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Los canales privados, como ‘Caracol’, temen que sus ingresos caigan con la entrada de un tercer canal, pues creen que no hay suficiente pauta para todos

TELEVISIÓN

Con las antenas puestas

En 2007 se calentó la pelea por la adjudicación de un tercer canal de televisión. Sin embargo, todavía quedan muchas cosas por definir.

Aldemar Moreno. Periodista de SEMANA
15 de diciembre de 2007

Si el asunto es hacer un balance en blanco y negro sobre cómo va el proceso para adjudicar la licencia de un tercer canal privado de televisión en Colombia, muchos podrían decir que bien.

Toda la elite del negocio en la región ya se pre-matriculó para participar. Los grupos Prisa y Planeta de España, Televisa de México y la Organización Cisneros de Venezuela son los principales actores internacionales; por Colombia están El Tiempo y RTI.

Todos ellos muy juiciosamente apartaron su cita y fueron a la oficina de Ricardo Galán, el presidente de la Comisión Nacional de Televisión (Cntv), para plantearle claramente lo que piensan y esperan de la adjudicación. Así que, de entrada, todo parece ser un éxito.

Pero la realidad tosca es que hasta el momento no ha pasado nada. Y, paradójicamente, eso mismo demuestra lo importante que es este negocio para el futuro de la televisión en Colombia. Si no se ha resuelto nada concreto por parte de la Cntv y ya todos los interesados levantaron su mano, ¿qué va a ocurrir, cuando de verdad empiecen las definiciones sobre el tema? Allí sí habrá acción.

En este asunto aún queda mucha tela por cortar. Primero se deberá definir cuál es el estándar para la televisión digital; luego, si se les van a renovar las licencias a RCN y a Caracol y a qué precio, y finalmente, definir cómo se adjudica un tercer canal.

Pero si todo está en ciernes, ¿por qué razón tanto interés? Porque se está hablando de dos negocios multimillonarios: el de la publicidad y el de la producción de televisión.

Los canales privados de Caracol y RCN registraron ingresos operacionales el año pasado por más de 800.000 millones de pesos; además, exportaron producciones por más de 60.000 millones de pesos. Las agencias de publicidad y los intermediarios de la pauta facturaron más de 163.000 millones de pesos. En cifras redondas, el negocio vale más de un billón de pesos al año. Y, obviamente, el mercado se está poniendo a mordiscos. Por ejemplo, las empresas de televisión paga ya empezaron a quitarles parte del negocio a los canales privados. Este año les restaron más de 10 millones de dólares de publicidad colombiana, que ahora se ve a través de la televisión por cable.

Por eso, el debate sobre el tercer canal empezó con un tono alto. Tanto Paulo Laserna, presidente de Caracol TV, como Gabriel Reyes, de RCN, señalaron que un tercer canal significará un golpe a la producción nacional. Creen que la pauta no va a crecer y esto significa que el ajuste se hará por el lado de la inversión de los canales. En pocas palabras, no habrá plata para financiar mejores programas.

El argumento de los canales privados es válido si se tiene en cuenta la calidad que han ganado las producciones colombianas. Prueba de ello es la enorme demanda de series, actores, productores y libretistas colombianos. Para la muestra, un botón: Fox, el canal internacional, le encomendó a un grupo de colombianos que realizara la serie Tiempo Final, que fue transmitida por la cadena en su horario prime time, en el que tiene producciones tan exitosas como Nip Tuck y 24.

Pero ni Galán, de la Cntv, ni la Ministra de Comunicaciones, María del Rosario Guerra, se conmovieron ante ese argumento. Durante un debate en el Congreso de la República, aseguraron que la decisión es irreversible. Además, Galán les recordó a RCN y a Caracol que no existe obligación de renovar sus licencias: en pocas palabras, si seguían presionando, se podrían quedar sin el pan y sin el queso, pues el gobierno, simplemente, puede decir no a renovarles las licencias y abrir otra licitación. Además, si no es un buen negocio, ¿por qué tanto interés de otros inversionistas importantes como los grupos españoles?

Por el momento, sólo se están mostrando los dientes y todas estas cartas son las primeras de un complejo proceso de negociación. Lo más probable es que el gobierno amplíe las licencias para los dos canales actuales y que se lance una nueva licitación para uno o dos canales nuevos de televisión privada.

La decisión tiene además un enorme componente fiscal. En medio está el futuro de la Cntv, que paulatinamente se ha quedado sin ingresos y tiene que garantizarlos para su futuro funcionamiento. Así que también existe presión para los comisionados.

Es claro que el país necesita ampliar la competencia en el mercado de la televisión. Y por eso, hay que estar con las antenas puestas en el tema.