FINANZAS
La era digital pondrá al efectivo en vía de extinción.
La digitalización de las transacciones es un fenómeno creciente, pero ¿qué tanto afectará a la economía? La revista The Economist plantea un escenario bien interesante sobre el futuro del dinero.
Cada vez es más visible cómo la digitalización repercute en la economía. Hoy en día los pagos pueden ser realizados de distintas formas que facilitan las transacciones, incluso insertar una tarjeta, introducir una contraseña y esperar un recibo se ha convertido en algo obsoleto. Pasar una tarjeta por un sensor e incluso acercar un smartphone sobre un lector; son formas que cada vez más utilizan las personas al momento de realizar una transacción.
En un reciente artículo de la Revista The Economist se analiza el tema con precisión. Si bien es cierto que el efectivo aún es el sistema de pago más usado en el mundo, su utilización ha disminuido considerablemente durante los últimos años. En 2013, el 89% de las compras eran realizadas con este medio, hoy en día su uso ha disminuido al 77%. La tendencia que se enfoca en la disminución de uso del efectivo es liderada por aquellos países que cuentan con una alta inclusión financiera y pequeñas economías informales, relata la revista inglesa.
Los mayores exponentes de este cambio son Dinamarca, Noruega y Suecia, en este último las transacciones de mercados al por menor realizadas con efectivo disminuyeron 80% durante los últimos 10 años y en Noruega el efectivo representa tan solo el 6% del total de compras por valor. A esto se le suma el crecimiento del uso digital en países como China, donde los pagos digitales aumentaron del 4% en 2012 al 34% en 2017.
Esta tendencia a su vez está relacionada con el acceso a internet con el que cuentan los países. The Economist cita un reciente análisis de Huw van Steenis del Banco de Inglaterra quien pone como ejemplo el caso de Noruega, donde el 97% de la población tiene acceso a internet y cuatro de cada cinco transacciones son hechas digitalmente.
En contraste, en Italia el 61% de la población tiene acceso a internet y el 85% de los pagos aún se realizan en efectivo. De igual forma, Japón utiliza más efectivo del que indica su acceso a internet. Países como Gran Bretaña y Estado Unidos están atrasados varios años en referencia a la tendencia que ya evidencian los principales exponentes. Para The Economist, todo esto muestra que eventualmente el efectivo también dejará de ser usado.
De igual forma, este cambio depende en gran medida de las empresas privadas, las cuales deben adaptar su sistemas para recibir pagos sin contacto. Según un informe presentado por At Kearney, una consultora de gestión global, y citado por The Economist, desde que los países ricos implementaron tecnología que permitía pagos sin contacto, el uso de las tarjetas de crédito aumentó entre el 20% y 30% durante los tres años siguientes. La creación de sistemas rápidos y de bajo costo representa un beneficio para los bancos ya que pueden acelerar sus procesos de transacción entre cuentas, iDeal en holanda y Swish en Suecia son ejemplos de esto.
Las políticas públicas también representan un punto importante en el crecimiento de los pagos digitalizados ya que adaptar infraestructuras puede acelerar este proceso. Algunos países han optado por eliminar el efectivo al momento de pagar servicios de transporte público e incluso presentando los impuestos por este medio, como es el caso de Estonia.
Algunos estudios del Banco Mundial y del Banco de Inglaterra estiman que el uso de efectivo representa un costo del 0,5% del PIB para la sociedad, como lo analiza The Economist: "a medida que más pagos se vuelvan digitales, esta carga recaerá en cada vez menos tiendas, compradores y bancos y esto hará que hasta las transacciones más pequeñas sean realizadas con tarjeta".