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COLOMBIA DEBE CONCENTRARSE

ENTREVISTA: LESTER THUROW

19 de diciembre de 1994

PARA DECIRLO EN UNA SOLA FRASE, LESTER Thurow es el economista con más prestigio en el mundo entero. A sus 56 años de edad, este egresado de Oxford y Harvard se ha ganado el respeto de propios y extraños por sus agudos análisis, particularmente críticos de Estados Unidos.

Thurow, quien se desempeña como decano de la escuela de Administración del Massachusetts Institute of Technology, MIT, es el autor de más de 10 libros. El último de ellos, La guerra del siglo XXI (Head to head), estuvo en la lista de bestsellers del New York Times durante varios meses. Thurow estuvo la semana pasada en Bogotá, invitado por la Cámara de Comercio, y concedió a SEMANA la siguiente entrevista:

SEMANA: Usted afirma que en el próximo siglo la batalla económica va a ser entre Estados Unidos, Japón y Europa. ¿Queda algún espacio para América Latina?

LESTER THUROW: La respuesta obvia es que si. A pesar de que cuando uno mira la década pasada es claro que el crecimiento del Tercer Mundo estuvo limitado al sudeste asiático, no encuentra ninguna razón válida para que regiones como América Latina no tengan un buen desarrollo. Lo que pasa es que para tenerlo hay que poseer una estrategia, y esta no puede estar basada exclusivamente en la producción y venta de recursos naturales.

SEMANA: La mayoría de las economías del continente parecen haber seguido la política de Estados Unidos, en el sentido de no tener ningún sector líder en la producción...

L.T.: Todos los países que han tenido éxito en Asia, han contado con un sector líder que los ha jalonado. En el caso de México, por ejemplo, fué el petróleo en un momento dado. Y ahora, gracias a su particular posición geográfica, el impulso viene de las firmas que producen a lo largo de la frontera. De tal manera que el sector líder en México son las maquiladoras.

Chile se ha especializado en la producción de frutas y vegetales gracias a que sus cosechas se dan cuando en el norte del planeta están en invierno. Y ha podido entender que lo importante no es sólo producir, sino administrar todo el proceso. Eso les ha permitido, por ejemplo, ser uno de los pocos países que tienen un superávit comercial con Japón.

SEMANA: ¿Qué ha podido usted analizar del caso colombiano?

L.T.: Pude leer el reporte (sobre competitividad hecho por la firma) Monitor y creo que ellos están en lo correcto cuando dicen que ustedes deben concentrarse en algunas industrias en particular para subirlas de categoría y para enfrentar el reto tecnológico. Si, para citar un caso, se mira la producción de flores, yo podría apostar que dentro de 30 años la mayoría de las flores en el mercado van a tener un alto grado de ingeniería genética. De manera que el dinero se lo va a ganar la gente que haga ese desarrollo genético y no necesariamente los agricultores. Así que la pregunta que hay que hacer es la de si Colombia puede hacer algo en ese campo de la tecnología de aquí a 30 años. Lo otro que hay que tener en cuenta es que el tema de los salarios no es definitivo para estar en el mercado. Holanda compite con Colombia de tu a tu en flores, y allá los salarios son mucho más altos. Lo que pasa es que en Holanda se han concentrado en otros aspectos del negocio, como la logística, el mercadeo o en administración del proceso.

SEMANA: Cambiando de área, es usted todavía pesimista sobre la economía norteamericana ?

L.T.: YO escribí La guerra del siglo XXI hace ya casi cuatro años, y debo reconocer que en campos como los automóviles o los semiconductores las cosas van mejor de lo que parecía en ese momento. Sin embargo todavía existe un inmenso problema con la tasa de ahorro e inversión de la economía y aun existe un inmenso problema con la educación y el numero de personas que decide no ingresar a la universidad. Hay, en resumen, señales mezcladas. Lo mismo se puede decir de la economía japonesa, que nunca fué tan fuerte como parecía hace cuatro años y no es tan débil como parece hoy. Y, en el caso de Europa, hay problemas como los de la antigua Yugoslavia, pero lo cierto es que la Unión Europea está creciendo y que para el año 2000 va a tener una moneda común. En conclusión, creo que algunas cosas han cambiado, pero los conceptos básicos siguen siendo válidos.

SEMANA: ¿Qué se puede decir sobre China?

L.T.: China va a constituir una enorme diferencia para todo el mundo, porque al fin de cuentas se trata de una cuarta parte de la humanidad y de un país que ha venido creciendo a tasas cercanas al 10 por ciento anual. Ya se comienza a notar en varios sectores pero, cuando se trate de abrirle campo a China, todo el mundo va a resultar afectado.

SEMANA: El tema de la distribución del ingreso ha vuelto a estar sobre el tapete en Colombia...

L.T.: Ese es un problema aquí y en otras partes. Este es un tema que tiene que ver claramente con educación y entrenamiento. Y mientras más gente bien educada y bien entrenada tenga un país, será posible tener un nivel de salarios mejor. Porque a veces se cree que simplemente hay que mirar el nivel de empleo. Pero el problema no es sólo puestos de trabajo, sino salarios bien pagados. Y si Colombia quiere ambos tiene que dedicar sus esfuerzos a educar gente y a concentrarse en las industrias de mayor crecimiento en el mundo.

SEMANA: Volviendo al tema de América Latina, ¿cuál cree que es la debilidad de la región?

L.T.: Los países de esta área tienden a concentrarse en ser sprinters y no corredores de maratón. Hay naciones con grandes índices de crecimiento en ciertas épocas que no son capaces de mantenerse en el largo plazo. Chile se ve muy bien en los últimos 10 años, pero los 15 anteriores fueron malos. O sea que la pregunta verdadera es quién puede tener década tras década de progreso. A Japón le tomó 120 años equipararse a Estados Unidos. No veo por qué alguien pueda hacerlo más rápido.

SEMANA: ¿Y sus fortalezas?

L.T.: Que es una región ligeramente poblada en comparación con los recursos que posee. Tiene algún grado de capacitación, a pesar de que la mitad de su fuerza de trabajo no.

SEMANA: Para concluir, es usted optimista o pesimista sobre el futuro?

L.T.: Soy un pesimista intelectual y un optimista emocional. Es fácil pensar porque el progreso no es posible, pero también es fácil pensar que sí se puede. Todo depende de que una sociedad se organice. En conclusión, el destino no está escrito en las estrellas.-