CRIMEN EN EL JET-SET
Conmoción en E.U. por juicio al aristócrata danés acusado de dejar en estado de coma a su multimillonaria esposa.
Encuentra aquí lo último en Semana
Mientras el mundo seguía con atención el juicio en Roma al terrorista turco Alí Agca, quien en 1981 atentó contra la vida del Papa Juan Pablo II, en las últimas semanas la opinión pública norteamericana venía preparándose para el desenlace final de una historia que parecía tenerlo todo: una millonaria desdichada, un joven príncipe, un ama de llaves fiel, un marido infiel, un accidente misterioso y una fabulosa herencia. Esta vez no se trataba de la telenovela de turno. Por el contrario, el caso era una demostración de que la vida real es la que suministra los dramas que las novelas sólo pueden reproducir.
El asunto von Bulow estalló en 1981, cuando el príncipe Alexander von Auesperg, de 26 años, y su hermana la princesa Annie Laurie Kniessl, de 27 años, acusaron a su padrastro, Claus von Bulow, de intentar asesinar dos veces a su madre, la millonaria heredera Martha Crawford.
Von Bulow, de origen danés, quien fuera en una época la mano derecha de Paul Getty, y Martha se casaron en 1965, después de que ésta se divorció del príncipe austriaco Alfred von Auesperg. El matrimonio estaba a punto de desbaratarse cuando, de repente, en diciembre de 1979 la señora von Bulow entró en coma. Fue llevada al hospital gracias a la insistencia del ama de llaves, quien declaró en la Corte que mientras que el estado de la señora von Bulow empeoraba hasta el punto en que difícilmente podía respirar, Claus leía tranquilamente en la cama de al lado. En aquella ocasión, Martha se recuperó un día después.
Sin embargo, un año más tarde, el 20 de diciembre de 1980, la señora von Bulow se sintió mal durante una cena. Su hijo la llevó a la habitación. Al día siguiente, el señor von Bulow regresó de pasear los perros y encontró a su esposa, inconsciente y con el labio hinchado, sobre el piso de mármol del baño. Fue llevada al hospital, en donde se determinó que estaba en coma de nuevo. Esta vez los médicos opinaban que el coma era irreversible.
La bolsa misteriosa
Según el fiscal, el estado de la señora von Bulow fue producido por inyecciones de insulina que su marido le habría puesto con el propósito de matarla. El fiscal alegó que la antigua amante de von Bulow, la actriz de telenovela Alexandra Isles, le había dado un ultimátum: o dejaba a su esposa o ella lo dejaba a él. Pero, sostuvo el fiscal, von Bulow no quería perder su futura herencia. En 1980, la fortuna de la señora von Bulow se valoró en 75 millones de dólares, de los cuales su marido heredaría 14.
Habría sido entonces cuando von Bulow decidió deshacerse de su esposa.
El desinterés de von Bulow por la suerte de su esposa le pareció sospechoso tanto a sus hijastros como al ama de llaves. Esta última reveló que en febrero de 1980 había descubierto una bolsa negra en el armario de von Bulow. Al examinarla encontró drogas. En octubre la volvió a abrir en presencia de von Auesperg y hallaron una ampolleta de insulina y jeringas. En aquella ocasión, el ama de llaves se preguntó: "¿insulina? ¿para qué insulina?". Pero sólo fue después del segundo e irreversible coma que decidieron acudir a la justicia, pues aprendieron que el colapso de la señora von Bulow podía obedecer a un choque causado por inyecciones de insulina.
El resultado fue el juicio que en 1982 declaró a von Bulow culpable de intentar asesinar a su esposa en dos oportunidades. Se le condenó a 30 años de prisión. Pero el Tribunal de Apelación del estado de Rhode Island anuló el fallo, alegando que parte de las pruebas eran inadmisibles y que no se había dado acceso adecuado al total de la información al equipo de abogados que defendía a von Bulow.
Segundo juicio
Tres años más tarde comenzó el segundo juicio, rodeado por la atención de los medios de comunicación y de la curiosidad del público, al que se le ofrecía un atisbo al estilo de vida de los miembros de la alta sociedad. Desde el comienzo la fiscalía se vio en dificultades. Al igual que en el primer juicio, el ama de llaves describió en detalle los problemas matrimoniales de la pareja y la indiferencia de von Bulow durante el primer coma. Añadió que en la segunda ocasión el acusado le había ordenado quedarse en Nueva York mientras los esposos se trasladaban a su lujosa casa de campo de Newport, en donde Martha cayó en coma por segunda vez. Por su parte, von Auesperg declaró que su madre le había comunicado que estaba por divorciarse de su padrastro poco antes de caer en coma.
Pero aquí comenzó a complicarse el caso. El testigo estrella de la fiscalía, la ex amante de von Bulow, Alexandra Isles, había desaparecido misteriosamente en Europa, dejando dicho que no tenía intención de comparecer ante la Corte. Además, en el contrainterrogatorio, el abogado de von Bulow hizo que el hijastro reconociera haber considerado la posibilidad de pagarle un millón de dólares a su padastro para que renunciara a su parte de la herencia, con lo cual trató de convencer al jurado que era codicia lo que indujo a los herederos a acusar a von Bulow. Todo esto contribuyó a que el caso de la fiscalía pareciera débil desde el comienzo.
A último momento, apareció Alexandra Isles para rendir testimonio en contra de von Bulow. Dijo que en una conversación telefónica éste había admitido que observó impávido a su esposa mientras agonizaba, pero que finalmente había decidido llamar una ambulancia .
Sangre fría
Si bien las declaraciones de la actriz demostraron que a von Bulow no le interesaba mucho la suerte de su esposa, quedó la impresión de que él no era directamente responsable por su estado.
Finalmente, la juez le prohibió a la fiscalía que introdujera el tema de la herencia, lo cual le permitió al equipo de von Bulow presentar el caso como un asunto estrictamente científico. La defensa aprovechó las nuevas circunstancias y convocó testigos médicos que declaraban que los exámenes de insulina no demostraban la culpabilidad de von Bulow. La abundante y contradictoria prueba médica que introdujo el equipo defensor logró su propósito: el de convencer al jurado de que era imposible afirmar con certeza que von Bulow hubiera sido el causante de los comas de su esposa, y que éstos hubieran podido ser producidos por muchos otros factores, sobre todo si, como lo sostenía el equipo defensor, la señora von Bulow era adicta a diferentes drogas y solía abusar de ellas y del alcohol.
La semana pasada el jurado falló a favor del acusado, declarándole inocente de ambos cargos de intento de asesinato. Von Bulow, quien leía y paseaba los perros mientras su esposa se debatía entre la vida y la muerte, probablemente se embarcará ahora en una nueva aventura jurídica, esta para resolver la repartición de los bienes de su esposa, sobre todo si se tiene en cuenta que la fortuna se ha duplicado desde cuanto la historia comenzó, y su valor asciende hoy a más de 150 millones de dólares.--