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COMO POR ENTRE UN TUBO

Se aprobó la participación de Ecopetrol en la compañía que, por 2.500 millones de dólares va a construir el oleoducto Cusiana-Coveñas.

17 de octubre de 1994

COMO POR ENTRE UN TUBO

PARA DECIRLO TAN SOLO en una frase, es el negocio más grande del año en Colombia. Al fin de cuentas, no todos los días se forma una compañía que debe ejecutar una obra cuyo valor se estima en 2.500 millones de dólares. Pero eso es lo que debe suceder en los próximos días cuando Ecopetrol firme junto con sus socios en Cusiana y Cupiagua -British Petroleum, Total y Triton - la constitución de una nueva empresa, cuyo accionista mayoritario será un grupo canadiense que a su vez se encargará de operar una tubería que dentro de un tiempo se volverá familiar en la memoria de los colombianos: el oleoducto Cusiana-Coveñas.
Este es un factor fundamental de la operación de los yacimientos del Casanare, cuyo costo de desarrollo global se estima en 6.000 millones de dólares durante los próximos cuatro años. Si todo sale bien, para 1998 se espera que la producción de dichos campos alcance un volumen promedio de 500.000 barriles pordía.
Pero para que sea posible vender el crudo, es indispensable un sistema de transporte. Por esa razón, desde abril de 1993 se comenzó a explorar el tema en el seno del gobierno. En noviembre de ese año, la Junta Directiva de Ecopetrol empezó a desarrollar el proceso, con el objetivo de vincular inversionistas privados al proyecto.
Para mediados de este año, había ya un elegido. Se trataba del grupo conformado por TransCanada Pipelines e Interprovincial Pipelines, dos de las compañías más grandes del mundo en su género. La primera tiene activos por 8.200 millones de dólares y opera, como negocio principal, 13.600 kilómetros de líneas de gas en el Canadá, junto con varias plantas de generación eléctrica. La segunda tiene activos de 1.700 millones de dólares y opera un sistema, de oleoductos de 11.600 kilómetros dentro de los cuales está la línea más larga del mundo, 87 estaciones de bombeo y 128 tanques de almacenamiento.
Toda esa experiencia debe servir para manejar un sistema de 741 kilómetros con por lo menos seis estaciones de bombeo entre el Casanare y la Costa Atlántica. Una parte de esas obras ya está en proceso. No obstante, la obra más grande consiste en la construcción del tramo Vasconia-Coveñas, de 426 kilómetros, que iría paralelo al Oleoducto De Colombia ya existente. Se busca en último término ampliar la capacidad total a 600.000 barriles por día, que incluiría no solo el petróleo de Cusiana, sino también el del Magdalena Medio. Además, con la existencia de una segunda línea, se disminuyen los riesgos de suspender la producción debido a los atentados dinamiteros contra las tuberías.
En la nueva compañía, Ecopetrol tendría una proporción que podría variar entre el 20 por ciento y el 25 por ciento. BP y Total tendrían el 15.2 por ciento cada uno y Triton el 9.2 por ciento. La participación del grupo canadiense estaría entonces entre el 35 y el 40 por ciento de la empresa.
Algunos de los puntos del negocio dependen de una serie de observaciones que hizo el Conpes la semana pasada, que tienen que ver con la estructura de capital de la sociedad, con la rentabilidad de la inversión y con el límite a los sobrecostos en la ejecución de la obra. Si tales revisiones son aceptadas, un 30 por ciento del costo se financiaría con capital aportado por los socios y el 70 por ciento con deuda, que debería contratarse en su mayoría en los mercados internacionales.
En el caso de Ecopetrol, la empresa estatal aspira a no tener que desembolsar nuevos recursos, pues su aporte sería en especie y consistiría en buena parte en el valor estimado de los activos que ya se han venido desarrollando y que se incorporarían a la nueva sociedad. Esta suma asciende a 160 millones de dólares, de los cuales más de la mitad corresponden a las obras de ampliación del Oleoducto Central de los Llanos.
Con la decisión de la semana pasada, ha quedado ya despejado el camino para que el petróleo del Casanare llegue al Caribe. Ahora es el turno de poner en práctica el negocio más atractivo que ha tenido Colombia en los últimos años y en el cual están puestas las expectativas de regiones y municipios, así como de miles de personas que todavía sueñan con la bonanza de Cusiana. -