Home

Economía

Artículo

¿ CUANTO DIJO ?

En medio de las peticiones de sindicatos y gremios privados, comienza la discusión sobre el nuevo nivel del salario mínimo.

15 de enero de 1990

Entre todos los regalos que trae el Niño Dios por esta época del año, pocos generan tanta discusión. Por eso es casi todo un acontecimiento que, por lo menos hasta la semana pasada, el tema del salario mínimo no hubiera saltado al escenario. En épocas normales el mes de diciembre se dedica a negociar la remuneración que a partir del siguiente 10 de enero reciben varios millones de trabajadores en el país.
No obstante, en esta ocasión el Congreso se llevó la atención de los colombianos. Debido a ello, sólo esta semana comenzará el consabido tire y afloje entre gobierno, empresarios y trabajadores para fijar el reajuste del salario mínimo.
La discusión, como de costumbre, no va a ser fácil. Por una parte, todo indica que el aumento en el costo de la vida en 1989--una de las bases de la negociación--va a estar bien por encima del 24% al que aspiraba el gobierno. Las cifras más recientes sugieren que la inflación durante este año se acercará al 26%, un nivel que debe servir como punto de partida para la polémica sobre la fijación del mínimo.
El problema, claro esta, consiste en saber si el reajuste se hace por encima o por debajo de esa cifra. La impresión que se tiene hasta el momento es la de que el gobierno es partidario de un aumento del salario inferior al 26%. Desde hace tiempo este ha dicho que un incremento de las remuneraciones por encima del aumento en el costo de vida estimula la espiral inflacionaria. Además, se espera que la administración sea consecuente con sus propias recetas, según las cuales el reajuste en los salarios del sector público no debe ser mayor del 20%.
En contraste, los grandes empresarios--a diferencia de otros años- piensan que debe haber un incremento significativo, superior al 26%. La causa de esa postura es la evolución de las ventas durante los últimos meses. Para nadie es un misterio que ciertas áreas de actividad económica se encuentran en plena recesion y los diferentes análisis indican que ello se debe a problemas de demanda. Por tanto, si se le aumentan los ingresos a la gente se espera que la demanda se recupere, así esto incida en mayores costos para las empresas.
Por su parte, la posición de los sindicatos es bien conocida. La CGT considera, por ejemplo, que la situación actual "exige que el salario mínimo legal deba aumentarse al menos en 30%. Según la Central Obrera, ese elemento forma parte de una estrategia ambiciosa en la que se incluyen puntos como la congelación de precios, o temas más profundos como la participación de los asalariados en las utilidades de las empresas.
La mezcla de esas posiciones debe resultar finalmente en un salario mínimo cercano a los 41 mil pesos mensuales. Aunque este vendrá acompañado de la correspondiente ola alcista, se espera que la conocida cuesta de enero no alcance a borrar el aumento.
El resultado final acabara influyendo sobre un punto que los analistas consideran fundamental: el de la distribución del ingreso. Durante años, Colombia ha tenido la fama de ser uno de los países del mundo en donde la brecha entre ricos y pobres es más amplia.
Sin embargo, en este último punto no todo parece ser malas noticias. Un trabajo del economista Juan Luis Londoño, publicado en la revista Coyuntura Social, sostiene que en los últimos años "la desigualdad global en la distribución del ingreso ha venido reduciendose vertiginosamente, en forma tal que Colombia ya no haría parte, hoy en día, del grupo de países con peor distribución del ingreso del mundo". Según Londoño, la mejoría se habría dado durante las dos últimas décadas, siendo esta equivalente a "la que se observa típicamente en una revolución socialista".
Aunque eso no quiere decir que se haya alcanzado el ideal--Colombia se encuentra lejos todavía de los países europeos--, el progreso en esa área enciende una luz de esperanza sobre las perspectivas mismas del país. A pesar de las innumerables fallas que hay, parece innegable que una gran masa de la población ha obtenido grandes avances en los últimos 25 años. Toda esa mejoría, claro está, va a acabar siendo influenciada por la fijación de ciertos parametros como el del salario mínimo. Para bien o para mal, este forma parte de los rituales de diciembre y aunque este año la ceremonía va a comenzar tarde, no por ello sus consecuencias van a dejar de sentirse con la misma intensidad de siempre.