegan más”, ha afirmado en diversas ocasiones el ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo. Cierto o no, lo que sí es indiscutible es que los colombianos son apostadores. Y la afirmación del Ministro posiblemente lo que busca es llamar la atención del país sobre el gigantesco negocio que hay detrás de los juegos de azar y sobre la posibilidad de generar millonarios recursos para las finanzas regionales y la salud.

Mucho se ha hablado de estos juegos últimamente a raíz de los múltiples escándalos de corrupción que se han destapado en torno al negocio de las loterías. Sin embargo lo que pocos saben es que los demás juegos de azar son aún más importantes en términos de ventas. El sistema de apuestas permanentes, popularmente conocido como el juego del chance, es un negocio cuatro veces más grande que el de las loterías.

De acuerdo con una investigación de Fedesarrollo, los colombianos gastan en este juego cerca de dos billones de pesos al año. Para tener una idea de la magnitud basta con tener en cuenta que si las 112 empresas de chance del país se agruparan en una sola, serían la segunda empresa más grande del país en ventas después de Ecopetrol. Más aún, tratándose de un negocio en el que la evasión es una práctica común, otros estimativos indican que las ventas reales del chance podrían ser incluso superiores.

No obstante la magnitud del negocio del chance, y a pesar de que sus rentas deben destinarse por ley a la salud, en 1999 las transferencias de recursos por este concepto sólo alcanzaron la mitad de lo que correspondería de acuerdo con las normas. De una regalía de 8,5 por ciento sobre las ventas que debería recibir el Estado el recaudo efectivo tan sólo fue de 4,3 por ciento. Esta diferencia indica que se están evadiendo millonarios recursos por concepto de regalías. En opinión de la superintentente de Salud, Inés Gómez, “los niveles de elusión y evasión son elevados, debido en buena parte a la precariedad de la actual legislación”.

El uso de talonarios falsificados, las apuestas por montos superiores al máximo permitido y modalidades novedosas de juego, como el chance electrónico y el telefónico, son algunas de las prácticas generalizadas entre la población para evadir el pago de impuestos. Esta proliferación de apuestas irregulares se debe, además de los vacíos legales, a la larga tradición de informalidad —y en algunos casos ilegalidad— que continúa hasta nuestros días.



En cintura

Además de mover cuantiosos recursos económicos las apuestas permanentes —y los juegos de azar en general— son reconocidos como una importante fuente de empleo en el sector informal. Por esta razón estas actividades son importantes no sólo desde el punto de vista económico sino social. El gobierno ha reconocido esta situación y se ha propuesto sacar adelante una ley que ponga orden en forma definitiva a todos los juegos de suerte y azar.

La reforma propuesta abarca todas las clases de juegos. Además de mejorar la regulación de las loterías, con el fin de garantizar mayor eficiencia en su gestión, el proyecto de ley establece las reglas para la operación de futuras modalidades de juego que aún no se han desarrollado en el país. En cuanto a los juegos más populares, como el chance, se busca establecer controles a las diversas formas de evasión para garantizar un mayor recaudo.

El impacto de estos cambios es potencialmente importante. De acuerdo con Omar Flórez, presidente de Feceazar —el principal gremio que agrupa a los empresarios privados del chance—, “con un mejor control por parte de las autoridades se podrían duplicar en el corto plazo los recursos aportados por los chanceros a la salud”. Estos nuevos recursos darían un alivio a un sector que, como la salud, lo requiere con urgencia. Según cálculos de funcionarios del Ministerio de Hacienda, con los controles a la evasión el chance generaría recursos por 240.000 millones anuales, lo cual bastaría, en el primer año, para el saneamiento definitivo de tres entidades hospitalarias grandes. En la medida en que se logre un mejor control de los demás juegos, y una mejor gestión de las loterías, el impacto fiscal podría ser mayor, aun si la nueva ley —por sí sola— estuviera lejos de ser una solución definitiva al desequilibrio de las finanzas públicas.



Tarea pendiente

La Constitución de 1991, considerando la importancia de los juegos de suerte y azar, ordenó la expedición de una ley para regularlos. Sin embargo, a la fecha, ésta sigue siendo una tarea inconclusa. La diversidad de los intereses económicos involucrados ha dificultado la aprobación de esta ley en el pasado.

El gobierno ha incluido entre las prioridades de su agenda económica esta reforma, cuyo impacto, a primera vista, podría parecer menor. Sin embargo, dado el gigantesco tamaño de los negocios de azar, se explica el interés de las autoridades en incorporar al torrente tributario un sector importante de la economía que actualmente opera con un alto grado de informalidad. Entre tanto muchos empresarios del sector aguardan una regulación más moderna y estable para sus negocios mientras que aquellos que operan en la ilegalidad le siguen apostando a la evasión.