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El gerente del Acueducto de Bogotá, Jorge Enrique Pizano, explicó que la empresa generará su propia energía en los próximos años, gracias a varias hidroeléctricas pequeñas que funcionarán con la presión del agua que distribuyen por la ciudad

BOGOTÁ

Como por entre un tubo

Puesto 44. La Empresa de Acueducto tiene hoy una situación financiera de envidia. Gracias a ello se pudo internacionalizar y le apuesta duro al medio ambiente.

2 de mayo de 2009

AJorge Enrique Pizano, el actual gerente del Acueducto de Bogotá, se le nota el orgullo cuando dice que esa es una de las pocas empresas públicas que quedan en Colombia; 100 por ciento pública, insiste.

La compañía tiene cosas muy importantes para mostrar. Ha logrado una cobertura total en acueducto y alcantarillado sanitario y de 97,3 por ciento en alcantarillado fluvial.Además la empresa empezó un proceso para consolidar políticas de buen gobierno y así blindarla contra las presiones políticas.

Por esto, el Acueducto de Bogotá es una compañía muy atractiva. El año pasado dejó una utilidad neta de 234.000 millones de pesos, 20 por ciento más que en 2007. Sus activos aumentaron de 6,9 billones de pesos a 7,6 billones de pesos, lo que dejó el patrimonio en 4,5 billones de pesos.

“A la hora de administrar, en esta compañía no se le hacen favores a nadie, sino que se respeta un marco de operación de la junta y al gerente se le ha empezado a medir por indicadores”, destaca Pizano.

Hace 16 años, la situación financiera de la empresa tocó fondo. La informalidad en la regulación de tarifas, el elevado costo pensional y el excesivo endeudamiento en dólares, la pusieron al borde de la quiebra.

Empezó un proceso de reestructuración que primero apuntó a poner las finanzas en orden. Y lo logró. Prueba de ello es que el pasado primero de abril y por primera vez en su historia, la calificadora Duff & Phelps le dio una calificación triple A al Acueducto.

Según Pizano, todo esto ha sido posible gracias a un manejo ortodoxo de las finanzas: “simplemente reducción de gastos y aumento de ingresos”, señaló.

Para Pizano, “todo esto muestra que el Acueducto hoy es tan competitivo como cualquier compañía privada”. Otro logro importante es que el ajuste no tocó los planes de inversión para este año. De hecho, la totalidad de las utilidades del año pasado (234.000 millones de pesos) será destinada a la construcción de alcantarillados y sistemas de saneamiento ambiental en los sectores menos favorecidos de la capital.

Hoy el Acueducto cuenta con 1,7 millones de usuarios y del servicio se favorecen ocho millones de habitantes, no sólo de Bogotá, sino del centro del país.

Con unas cuentas saneadas y cumpliendo la tarea en la prestación del servicio, ahora la compañía mira otros proyectos.Primero, está buscando mercados en el exterior para generar nuevos ingresos. Por eso va a asesorar al acueducto de Buenos Aires, que sirve a 24 millones de usuarios y al acueducto de La Paz. Se están buscando también oportunidades en México, Perú, Ecuador y Honduras.

Otro proyecto clave es la construcción de pequeñas centrales hidroeléctricas para autogenerar la energía que consume la compañía. Actualmente ya funciona la de Santa Ana, y el objetivo es construir otras tres en los sectores del Tanque de Suba, Usaquén y Ventanas en Chingaza, con lo que en los próximos años se generaría el 98 por ciento de la electricidad que necesita el Acueducto para funcionar. Estos proyectos exigen una inversión de 25 millones de dólares.

Así mismo, se dejarán de emitir unas 42.000 toneladas de gases efecto invernadero gracias a estos proyectos, y por esta razón, la compañía podrá acceder a la ‘venta de oxígeno’ por la vía de los bonos de reducción de carbono que compran grandes multinacionales europeas y norteamericanas, para reducir la contaminación del aire. Esto generará también nuevos ingresos.

Es evidente que los proyectos son importantes y muestran un esfuerzo por diversificar los servicios e ingresos que tiene el Acueducto, algo fundamental que la empresa les pertenece en un 100 por ciento a los bogotanos.