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Nuevas guerras de precios amenazan con resquebrajar la influencia de la OPEP

Al tiempo en que el Presidente Betancur anunciaba las pautas de la comercialización petrolera en el país, el mercado mundial del crudo estaba pasando por una de sus grandes horas de incertidumbre. La amenaza de una guerra de precios entre los países productores, seguía patente en Ginebra, después de la reunión de cinco Ministros de la OPEP, convocados de manera extraordinaria en la ciudad suiza, con el objetivo de discutir los recortes de precios que, de manera sorpresiva y unilateral, hiciera Noruega, Inglaterra y Nigeria una semana antes.
Al cabo de muchos anuncios al respecto, la superproducción de petróleo, que desde hace meses existe en el mundo, llegó a un punto en el cual se hizo insostenible el precio de 30 dólares por barril, fijado para el crudo del Mar del Norte. Las ofertas en los mercados especulativos se ubicaban muy por debajo de la suma "oficial" y ello obligó a los noruegos a ser los primeros en rebajar abiertamente su precio, para evitar perder clientela. Por ser un país independiente, no afiliado a organización alguna y cuya producción es baja en términos relativos, lo decidido por los escandinavos no causó mayor revuelo. Sin embargo, un par de días después, los ingleses aunciaron que seguirían la pauta y disminuyeron en 1.65 dólares por barril el valor de su crudo. En respuesta, los nigerianos, pese a ser miembros de la OPEP, contestaron con un recorte de dos dólares, debido a que su petróleo tiene mucha similitud en calidad con el británico. De ahí en adelante, los mercados internacionales del combustible se paralizaron en espera de un pronunciamiento definitivo del resto de países productores.
Irónicamente, la crisis se presentó días antes de iniciarse una sesión de la OPEP--con la participación de los 13 países miembros--convocada para el lunes 29, donde desde hace dos meses se había decidido que se adoptarían mecanismos para evitar que sucediera lo que ocurrió. De tiempo atrás, la organización ha reconocido que es necesario rebajar su cuota de producción actual de 17.5 millones de barriles por día, a una más realista (entre 15 y 16 millones) si se desea mantener el precio establecido (29 dólares por barril del crudo liviano árabe?. Con todo, da la impresión de que en el seno de la OPEP, ninguno está dispuesto a disminuir el ingreso que representaría una menor producción. Países como Nigeria, Venezuela, Irán e Iraq, necesitan mantener un nivel alto de exportaciones para atender sus problemas internos. La otra alternativa es la de establecer una rebaja general de precios, tal como se hiciera en marzo de 1983, cuando en una situación muy similar a la de ahora, Gran Bretaña y Nigeria bajaron el valor de su petróleo, obligando a la OPEP a recortar 5 dólares al precio por barril. Según se indica, tal experiencia fue "traumática" para todos los Estados productores y hay voces muy fuertes que piden que no se repita una disminución de precios.
Quien más se manifiesta sobre el particular es, sin duda, el famoso Jeaue Ahmad Zaki Yamani, ministro del Petróleo de Arabia Saudita, quien aboga por una baja en la producción, ofreciendo a su país como el más dispuesto a afrontar, individualmente, una cuota de exportación inferior en un millón y medio de barriles, a la que tiene actualmente. Si Yamani encuentra eco a sus propuestas en las delegaciones de Libia y Kuwait, es posible que estos tres países puedan correr con el costo de bajar la producción a cambio de mantener el precio.
El problema consiste en que con esas acciones, la OPEP ve rebajar su participación dentro de la explotación global del petróleo (superior a un 50% de total en 1979, y ahora cercano a un 30%) y con ello pierde influencia dentro del mercado del crudo.
Por lo pronto, quienes muestran beneplácito son los países importadores como Brasil, Chile y las Filipinas pues ven aligeradas sus dificultades externas. Caso contrario es el de Nigeria, México y Venezuela, que agobiados por el problema de la deuda, necesitan el máximo de recursos posibles. Así, por ejemplo, se estima que una caída de dos dólares en el precio del petróleo le quitaría a México ingresos por mil cien millones de dólares al año y a Venezuela casi mil millónes. Con todo, es posible que no se llegue a ese punto si la frágil unión de la OPE se conserva y si la demanda del crudo sube debido a la temporada invernal. Las conversaciones en Ginebra son definitivas y allí se sabrá si la Organización que hizo subir el precio del barril de combustible de 2.75 dólares en 1973 a 34 dólares en 1981, tiene la suficiente autodisciplina para no matar "la gallina de los huevos de oro". -