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El presidente, Juan Manuel Santos, reiteró su respeto a la institucionalidad cafetera. En los corrillos cafeteros causó extrañeza que los ministros de Hacienda y Agricultura no asistieran a la instalación del Congreso | Foto: Daniel Reina

CAFÉ

Cafeteros quieren ir directo al grano

En el evento gremial Santos reiteró su respaldo a la institucionalidad, aunque pidió mente abierta a los cambios.

30 de noviembre de 2013

La semana pasada, en uno de los congresos cafeteros más tensos de los últimos años, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, les hizo una promesa a los cultivadores del grano: “Mientras yo sea presidente y los precios del café estén deprimidos, los cafeteros seguirán contando con el apoyo del gobierno nacional”.

La promesa no pudo sonar más oportuna en un congreso gremial que cierra uno de los años más difíciles para la caficultura colombiana, marcado por un paro de productores –sin precedentes– aquejados por la pérdida de rentabilidad, lo que obligó al gobierno a entregar un polémico subsidio que ya va por el billón de pesos.

Pero, a renglón seguido, Santos fue al grano y puso las condiciones para seguir entregando el llamado PIC, programa estatal dirigido a mejorar el precio que reciben los cultivadores por la carga de café. El gobierno hará un ajuste para que este subsidio considere las condiciones sociales de los caficultores, tal como ocurre en Brasil.

El gobierno está preocupado porque este programa, tal como fue creado, está premiando por igual a ricos y pobres, a grandes y pequeños y no está contribuyendo a que el sector sea sostenibles en el mediano y largo plazo.

Entre las propuestas que se contemplan para reformar el PIC está entregar una parte del subsidio para facilitar la utilización de fertilizantes o hacer aún más atractiva la renovación de los cafetales.

También se quiere que este subsidio del gobierno central esté condicionado a la cantidad de apoyo que, a su vez, los gobernadores y alcaldes les den a los caficultores en sus respectivas zonas. La idea es que si regionalmente el café es importante, los mandatarios locales también deben poner su granito para apoyarlos.

Está demostrado que la renovación y la fertilización aportaron 2 millones de sacos nuevos a la producción, lo que equivale a una suma similar al valor del PIC durante 2013.

Este cambio en el esquema de apoyo no les cayó bien a los grandes caficultores. Algunos expresaron su malestar en el mismo congreso, como el presidente del Comité de Caldas, Marcelo Salazar, y otros voceros de dignidad cafetera criticaron la intención del gobierno a través de las redes sociales.

La verdad es que el PIC es uno de los subsidios estatales que ha sido más cuestionado por los analistas. Sin desconocer la importancia del sector cafetero y las afugias por las que ha pasado este año, es claro que no se debe seguir entregando este dinero del presupuesto nacional como se viene haciendo. No solo por el fraude que han hecho o intentado hacer avivatos, sino porque este tipo de subsidios se debe enfocar más como un incentivo a la producción y no como un regalo sin contraprestación.

En los pasillos del Congreso Cafetero se percibió que los más molestos con los cambios propuestos son los grandes productores, quienes se han embolsillado más plata este año.

Pero este no fue el único asunto espinoso sobre el cual el presidente Santos fue directo al grano en el pasado evento gremial. El mandatario habló también de la institucionalidad cafetera, uno de los temas más polémicos este año, a raíz de la arremetida del llamado Movimiento por la Dignidad Cafetera. “Soy un gran defensor de la Federación… no existe otro gremio más organizado que el cafetero, lo conozco muy bien”, dijo una y otra vez en su discurso.

Sin embargo, les dejó en claro que para que se mantenga vigente tiene que evolucionar de acuerdo con las circunstancias y debe anticiparse a los cambios. Más directamente, les dijo que la institucionalidad se debe renovar y no debilitar.

Con estas frases Santos hizo un llamado a la dirigencia de la Federación de Cafeteros para que tengan una actitud más propositiva hacia el cambio. Les pidió mente abierta a las propuestas que viene estudiando la comisión de estudio que lidera el ex codirector del Banco de la República, Juan José Echavarría, y cuyas conclusiones se le entregarán al próximo gobierno.

Entre ellas la posibilidad de sembrar en Colombia otro tipo de café, en otras partes del país, como la variedad robusta en la altillanura, un tema que genera escozor entre algunos dirigentes. “¿Cuál es la diferencia entre sembrar palma de aceite o café en la altillanura? Ambos cultivos podrían idealmente elevar un poco los salarios en el país y no es claro que los mercados internacionales no diferencien entre las variedades arábigas y robustas”, dijo el mandatario.

También les pidió mente abierta para discutir el nuevo rumbo de la Federación si esta debe exportar y regular la calidad del café. “Tenemos que pensar en reducir los obstáculos regulatorios que hoy existen a la producción y exportación de café”.

Igualmente, si deben estar los ministros de Hacienda y de Agricultura y Planeación Nacional en el Comité Nacional de Cafeteros.

Lo cierto es que el Congreso Cafetero no bajó las tensiones que se han vivido este año en el sector cafetero y el gobierno. Los productores querían escuchar otras noticias, como la posibilidad de crear un fondo de estabilización que ayude a contar con un precio de sustentación, pidieron más crédito y nuevos apoyos. Según el presidente del Congreso Cafetero, Álvaro Bautista Fajardo, 2014 será un año similar o peor que 2013 “El nivel de ingreso de los cafeteros actualmente, a pesar del apoyo importante del gobierno vía PIC, no alcanza a cubrir ni siquiera los costos de producción”.

En medio de tantas tensiones, hay que destacar una buena noticia. La producción de café llegará este año a niveles cercanos a los 11 millones de sacos, un 41 por ciento más que la cosecha registrada en 2012 (7,8 millones) y después de cuatro años de estancamiento. Por su parte, las exportaciones crecerán el 33 por ciento. Aunque el precio doméstico ha caído un 40 por ciento, gracias al aumento de la producción y al PIC el ingreso a los cultivadores se ha logrado mantener.

Lo cierto es que los retos del sector son grandes acá y en todo el mundo. Como dijo el director de la OIC (Organización Internacional del Café) Robério Oliveira: “Los colombianos no están solos cuando se trata de cobrar de las autoridades mayor atención para el café. Lo mismo ocurre en Brasil, América Central, África y Asia”. Lo importante es que hay una decisión del gobierno de trabajar por una caficultura rentable y eso implicará grandes transformaciones, pues solo el mayor volumen que genere la productividad podrá salvar a los cafeteros colombianos.

El papel de la Federación

Un estudio elaborado por la Universidad de los Andes y la Universidad Libre de Bruselas, Bélgica, concluye que la institucionalidad cafetera, representada por la Federación y su servicio de extensión, ha jugado un papel importante para reducir el efecto de la violencia en la zona cafetera.

Según la decana de Economía de la Universidad de los Andes, Ana María Ibáñez, la presencia de la institucionalidad ha contribuido a que los productores no abandonen el café ni reduzcan la producción si deciden seguir con el cultivo.

El estudio muestra que en los municipios cafeteros tradicionales y no tradicionales el área cultivada con hoja de coca es sustancialmente inferior a la de municipios no cafeteros. El trabajo también sugiere que hay una relación estrecha entre la caída de la producción y la presencia de grupos ilegales en zonas cafeteras.

Entre las conclusiones de las investigaciones se destaca que los cafeteros localizados en los municipios con mayor número de ataques de la guerrilla tienen una producción hasta un 1,2 por ciento menor que aquellos que viven en municipios menos violentos. Por su parte, los cafeteros localizados en municipios con presencia de cultivos de coca tienen una producción menor de hasta 0,3 por ciento.

Cuando los municipios con más de tres asesores de la Federación fueron expuestos a la violencia, el efecto negativo de esta disminuyó hasta en un 2 por ciento.

Cabe anotar que el servicio de extensión de la Federación está compuesto por más de 1.500 hombres y mujeres que brinda asistencia técnica al caficultor y promueve la paz y la convivencia armónica.