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COLOMBIA PASA RASPANDO

El FMI respaldó, con algunas reservas, la gestión económica del gobierno nacional

29 de octubre de 1984

En un ambiente de moderado optimismo terminó la semana pasada en Washington, la reunión de gobernadores del Fondo Monetario Internacional que revisó, entre otras cosas, los avances de las naciones del Tercer Mundo frente al problema de la deuda. Al cabo de varios meses de tensión en los que se llegó a temer que los países con mayores obligaciones llegaran a la cesación de pagos, cierta dosis de tranquilidad ha retornado al sistema financiero internacional. El logro de las metas que se le impusieron a las economías de Brasil (98 mil millónes de dólares de deuda) y México (94 mil millones), constituye, para los economistas del FMI, la prueba de que es posible alcanzar los objetivos de recuperación económica a través del fuerte programa de austeridad que receta el organismo, pese a los disturbios sociales que se presentan.
Lo sucedido, impulsó al director del FMI, Jacques De Larosiere, a mostrarse optimista en la sesión de apertura de la reunión. "Aquéllos que han pronosticado el colapso desde que empezó la crisis de la deuda, se han equivocado", afirmó contundentemente el ejecutivo. Y añadió: "La economía mundial ha hecho un progreso considerable en los dos años pasados. El mundo industrial está recobrando la fuerza del crecimiento y el rápido deterioro de la situación de la deuda se ha reversado".
Semejante clima de confianza fue contagiado a los ministros de Economía de las naciones industrializadas, quienes no prestaron atención a los pedidos del Tercer Mundo respecto a una suavización global en términos de los préstamos internacionales.
Para ellos, el éxito de Brasil y México, es una justificación de la política de enfrentar cada caso individualmente, y reafirma la voluntad del FMI de continuar la estrategia en el futuro. La "buena voluntad" del norte, sufrió también un revés en el Banco Mundial, cuando a pesar de las peticiones de su presidente, A.W.
Clausen, respecto al aumento de recursos, los países más desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza, se negaron a incrementar sus aportes.
Lo sucedido la semana anterior, tiene mucho que ver con la posición de la administración norteamericana respecto a la situación económica mundial. Hablando ante los 147 ministros de los países miembros de la entidad, el Presidente Reagan hizo una encendida defensa del libre comercio y aseguró que la libre empresa es la mejor garantía para el desarrollo. En la misma forma, el jefe de Estado norteamericano negó que la situación económica interna tuviera influencia sobre las tasas de interés y aseguró que éstas tenderían a bajar en el futuro cercano. Curiosamente, dos días después del discurso de Reagan, los principales bancos bajaron el prime rate a 12.5%, el nivel de hace cuatro meses.
En opinión de los observadores, quien se robó el show en el Congreso del FMI fue Argentina, al anunciar que había llegado a un compromiso con el Fondo para reestructurar su deuda externa. Tradicionalmente considerado como el país "díscolo" de Latinoamerica en asuntos de deuda, los rompimientos entre la Argentina y el FMI ya se habían hecho famosos, pues el gobierno de Alfonsín se había negado sistemáticamente a aceptar las condiciones exigidas por el Fondo. Como resultado, la nación sureña había hecho pasar más de un susto a los bancos internacionales al anunciar, en varias oportunidades, que estaba dispuesta a cesar sus pagos al exterior. Sin embargo, todo pareció entrar en el cauce de la normalidad el martes anterior cuando el ministro argentino Bernardo Grinspun dijo que se habia llegado a un compromiso. El acuerdo incluye préstamos del Fondo Monetario por 1.420 millones de dólares y el "desbloqueo" de Argentina en los mercados externos de dinero. A cambio, la administración de Alfonsín adoptará una nueva devaluación del peso, menores incrementos de salarios, recorte del gasto público y otras medidas de austeridad.-
Con eso, se espera que el pais logre renegociar una parte importante de su deuda, estimada en 45 mil millones de dólares, con plazos e intereses más favorables.
Con todo, no se había acabado de anunciar el acuerdo, cuando desde Buenos Aires varios expertos calificaron lo firmado como "imposible de implantar". Pese a que exista la voluntad del gobierno --cosa que muchos dudan--, se dice que éste no tiene el respaldo político para afrontar los problemas, entre los que se destacan la necesidad de una devaluación y el control a la inflación que ya llega a un 650% anual.
En comparación, Colombia contó con una mejor suerte en Washington. La delegación nacional que recibió los mejores elogios por su seriedad), en cabezada por el ministro de Hacienda, iba a lograr cierto apoyo del Fondo sobre la gestión económica del gobierno y, en cierto modo, obtuvo lo que buscaba. Si bien el veredicto completo del FMI se encuentra en un informe que será hecho público el 10 de octubre (aunque, según se rumoraba, éste ya se encontraba en el país la semana pasada), se especula con que el Fondo respaldará las iniciativas de la administración y, en especial, la referente a solucionar el problema fiscal, a través de los proyectos presentados al Congreso.
Tal posición es similar a la que adoptaron una serie de entidades multinacionales el pasado 12 de septiembre en la ciudad de Nueva York cuando en una reunión sobre "Negocios e Inversión en Colombia" patrocinada por el Consejo de la Américas, se emitió un concepto sobre la situación del país. En ese entonces, se concluyó que aunque se estaba bordeando una crisis externa, Colombia alcanzaba a salir adelante sin necesidad de renegociar la deuda pública. El único interrogante tuvo que ver con la iliquidez a corto plazo y los problemas de flujo de caja (ingreso y egreso de divisas), aunque se agregó que para 1986 había buenas perspectivas debido a los proyectos de El Cerrejón, Cerromatoso y los yacimientos de crudo encontrados por la Occidehtal Petroleum. Se destacó, igualmente, el problema de la deuda privada y se habló de algún replanteamiento, agregándose que en el sector financiero, el banco con mayores dificultades es el de Colombia.
Ante ello, buena parte de los contactos, formales e informales, que tuvo la delegación colombiana en Washington, tuvieron que ver con una salida a la deuda externa privada.
Aparentemente, se lograron principios de acuerdo fructíferos, y se habla de una reforma a la resolución 33 de la Junta Monetaria, sobre pago de las obligaciones en dólares contratadas por los particulares, para hacerla más flexible y fácil de utilizar.
En otros frentes también se consiguieron resultados y en especial en el área de financiamiento de proyectos de inversión pública, el Banco Mundial acogió favorablemente las iniciativas presentadas. Un tratamiento similar se espera en el futuro por parte de las demás entidades de fomento y los bancos comerciales. Si ello se cumple, se comprobará que Colombia, en su examen anual ante el FMI, pasó la prueba, aunque estuvo a punto de rajarse. -